En el plan de urbanización de la villa La Cava, de San Isidro, se construyeron ya 441 casas y hay otras 86 en ejecución, lo que representa apenas el 24 por ciento de las 1850 viviendas necesarias, según las estimaciones hechas por el municipio local.
Con una inversión prevista de casi 100 millones de pesos provenientes del Plan Federal de Viviendas del gobierno nacional, en La Cava se proyectó construir un total de 828 viviendas y mejorar otras 200 correspondientes a la zona aledaña a la villa. Pero las diferencias políticas impiden, por el momento, que la comuna articule acciones con la provincia en este sentido.
Según el subsecretario de Integración Comunitaria del municipio, Arturo Flier, el barrio, que ocupa unas 32 hectáreas, tiene una necesidad de un total de 1850 viviendas, con lo cual lo previsto hasta el momento, aun de concretarse, sólo resolverá la mitad de los problemas habitacionales.
Además, en los últimos meses, los planteos por aumentos de costos de las empresas constructoras abren un interrogante sobre la posibilidad de mantener el ritmo de avance de los trabajos, según reconoció Flier, al ser consultado sobre el plazo que se maneja para concluir la transformación del barrio.
En la villa, considerada una de las más populosas y peligrosas del norte del conurbano, las autoridades buscan desarrollar un plan integral que incluya, además, tareas de contención que apunten a la integración social y la reducción de los índices delictivos.
Según se informó desde la comuna conducida por Gustavo Posse, también se asfaltaron 21 cuadras y se volcaron 38.000 metros cúbicos de relleno con el fin de ampliar la cantidad de tierra disponible.
Según un censo realizado por la comuna en 2006, en La Cava viven 8160 habitantes. El mismo trabajo reveló que el 25 por ciento de las viviendas precarias existentes está habitada por una o dos personas; mientras que en la mitad de las construcciones viven grupos familiares de cinco miembros.
Trabajo integralLa idea del municipio de San Isidro y de la mesa de integración social en la que participan unas 40 instituciones y organizaciones no gubernamentales es desarrollar un trabajo integral, más allá de lo infraestructural. "Los propios vecinos nos dicen que la gente no cambia con las paredes, y nosotros adoptamos esa idea como criterio de intervención", dijo Flier a LA NACION, y contó que, después de haber abierto calles en el barrio, los frentistas pidieron que se pusieran cestos y empezaron a exhibir un comportamiento diferente respecto del cuidado del barrio.
En la construcción de casas -a las que sólo se accede acreditando ser vecino genuino del lugar y mantener una buena conducta social- se ocupó a unas 2000 personas y, a través de un convenio con la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), unos 900 operarios fueron capacitados en diversas especialidades.
Para el funcionario municipal, la intervención estatal en La Cava también mejoró la seguridad. "Hay más conciencia y compromiso de quienes interpretan el proceso del barrio y esto aísla a los malvivientes, que quedan más expuestos."
El plan de urbanización de La Cava incluye ayuda para mejoramiento de viviendas de los barrios linderos. Dijo Flier: "Allí vive gente de clase media baja que muchas veces no puede acceder a un crédito y mejorar su realidad. Por eso, nosotros decidimos incluirlos en las obras y reforzar la idea de integración".
La Nación, lunes 5 de abril de 2010
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