Estos relatos ilustran el penoso desenlace de una mujer que plasmó aquellos años con su propio sello.
Entre 1937 y 1938, la noticia de los suicidios de tres de nuestros más grandes escritores conmocionó el país con diferencia de pocos meses: Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones y Alfonsina Storni
Quiroga había vuelto a Buenos Aires de su exilio en la selva misionera y se había internado en el Hospital de Clínicas para tratarse de un cáncer de próstata. Se mató con cianuro de potasio, tuvo un triste velatorio en la Casa del Teatro y los gastos del servicio fúnebre los afrontó el empresario periodístico Natalio Botana, fundador del diario Crítica.
Lugones y Quiroga se habían conocido en uno de los viajes habituales del uruguayo, cuando se animó a llamar en la casa del poeta, y se estableció una amistad.
Lugones se suicidó un año después que Quiroga, de la misma manera. En esa época se daban los suicidios de domésticas con cianuro de potasio en polvo, que se adquiría con facilidad en las ferreterías.
Alfonsina Storni (1892 -1938) fue maestra, actriz, periodista, poeta, socialista, feminista y madre soltera, fascinaba al Buenos Aires del siglo XX con sus versos y con el desafío a todos los prejuicios en medio de una sociedad machista y oligarca.
Sensual, frágil, activa, pasional, romántica, cerebral, contestataria, feroz, vanguardista…, escribía con voz femenina y potente. No dudaba en usar sus poesías, obras de teatro, crónicas o conferencias, arengando a las mujeres a que "si quieren, son libres", sin perder el privilegio de "seducir por la palabra".
Los intelectuales de la época la recibían con simpatía y admiración, incorporándola a círculos vanguardistas del 1920. Horacio Quiroga, Fernández Moreno, Leopoldo Lugones, Manuel Ugarte, Benito Quinquela Martín, Blanca de la Vega, José Ingenieros, Ricardo Rojas, Marcelo T. de Alvear, Alfredo Palacios y Alicia Moreau de Justo se contaban entre sus grandes amistades.
Su hijo Alejandro Alfonso Storni, había nacido en 1912, cuando ella tenía 20 años. En una entrevista realizada en 2002, se permitió aclarar algunos tópicos.
–“Mi madre se dio cuenta de que estaba enferma por el dolor que le causó en el pecho el golpe de una ola estando en Uruguay. Aquí los análisis dieron totalmente desfavorables. La operaron. Ella me tranquilizaba diciéndome que no era nada. Yo tenía 23 años. Le hicieron rayos, pero no había que hacérselos como a una persona común. Y la persona no era común, porque cuando la operó el doctor Arce, no la podían dormir, y después no la podían despertar. Era de una sensibilidad extrema. No quiso seguir con los rayos”.
El 20 de mayo de 1935 Alfonsina había sido operada de un cáncer de mama, y la mastectomía le dejó grandes cicatrices físicas y emocionales.
Pasó su convalecencia en la quinta Los Naranjos, del benefactor de los artistas de la época, Natalio Botana (en realidad, era íntima amiga de Salvadora Medina Onrubia, su mujer). Había aceptado someterse a una única sesión de rayos, que la dejó exhausta. A partir de allí, sufrió fuertes dolores y cambió su carácter, tradicionalmente alegre a paranoico, depresivo, con frecuentes ataques de nervios. Tras la operación devino huraña, evitando a sus amistades.
En 1937 se suicidó Horacio Quiroga y Alfonsina despidió a su amigo con un poema que presagiaba su inminente final: "Morir como tú, Horacio, en tus cabales,/y así como en tus cuentos, no está mal./Un rayo a tiempo y se acabó la feria / Allá dirán...". Leopoldo Lugones, en cambio, se limitó a comentar: "Se mató como una sirvienta", sin comprender aún que en realidad no importaba la manera.
Alejandro Storni recordaba:
–“El 18 de octubre de 1938 yo la acompañé hasta la estación Constitución, donde ella embarcó para Mar del Plata. No quería que fuera porque me había dejado una serie de encargos por los que yo tenía que ser muy torpe para no darme cuenta de que no la iba a ver más: por ejemplo, órdenes para cobrar los sueldos de ella y unos versos publicados en La Nación el 16 de octubre.”.
