Crean un área histórica para el barrio de Floresta
La zona cercana a la estación y delimitada por Segurola, Avellaneda, Emilio Lamarca y Venancio Flores deberá estar protegida. Son 19 manzanas en las que no se podrán demoler casas ni cambiar el empedrado.
Los vecinos de Floresta esperan vivir un 2010 histórico para el barrio. Si la Legislatura porteña vuelve a darle el visto bueno a un proyecto que ya tuvo su primera aprobación y ahora espera la definitiva, unas 19 manzanas vecinas a la estación ferroviaria pasarán a ser un Área de Protección Histórica y merecer un cuidado especial para su entorno y patrimonio. La ley, esperada y pedida por los vecinos, dispone resguardar casonas históricas y prohibir que se sigan construyendo las torres y locales comerciales que ya empezaron a deforman la típica postal de barrio.
La Ley que impulsa la protección de Floresta es la unión de dos proyectos: el que fue presentado en 2008 por el diputado Sergio Abrevaya -donde solicitaba la catalogación de diversos inmuebles- y el que la diputada Silvina Pedreira, presidenta de la Comisión de Planeamiento Urbano, sumó en abril del 2009 para crear un área de protección histórica en el barrio. Para el arquitecto Gabriel De Bella, integrante de Salvar a Floresta, una agrupación vecinal dedicada a resguardar la identidad de su barrio y a difundir sus problemas, esta ley es un gran avance. "Es un logro de todos los vecinos que participaron en las marchas o nos apoyaron con su firma", señaló. Y agregó que el área aludida en la ley (19 manzanas cercanas a la estación) es muy valiosa porque contiene joyas arquitectónicas "con fuerte contenido simbólico" para la memoria del barrio. "Por la calle Bacacay, entre San Nicolás y Mercedes, por ejemplo, solían caminar Roberto Arlt y Baldomero Fernández Moreno", recordó el arquitecto.
Un recorrido por esas calles alcanza para comprobar que todavía mantienen el empedrado y los árboles centenarios que forman parte del escudo del barrio. Sin embargo, ya desde hace tiempo los vecinos vienen denunciando que ese clima barrial está en peligro por las demoliciones que se devoran casas enteras y por el avance de las fábricas textiles, algunas de ellas de dudosa legalidad, según advierten. Por eso, De Bella destaca que la ley deberá ser muy clara en prohibir toda actividad textil, limitar la altura de las futuras construcciones y establecer la zona como residencial, con pocos comercios. "Sería un gran paso", dice. Ahora sólo basta esperar la Audiencia Pública que se haría en marzo y que el proyecto vuelva al recinto, para su aprobación definitiva.
Romina Smith
La Razón, 29 de diciembre 2009
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