FIBROMIALGIA: Signos y síntomas tempranos, y cómo revertirlos

La fibromialgia es una condición compleja y difícil de diagnosticar. Muchas personas, incluidos profesionales de la salud, suelen evitar o postergar el diagnóstico porque saben que el camino de abordaje es largo y complejo. Es importante aprender a reconocer de forma temprana los signos y síntomas para poder intervenir antes de que se cronifiquen.

Esta enfermedad se puede entender como un “apagón energético”. El cuerpo se queda sin energía y queda paralizado. Esto lleva a preguntas fundamentales: ¿Por qué aparece el dolor generalizado? ¿Por qué surgen las mialgias o dolores en la carne, en la espalda y en todo el cuerpo? ¿Por qué se presenta un cansancio extremo? ¿Por qué se altera el sueño, generando sueño entrecortado a pesar del cansancio? ¿Por qué hay tránsito intestinal irregular, muchas veces diagnosticado como colon irritable?

Existe un gran peso emocional asociado al diagnóstico. La fibromialgia suele generar miedo por las historias de quienes no pudieron mejorar o recibieron tratamientos ineficaces. Es por esto que algunos especialistas proponen replantear el término “fibromialgia” y empezar a hablar de dolor complejo, persistente o de falla energética, con el objetivo de reducir el estigma y enfocarse en soluciones.

El diagnóstico en sí mismo no es más que una descripción de signos y síntomas. Lo importante es reconocerlos de forma temprana y trabajar para revertirlos. Se propone abandonar un enfoque meramente paliativo y buscar estrategias curativas y preventivas.


Señales tempranas
El inicio de la fibromialgia puede identificarse como un "día uno", especialmente en mujeres, quienes son más propensas por cuestiones hormonales. El problema de base es la falta de energía, entendida como un “apagón mitocondrial”. Las mitocondrias son las usinas que fabrican ATP, la moneda energética del cuerpo. Cuando falla este proceso, se genera un “corte eléctrico” en el organismo.

Esta falla energética impide el recambio celular. Las células muertas se acumulan porque no hay capacidad para eliminarlas, convirtiendo el cuerpo en una especie de “bolsa de basura celular”. Esto causa un cortocircuito no solo a nivel central, sino también en los ganglios de la raíz dorsal, responsables de transmitir información desde la periferia al cerebro.

El dolor, lejos de ser solo un síntoma, es una construcción basada en las sensaciones físicas y en los aprendizajes emocionales previos. Sin energía suficiente, no se puede generar un dolor fisiológico “sano”, que actúe como señal de alarma y desencadene la reparación. Así, el dolor persiste y se cronifica.


El círculo vicioso del dolor
La falta de energía genera cansancio extremo. Luego aparece un dolor inexplicable que afecta caderas, cintura, manos, rodillas, cervicales y otras zonas, a menudo acompañado de hipersensibilidad al tacto. Este dolor constante puede llevar al aislamiento social y a estados de irritabilidad.

El dolor complejo suele combinar molestia, angustia y bronca. Es importante entender que no es algo “que le toca” a alguien de forma azarosa, sino un estado del cuerpo enfermo que necesita condiciones para dejar de empeorar. Reconocer este patrón es el primer paso para detener su avance.


Insomnio y trastornos del sueño
La fibromialgia suele ir acompañada de problemas de sueño: dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes cada dos o tres horas, y problemas para volver a dormir. Sin un sueño profundo y continuo, el cerebro no puede desintoxicarse adecuadamente, el sistema inmunitario no se repara, y el hígado no cumple funciones regeneradoras con normalidad. Esto genera un círculo vicioso de insomnio, cansancio extremo y dolor generalizado.


Tránsito intestinal y digestión
El tránsito intestinal irregular es otra característica frecuente, a menudo diagnosticada como colon irritable. Sin embargo, se propone considerar diagnósticos más amplios como disbiosis, endotoxemia o alteraciones en la microbiota intestinal.

El diagnóstico de “colon irritable” debería ser solo un punto de partida para preguntar: ¿Por qué ocurre? y ¿Qué hacer para revertirlo? Los trastornos digestivos, como la alternancia entre constipación y diarrea, son casi universales en quienes padecen fibromialgia y están ligados a la alimentación y a la inflamación sistémica.


Primeros pasos para mejorar
El primer paso recomendado es intervenir en la alimentación. Sin embargo, se reconoce que muchas personas, debido a la depresión o la fatiga extrema, sienten que ni siquiera pueden privarse de pequeños “gustitos”. Aquí se sugiere un enfoque gradual, con estrategias diseñadas para ser sostenibles y placenteras, pero enfocadas en la desintoxicación y en la regeneración energética.

La idea central es devolverle la capacidad al cuerpo de generar energía. Esto implica nutrir las mitocondrias y reactivar la maquinaria de regeneración tisular. Por ello, la alimentación debe ser, primero, antiinflamatoria y luego renutritiva.


Pautas alimentarias recomendadas
Se aconseja espaciar las comidas para permitir períodos de descanso metabólico, idealmente en un rango de 8 a 10 horas diarias con no más de tres comidas. Mientras más segmentadas y menos frecuentes sean las ingestas, más eficiente será la gestión de la energía.

Entre los alimentos recomendados están las proteínas de calidad (pollo, pavo, legumbres), las grasas saludables (aceite de oliva virgen extra, aceite de coco), y especias antiinflamatorias como cúrcuma con pimienta negra, jengibre y ajo. Estas grasas saludables generan cetonas, un tipo de energía que alimenta tanto a las mitocondrias como al cerebro.

El desayuno ideal sería más proteico y cetogénico, incluyendo aceite (incluso en el café), manteca clarificada (ghee), huevos, palta o aguacate y frutas en porciones moderadas.


Suplementos sugeridos
Para apoyar este proceso, se destaca el uso de CoQ10 para mejorar la energía y reducir el dolor, junto con especias antiinflamatorias. Las grasas saludables son esenciales para sostener esta estrategia.


Rutina matutina recomendada
Se recomienda comenzar el día con un ayuno lo más prolongado posible y luego cortar ese ayuno con alimentos cetogénicos y proteicos, generando un pico energético sostenido.

Para quienes tienen problemas de sueño, se sugieren complementos como la melatonina (idealmente administrada a las 8 de la noche para promover un sueño adecuado a las 10) y el GABA, un neurotransmisor que favorece la relajación y comunica al cerebro que ya no está en estado de emergencia.


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