Alfonsina envió desde Mar del Plata a La Nación su poema de despedida “Voy a dormir” con una frase soberana: “Ah, un encargo,/ si él llama nuevamente por teléfono/ le dices que no insista, que he salido”. Pero Alejandro Storni dirá más tarde “soy yo”, dando por sentado el pacto autobiográfico en el poema y su propia identidad.
En la madrugada del 25 de octubre se arrojó al mar desde el espigón de la playa de La Perla.
"Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poetisa de América", titulaban los diarios de la tarde la triste noticia. El diario La Capital de Mar del Plata indicaba el pronóstico: "Era una de esas noches cerradas, brumosas, frías y sin luna”.
Su suicidio se vivió con espíritu romántico, pero no se internó en el mar caminando, con los cabellos al viento, sino que se arrojó a la mar desde un muelle consumida por el dolor que el cáncer le producía, sin esperanzas de cura.
Alejandro lo recordó en el reportaje de esta manera:
–“La radio estaba prendida, escuché la noticia de la muerte de Alfonsina en el mar. Que la habían encontrado flotando entre las aguas. Abajo me estaba esperando un amigo con el auto para ir a Mar del Plata. Entonces me llamó Salvadora Medina Onrubia, la mujer de Natalio Botana, para decirme: “Mirá, Alejandro, no vayas a Mar del Plata para nada porque yo ya arreglé todo. La van a velar en Mar del Plata, después en Buenos Aires”. Después me vine a enterar de que quien pagó todo fue ella. Eran muy amigas aunque hayan tenido muchos encontronazos. Me acuerdo de uno: Salvadora era de izquierda, entonces un día vino a casa y le pidió a Alfonsina que firmara por la libertad de alguien que estaba en Devoto por haber dicho que el presidente de la república era un invertido. Alfonsina leyó la nota y dijo «no la voy a firmar». «¿Cómo que no la vas a firmar?» preguntó Salvadora. “Esa es la vida privada de cada uno. Si es suficiente hombre para sostener lo que dijo, que se quede preso...” Entonces Salvadora se fue enojada.
Salvadora era muy amiga de Alfonsina y también mía porque Pitón, su hijo, tenía mi edad. Cuando él se suicidó ella se acercó mucho a mí. Siempre se estaba separando de Botana y cuando estaban separados, él le pasaba dinero. Un día Salvadora me llama por teléfono diciendo: «Alejandro, me tenés que acompañar al banco de préstamo, porque tengo que empeñar una ‘lata’ –era una joya que valía como para vivir un año». Íbamos en un taxi al banco. De repente Salvadora me dice: «Mi marido me pasa 10.000 pesos por mes, ¿vos creés que yo puedo vivir con 10.000 pesos? ». El chofer empezó a parar la oreja, y yo que ganaba 180 pesos en la escuela, le contesté: «Pero, che, ¿te quiere matar de hambre?”
El cadáver de Alfonsina fue rescatado, enviado a Buenos Aires y recibido por una multitud. Tras el velorio en el Club Argentino de Mujeres, su amigo Manuel Ugarte le dedicó conmovedoras palabras mientras sus restos eran depositados en la bóveda de la familia de su amiga Salvadora Onrubia de Botana, en la Recoleta.
Allí permaneció hasta el 22 de septiembre de 1963, en que fue traslada al cementerio de La Chacarita al Recinto de las Personalidades (o Rincón de los Notables), en un mausoleo esculpido por el artista Julio César Vergotini.
El Rincón de los Notables en el Cementerio de Chacarita.
Ubicado en el sector séptimo, es uno de los sitios más visitados porque allí descansan algunas de las personas mas queridas de la cultura argentina.
En un espacio circular se destacan las tumbas de Alfonsina Storni (escritora), Quinquela Martín (pintor), Osvaldo Pugliese (pianista, compositor), Aníbal Troilo (bandeononista, compositor), Julio de Caro (violinista, compositor) y Franciso de Caro (pianista, compositor), Carlos Di Sarli (pianista), Agustín Magaldi (guitarrista), Luis Sandrini (cómico), los hermanos Juan y Oscar Gálvez (corredores de auto), Raúl Riganti (corredor de autos), José Amalfitani (fundador del Club Vélez) y Adolfo Alfredo Pedernera (jugador de fútbol) entre otros.
