Entendiendo nuestras ondas cerebrales: Delta, Theta, Alfa, Beta y Gamma



Nuestro cerebro produce información que transmite a través de impulsos eléctricos (ondas cerebrales) que viajan por medio de las neuronas. Esta actividad, así como la relación entre las ondas cerebrales y los diferentes estados de consciencia, hoy es observable en un electroencefalograma o EEG. Esto permite estudiar los estados de relajación, de meditación, de concentración intensa, de vigilia, hipnagogia, hipnosis, de sueño profundo, sueños lúcidos, estados alterados de conciencia, etc.
Al mismo tiempo, acorde a la edad, se pueden detectar cinco tipos principales de ondas cerebrales: Delta, Theta, Alfa, Beta y Gamma.
Los adultos tienen los cinco tipos de ondas, no así los niños.

Los bebés en el primer año están en Delta. En esta vibración no es que no perciban lo que pasa a su alrededor, prestan atención pero todavía no pueden responder al medioambiente. Reciben las señales pero sus músculos todavía no coordinan, no tienen la habilidad para responder. Quieren hacer algo o expresarse y no le entienden, por lo que se pueden frustrar y expresar con el llanto.
Al año y medio el niño mira el mundo. Mira y registra todo lo que ve.
Las ondas Delta son el nivel más bajo (ondas de mayor amplitud y menor frecuencia, registrando entre 1 y 3 Hz –ciclos por segundo o cps, reemplazados por hercios o Herz a partir de los años ´70–).
En los adultos, están presentes cuando dormimos. Nunca llegan a cero, pues eso significaría la muerte cerebral. Se generan durante el estado de ‘sueño profundo’.

De los dos a seis años, el infante está en Theta /zeta/, llamada la onda de la hipnosis. Es la vibración de la gran imaginación, mezclando el mundo imaginario y el real. Puede pasar horas haciendo comida con barro o casitas y herramientas con palitos.
En estos primeros seis años el niño está en estado de hipnosis registrando en el subconsciente toda la información que recibe y va así modelando su Ser. Condicionado por esta información que recibe, va a adquirir o no autoestima.

A los seis años comienza a tener conciencia.
Así como en los niños, en el adulto las ondas Theta /zeta/también son las de la hipnosis. Si nos quieren hipnotizar nos ponen en Theta y la información va directamente a la mente subconsciente. Son ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 3,5 y 8 Hz). Se alcanzan bajo un estado de calma profunda. Es cuando nos conectamos con nuestro Yo interior y con meditaciones profundas. Es cuando trabaja la imaginación: la persona que está fantaseando (o soñando despierta), se encuentra en este estado, al igual que quien, tras conducir un rato, súbitamente se da cuenta de que no recuerda como ha hecho los últimos tramos. Es un estado de inspiración de ideas y soluciones creativas, en el que las tareas realizadas se han automatizado y ya no se necesita tener control atencional y consciente sobre su ejecución, pudiendo el sujeto distanciarse de ellas mentalmente. Es decir, que su mente esté en “otro sitio” (o como solemos decir, “en la luna” o “en off”).

A los doce años, el niño desarrolla el nivel de ondas Beta y cambia de nivel escolar, pasando de la primaria a la secundaria, entendiendo niveles más altos y percibiendo el tiempo y el espacio.
Las ondas Beta se producen cuando el cerebro está despierto y en intensa actividad mental. Son ondas amplias y de mayor velocidad de transmisión (su frecuencia oscila entre 14 y 30 Hz). Cuando una persona está dando un discurso, estudiando, realizando un problema de matemáticas, etc. su cerebro emite este tipo de ondas.

Las ondas Alfa aparecen en estado de conciencia calma. Alfa presenta un estado de escasa actividad cerebral y relajación. Son ondas más lentas y de mayor amplitud que las ondas Beta (su frecuencia oscila entre 8 y 14 Hz). Una persona que ha terminado una tarea y se sienta a descansar, da un paseo o disfruta del paisaje, pasa a este estado. Es el estado que favorece la creatividad, la memoria y la intuición.

Cuando nos vamos a dormir, las ondas cerebrales van pasando sucesivamente de Beta a Alfa, Theta, hasta llegar a Delta. Durante el sueño se producen ciclos de unos 90 minutos.
Cuando se despierta de un sueño profundo, la frecuencia de las ondas cerebrales se va incrementando progresivamente, pasando de Delta a Theta, luego Alfa y finalmente, Beta. Durante este proceso de despertar, es normal que una persona permanezca en estado Theta durante algún tiempo (pueden ser a menos unos 15 minutos, o más…). Es un estado especialmente creativo y productivo que permite un libre flujo de ideas, aportando soluciones, ideas nuevas o nuevos puntos de vista.
El dicho popular “lo voy a consultar con la almohada” hace alusión a este proceso en el cual, en el estado Theta, antes o después del sueño, surgen ideas o soluciones a temas a resolver.

La presencia de ondas Gamma cerebrales (frecuencia de 25 a 100 Hz) indican que nuestras neuronas están “trabajando deprisa” en procesos cognitivos que coordinan diferentes actividades como la consciencia, la atención, la concentración o el razonamiento, productos de la activación de diferentes áreas cerebrales. Diferentes tipos de información (visual, sonora, interoceptiva, memoria, emociones, etc.) procesadas en diferentes partes del encéfalo dan lugar a una percepción integrada de la realidad. Estos procesos de coordinación también se dan en las ondas beta, pero en gamma la actividad es muy rápida y reflejan actividad “superior” como concentración o razonamiento, así como respuestas explosivas ante situaciones de ansiedad o terror extremas.

En el adulto, aunque se esté en algún estado en particular (en actividad mental produciendo ondas Gamma o Beta, por ejemplo), las ondas Alfa, Theta y Delta también se están produciendo al mismo tiempo en menor escala. Por ejemplo, pueden aparecer ondas gamma durante la concentración haciendo un cálculo, durante un ataque de pánico, ansiedad, o una meditación.
De hecho, las ondas gamma de mayor amplitud y frecuencia registradas se dieron en cerebros de monjes budistas durante la meditación. Reflejan así una actividad eléctrica alta del cerebro en relación con una alta activación emocional o con procesos cognitivos superiores propios de los humanos como la consciencia.

Tamara Le Gorlois

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