En Chacarita también reposan los restos de Jorge Newbery, Carlos Gardel, Paul Groussac, Bernardo Houssay, María Salomé Loredo (“la Madre María”), el dirigente sindical Augusto Vandor, el mausoleo de la familia Perón (los restos de Juan D. Perón están en la quinta de San Vicente, y los de Eva Duarte están en Recoleta), el ex presidente Tte. Gral. Edelmiro Julián Farrell, Oscar “Ringo” Bonavena, (boxeador), Antonio Berni, Lola Membrives, Pablo Podestá (actor de teatro, pionero en el cine), Ulises Barrera (perodista), Alfredo Le Pera, Juan Carlos "Tito” Lectoure (boxeador), Irineo Leguisamo, José Ignacio Rucci (Secretario General de la CGT ), Osvaldo Soriano (escritor y periodista), Waldo de los Ríos, Armando Discépolo, Susana Campos, Enrique Carreras, Evaristo Carriego, Juan Castro (periodista), Mister Chassman (Chirolita), Enrique de Gandía (historiador), Félix Coluccio (historiador, folclorista), Alejandro de Michele (líder del grupo de rock "Pastoral"), Juan d´Arienzo, María Gabriela Epumer (de la banda "Viudas e Hijas de Roque Enroll”), Jorge Sobral, Argentino Ledesma, Quique Villanueva (cantante del grupo "Los Náufragos”), Ángel Villoldo (compositor de "El Choclo"), Rinaldo Martino (futbolista), Oscar Moro (baterista de "Los Gatos", "Pastoral", "Sui Generis", "Serú Girán"), Federico Moura (de la banda "Virus") y Juan Navarra (campeón de billar), Ángel Amadeo Labruna, Zully Moreno, Emilio Ariño, Raúl Aubel, Azucena Maizani, Chela Ruiz, entre otros.
En el Panteón Congregación Salesiana, Reverendo Lorenzo Bartolomé Massa (cura salesiano, fundador del club San Lorenzo de Almagro).
En el Panteón Casa de los Boxeadores descansan José María Gatica, Justo Antonio Suárez ("El Torito de Mataderos"), Pascual Pérez, Bernardo Paquita, etc.
En el Panteón de Actores se encuentran Alberto Olmedo, Marcos Zucker, Javier Portales, Julio De Grazia, Nélida Lobato, Enrique Muiño, Alberto Migré, Maurice Jouvet, Nelly Beltrán, Adolfo García Grau, Adrián Ghío y Pepe Iglesias, Enzo Viena, Tincho Zabala, Guillermo Battaglia, Elsa Berenguer, Malvina Pastorino, Claudio Levrino, Alberto Rodríguez Muñoz, Jorge Petraglia, Francisco Petrone, María Rosa Gallo, Pedro Quartucci, Menchu Quesada, José Cibrián, Luis Dávila, Horacio Ranieri, Nélida Roca, Enrique Serrano, Elena Alexandrovna Smirnova (primera bailarina), Nelly Fontán, Hugo Soto, Roberto Escalada, etc.
En la Asociación Argentina de Actores: Jorge Porcel, Lolita Torres, Ignacio Quirós, Gianni Lunadei, Tito Lusiardo, Aida Luz, Lita Soriano, Juan Verdaguer Juan Carlos Thorry, Gilda Lousek, Jovita Luna, Oscar Alberto Espíndola, Alberto Omar Bustamante, Alfonso De Grazia.
En el panteón de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores) descansan Tita Merello, Roberto Goyeneche, Norberto "Pappo" Napolitano, Edmundo Rivero, Eladia Blázquez, Homero Manzi, Juan De Dios Filiberto (de Dios Filiberti), Enrique Cadícamo, Enrique "Santos" Discépolo, Cacho Tirao, Mercedes Simone, Pascual y José María Contursi, Cátulo Castillo, Alfredo de Angelis, Emilio de Caro, Rosamel Araya, Isabel Aretz, Eduardo Armani, Eduardo Arolas, Argentino Galván, Juan Bautista Giliberti, Francisco, Rafael y Mario Canaro, Alberto Castillo, Tito Ribero, Dino Ramos, José María Rizzuti, Roberto Fugazot, Héctor Francisco Gagliardi, Homero Expósito, Ada Falcón, Luis Nicolás Visca, Hector Varela, José Tinelli, Nicolás Vaccaro, Jorge Valdez, Angel D´Agostino.
En el Panteón Centro Naval (edificio nuevo): Vito Dumas.
En el viejo Mausoleo Militar: Los ex presidentes Tte. Gral. Roberto Eduardo Viola y Juan Carlos Onganía.
En el nuevo Panteón Militar: Los ex presidentes Tte. Gral. Leopoldo F. Galtieri y Pedro Pablo Ramírez.
Entre 1937 y 1938, la noticia de los suicidios de tres de nuestros más grandes escritores conmocionó el país con diferencia de pocos meses: Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones y Alfonsina Storni
Quiroga había vuelto a Buenos Aires de su exilio en la selva misionera y se había internado en el Hospital de Clínicas para tratarse de un cáncer de próstata. Se mató con cianuro de potasio, tuvo un triste velatorio en la Casa del Teatro y los gastos del servicio fúnebre los afrontó el empresario periodístico Natalio Botana, fundador del diario Crítica.
Lugones y Quiroga se habían conocido en uno de los viajes habituales del uruguayo, cuando se animó a llamar en la casa del poeta, y se estableció una amistad.
Lugones se suicidó un año después que Quiroga, de la misma manera. En esa época se daban los suicidios de domésticas con cianuro de potasio en polvo, que se adquiría con facilidad en las ferreterías.
Alfonsina Storni (1892 -1938) fue maestra, actriz, periodista, poeta, socialista, feminista y madre soltera, fascinaba al Buenos Aires del siglo XX con sus versos y con el desafío a todos los prejuicios en medio de una sociedad machista y oligarca.
Sensual, frágil, activa, pasional, romántica, cerebral, contestataria, feroz, vanguardista…, escribía con voz femenina y potente. No dudaba en usar sus poesías, obras de teatro, crónicas o conferencias, arengando a las mujeres a que "si quieren, son libres", sin perder el privilegio de "seducir por la palabra".
Los intelectuales de la época la recibían con simpatía y admiración, incorporándola a círculos vanguardistas del 1920. Horacio Quiroga, Fernández Moreno, Leopoldo Lugones, Manuel Ugarte, Benito Quinquela Martín, Blanca de la Vega, José Ingenieros, Ricardo Rojas, Marcelo T. de Alvear, Alfredo Palacios y Alicia Moreau de Justo se contaban entre sus grandes amistades.
Su hijo Alejandro Alfonso Storni, había nacido en 1912, cuando ella tenía 20 años. En una entrevista realizada en 2002, se permitió aclarar algunos tópicos.
–“Mi madre se dio cuenta de que estaba enferma por el dolor que le causó en el pecho el golpe de una ola estando en Uruguay. Aquí los análisis dieron totalmente desfavorables. La operaron. Ella me tranquilizaba diciéndome que no era nada. Yo tenía 23 años. Le hicieron rayos, pero no había que hacérselos como a una persona común. Y la persona no era común, porque cuando la operó el doctor Arce, no la podían dormir, y después no la podían despertar. Era de una sensibilidad extrema. No quiso seguir con los rayos”.
El 20 de mayo de 1935 Alfonsina había sido operada de un cáncer de mama, y la mastectomía le dejó grandes cicatrices físicas y emocionales.
Pasó su convalecencia en la quinta Los Naranjos, del benefactor de los artistas de la época, Natalio Botana (en realidad, era íntima amiga de Salvadora Medina Onrubia, su mujer). Había aceptado someterse a una única sesión de rayos, que la dejó exhausta. A partir de allí, sufrió fuertes dolores y cambió su carácter, tradicionalmente alegre a paranoico, depresivo, con frecuentes ataques de nervios. Tras la operación devino huraña, evitando a sus amistades.
En 1937 se suicidó Horacio Quiroga y Alfonsina despidió a su amigo con un poema que presagiaba su inminente final: "Morir como tú, Horacio, en tus cabales,/y así como en tus cuentos, no está mal./Un rayo a tiempo y se acabó la feria / Allá dirán...". Leopoldo Lugones, en cambio, se limitó a comentar: "Se mató como una sirvienta", sin comprender aún que en realidad no importaba la manera.
Alejandro Storni recordaba:
–“El 18 de octubre de 1938 yo la acompañé hasta la estación Constitución, donde ella embarcó para Mar del Plata. No quería que fuera porque me había dejado una serie de encargos por los que yo tenía que ser muy torpe para no darme cuenta de que no la iba a ver más: por ejemplo, órdenes para cobrar los sueldos de ella y unos versos publicados en La Nación el 16 de octubre.”.
Alfonsina envió desde Mar del Plata a La Nación su poema de despedida “Voy a dormir” con una frase soberana: “Ah, un encargo,/ si él llama nuevamente por teléfono/ le dices que no insista, que he salido”. Pero Alejandro Storni dirá más tarde “soy yo”, dando por sentado el pacto autobiográfico en el poema y su propia identidad.
En la madrugada del 25 de octubre se arrojó al mar desde el espigón de la playa de La Perla.
"Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poetisa de América", titulaban los diarios de la tarde la triste noticia. El diario La Capital de Mar del Plata indicaba el pronóstico: "Era una de esas noches cerradas, brumosas, frías y sin luna”.
Su suicidio se vivió con espíritu romántico, pero no se internó en el mar caminando, con los cabellos al viento, sino que se arrojó a la mar desde un muelle consumida por el dolor que el cáncer le producía, sin esperanzas de cura.
Alejandro lo recordó en el reportaje de esta manera:
–“La radio estaba prendida, escuché la noticia de la muerte de Alfonsina en el mar. Que la habían encontrado flotando entre las aguas. Abajo me estaba esperando un amigo con el auto para ir a Mar del Plata. Entonces me llamó Salvadora Medina Onrubia, la mujer de Natalio Botana, para decirme: “Mirá, Alejandro, no vayas a Mar del Plata para nada porque yo ya arreglé todo. La van a velar en Mar del Plata, después en Buenos Aires”. Después me vine a enterar de que quien pagó todo fue ella. Eran muy amigas aunque hayan tenido muchos encontronazos. Me acuerdo de uno: Salvadora era de izquierda, entonces un día vino a casa y le pidió a Alfonsina que firmara por la libertad de alguien que estaba en Devoto por haber dicho que el presidente de la república era un invertido. Alfonsina leyó la nota y dijo «no la voy a firmar». «¿Cómo que no la vas a firmar?» preguntó Salvadora. “Esa es la vida privada de cada uno. Si es suficiente hombre para sostener lo que dijo, que se quede preso...” Entonces Salvadora se fue enojada.
Salvadora era muy amiga de Alfonsina y también mía porque Pitón, su hijo, tenía mi edad. Cuando él se suicidó ella se acercó mucho a mí. Siempre se estaba separando de Botana y cuando estaban separados, él le pasaba dinero. Un día Salvadora me llama por teléfono diciendo: «Alejandro, me tenés que acompañar al banco de préstamo, porque tengo que empeñar una ‘lata’ –era una joya que valía como para vivir un año». Íbamos en un taxi al banco. De repente Salvadora me dice: «Mi marido me pasa 10.000 pesos por mes, ¿vos creés que yo puedo vivir con 10.000 pesos? ». El chofer empezó a parar la oreja, y yo que ganaba 180 pesos en la escuela, le contesté: «Pero, che, ¿te quiere matar de hambre?”
El cadáver de Alfonsina fue rescatado, enviado a Buenos Aires y recibido por una multitud. Tras el velorio en el Club Argentino de Mujeres, su amigo Manuel Ugarte le dedicó conmovedoras palabras mientras sus restos eran depositados en la bóveda de la familia de su amiga Salvadora Onrubia de Botana, en la Recoleta.
Allí permaneció hasta el 22 de septiembre de 1963, en que fue traslada al cementerio de La Chacarita al Recinto de las Personalidades (o Rincón de los Notables), en un mausoleo esculpido por el artista Julio César Vergotini.
El Rincón de los Notables en el Cementerio de Chacarita.
Ubicado en el sector séptimo, es uno de los sitios más visitados porque allí descansan algunas de las personas mas queridas de la cultura argentina.
En un espacio circular se destacan las tumbas de Alfonsina Storni (escritora), Quinquela Martín (pintor), Osvaldo Pugliese (pianista, compositor), Aníbal Troilo (bandeononista, compositor), Julio de Caro (violinista, compositor) y Franciso de Caro (pianista, compositor), Carlos Di Sarli (pianista), Agustín Magaldi (guitarrista), Luis Sandrini (cómico), los hermanos Juan y Oscar Gálvez (corredores de auto), Raúl Riganti (corredor de autos), José Amalfitani (fundador del Club Vélez) y Adolfo Alfredo Pedernera (jugador de fútbol) entre otros.
En Chacarita también reposan los restos de Jorge Newbery, Carlos Gardel, Paul Groussac, Bernardo Houssay, María Salomé Loredo (“la Madre María”), el dirigente sindical Augusto Vandor, el mausoleo de la familia Perón (los restos de Juan D. Perón están en la quinta de San Vicente, y los de Eva Duarte están en Recoleta), el ex presidente Tte. Gral. Edelmiro Julián Farrell, Oscar “Ringo” Bonavena, (boxeador), Antonio Berni, Lola Membrives, Pablo Podestá (actor de teatro, pionero en el cine), Ulises Barrera (perodista), Alfredo Le Pera, Juan Carlos "Tito” Lectoure (boxeador), Irineo Leguisamo, José Ignacio Rucci (Secretario General de la CGT ), Osvaldo Soriano (escritor y periodista), Waldo de los Ríos, Armando Discépolo, Susana Campos, Enrique Carreras, Evaristo Carriego, Juan Castro (periodista), Mister Chassman (Chirolita), Enrique de Gandía (historiador), Félix Coluccio (historiador, folclorista), Alejandro de Michele (líder del grupo de rock "Pastoral"), Juan d´Arienzo, María Gabriela Epumer (de la banda "Viudas e Hijas de Roque Enroll”), Jorge Sobral, Argentino Ledesma, Quique Villanueva (cantante del grupo "Los Náufragos”), Ángel Villoldo (compositor de "El Choclo"), Rinaldo Martino (futbolista), Oscar Moro (baterista de "Los Gatos", "Pastoral", "Sui Generis", "Serú Girán"), Federico Moura (de la banda "Virus") y Juan Navarra (campeón de billar), Ángel Amadeo Labruna, Zully Moreno, Emilio Ariño, Raúl Aubel, Azucena Maizani, Chela Ruiz, entre otros.
En el Panteón Congregación Salesiana, Reverendo Lorenzo Bartolomé Massa (cura salesiano, fundador del club San Lorenzo de Almagro).
En el Panteón Casa de los Boxeadores descansan José María Gatica, Justo Antonio Suárez ("El Torito de Mataderos"), Pascual Pérez, Bernardo Paquita, etc.
En el Panteón de Actores se encuentran Alberto Olmedo, Marcos Zucker, Javier Portales, Julio De Grazia, Nélida Lobato, Enrique Muiño, Alberto Migré, Maurice Jouvet, Nelly Beltrán, Adolfo García Grau, Adrián Ghío y Pepe Iglesias, Enzo Viena, Tincho Zabala, Guillermo Battaglia, Elsa Berenguer, Malvina Pastorino, Claudio Levrino, Alberto Rodríguez Muñoz, Jorge Petraglia, Francisco Petrone, María Rosa Gallo, Pedro Quartucci, Menchu Quesada, José Cibrián, Luis Dávila, Horacio Ranieri, Nélida Roca, Enrique Serrano, Elena Alexandrovna Smirnova (primera bailarina), Nelly Fontán, Hugo Soto, Roberto Escalada, etc.
En la Asociación Argentina de Actores: Jorge Porcel, Lolita Torres, Ignacio Quirós, Gianni Lunadei, Tito Lusiardo, Aida Luz, Lita Soriano, Juan Verdaguer Juan Carlos Thorry, Gilda Lousek, Jovita Luna, Oscar Alberto Espíndola, Alberto Omar Bustamante, Alfonso De Grazia.
En el panteón de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores) descansan Tita Merello, Roberto Goyeneche, Norberto "Pappo" Napolitano, Edmundo Rivero, Eladia Blázquez, Homero Manzi, Juan De Dios Filiberto (de Dios Filiberti), Enrique Cadícamo, Enrique "Santos" Discépolo, Cacho Tirao, Mercedes Simone, Pascual y José María Contursi, Cátulo Castillo, Alfredo de Angelis, Emilio de Caro, Rosamel Araya, Isabel Aretz, Eduardo Armani, Eduardo Arolas, Argentino Galván, Juan Bautista Giliberti, Francisco, Rafael y Mario Canaro, Alberto Castillo, Tito Ribero, Dino Ramos, José María Rizzuti, Roberto Fugazot, Héctor Francisco Gagliardi, Homero Expósito, Ada Falcón, Luis Nicolás Visca, Hector Varela, José Tinelli, Nicolás Vaccaro, Jorge Valdez, Angel D´Agostino.
En el Panteón Centro Naval (edificio nuevo): Vito Dumas.
En el viejo Mausoleo Militar: Los ex presidentes Tte. Gral. Roberto Eduardo Viola y Juan Carlos Onganía.
En el nuevo Panteón Militar: Los ex presidentes Tte. Gral. Leopoldo F. Galtieri y Pedro Pablo Ramírez.
Se tiró al mar en Mar del Plata, pero ahora que lo pienso... las olas tuvieron que empujar el cuerpo a la costa. No se.
ResponderBorrarHola colegas :
ResponderBorrarLos restos de Alfonsina Storni están enterrados en el Recinto de Personalidades del cementerio de Chacarita, junto a otros grandes como Quinquela Martín, Osvaldo Pugliese , Julio de Caro, Aníbal Troilo, Waldo de los Ríos, Adolfo Pedernera, Luis Sandrini y algunos más
DIANA ARIAS
Su cadáver apareció flotando frente a la playa en Mar del Plata. La ardiente defensora del feminismo había soñado muchas veces, y así lo había dicho en sus versos, con una sepultura marina. Pocos días antes de tomar su fatal decisión había escrito un soneto: "Voy a dormir", que termina así: "Déjame sola: oyes romper los brotes, / te acuna un pie celeste desde arriba / y un pájaro te traza unos compases / para que olvides... Gracias... Ah, un encargo: / si él llama nuevamente por teléfono / le dices que no insista, que he salido..." Y mucho antes había compuesto para la tumba su propio Epitafio: "Aquí descanso yo. dice "Alfonsina" / el epitafio claro al que se inclina. / Aquí descanso yo, y en este pozo, / pues que no siento, me solazo y gozo".
ResponderBorrarEn el cementerio de Chacarita descansa Alfonsina, en un mausoleo adornado por una enorme escultura con la imagen de una mujer, que fue mandada a hacer por la gente de La Peña, para lo cual se vendió el piano del Tortoni. Al lado de ella, en una colorida tumba, sigue cuidándola su querido Quinquela.
El monumeto fue realizado por J.C. Vergottini
Y lo anterior explica por qué su imagen en cera se encuentra en el Tortoni ...
En el cementerio de Chacarita descansa Alfonsina, en un mausoleo adornado por una enorme escultura con la imagen de una mujer, que fue mandada a hacer por la gente de La Peña, para lo cual se vendió el piano del Tortoni. Al lado de ella, en una colorida tumba, sigue cuidándola su querido Quinquela.
ResponderBorrarLa escultura la realizó J.C. Vergottini. ( Ahora saben por qué en el Tortoni tienen su figura )
Además - ¿ nunca fueron a Mar del Plata ? hay un monumento dedicado a ella en La Perla...
Gracias por la historia, se me pone la piel de gallina
ResponderBorrarPensar que hoy en día tenemos muchos mas recursos para curar, pudiendo salvar vidas.
mi querida Alfonsina se desangra mi alma al imaginarme tu dolor esa inmensa agonía que inbadia tu sensible corazón gran poetiza as sido y seras por siempre sos una grande Alfonsina no lo dudes ni por un momento siempre estaras es lo mas profundo de mi corazón cada vez que tengo la oportunidad de viajar a la perla del atlántico no dejo de visitar con tristesa con un nudo en mi garganta tu bello monumento que me recuerdas a voz siento tu pena como fuese la mia querida poetiza Alfonsina ertorni que las aguas de la mar te han dado el descanzo que buscabas ...
ResponderBorrarmuy bueno!!
ResponderBorrar