El Castelar Hotel celebró sus 80 años
Ícono en Avenida de Mayo, fue el primero en tener comedor refrigerado y spa. Por sus elegantes salones y cuartos pasaron personalidades como García Lorca, Borges, Balbín, Tato Bores y Bonavena.
Fue uno de los primeros hoteles porteños construido con baño privado en cada habitación. Y el único con un comedor refrigerado.
Además, contaba con el primer spa que funcionó en la Ciudad. No extraña que, en 1933, Federico García Lorca haya elegido al hotel Castelar para hospedarse seis meses. El tradicional hotel de Avenida de Mayo 1152 acaba de cumplir 80 años, y los festejará mañana a las 13, con un cocktail en sus salones. La puerta giratoria de madera es la misma que estaba cuando abrió el hotel, el sábado 9 de noviembre de 1929, en un evento al que asistió el entonces intendente José María Cantilo. "Las comodidades y refinamiento de que está dotado son numerosas, aquellas que puede exigir la aspiración de confort más exigente", comentaron los diarios de la época. El dueño del hotel era Francisco Piccaluga, que lo bautizó Castelar en honor al político republicano que fuera presidente de la República Española, Emilio Castelar y Ripol. Su bisnieto, Armando Mayorga, actualmente al frente del hotel, explica: "Empezó como un negocio de una familia tradicional, que le cedió la administración del hotel a un grupo español. Hace 20 años, algunos descendientes de Piccaluga volvimos a administrarlo". Cuando inauguró el Castelar, con sus cuatro estrellas, la avenida 9 de Julio aún no existía y los hoteles de la Ciudad, excepto el Alvear y el Plaza, eran modestos. Eran los tiempos de Argentina potencia y el nuevo hotel fue puesto con lujo. El edificio, que con sus doce pisos era uno de los más altos de Avenida de Mayo, fue construido por el ingeniero José Pinzone, que siguió los planos del arquitecto italiano Mario Palanti, el mismo del Palacio Barolo. El mármol, aún presente en los zócalos y escaleras, fue traído de Italia. Y tuvieron que encargarlo dos veces: el primer envío viajó en un barco que se hundió. "Hubo que pagarlo dos veces. Hay todo un cargamento de mármol nuestro en el fondo del océano", grafica Mayorga. El nuevo espacio de la Avenida de Mayo también ofrecía detalles de confort inéditos para la época. Como el comedor del subsuelo, que tenía refrigeración. El aire se enfriaba mediante un sistema de hielo y cañerías de agua que lograban bajar la temperatura ambiente en seis grados. Hoy, donde estaba el comedor funciona el spa para mujeres, con hidromasaje, sauna y baño finlandés, entre otras comodidades. El spa para hombres, inaugurado en 1955, fue renovado hace dos años y cuenta con una barbería y un hidromasaje que replica un antiguo baño romano. Las cabinas para cambiarse de ambos spas tienen placas de bronce que recuerdan a quienes solían usarlas: Ricardo Balbín, Tato Bores, Oscar Bonavena, Nélida Lobato y Lola Flores, entre otros.Donde hoy funciona el spa masculino, en el segundo subsuelo, antes estaba la peña Signo. Esta peña, abierta en 1932, era un reducto frecuentado por artistas y escritores, como Oliverio Girondo, Norah Lange, Jorge Luis Borges, Conrado Nalé Roxlo y Raúl Soldi. En ese mismo subsuelo, en 1933 empezó a transmitir Radio Stentor, uno de cuyos comentaristas musicales era Juan Carlos Thorry. Por esa radio, también solía leer poesía García Lorca, habitué de Signo y el huésped más ilustre que tuvo el Castelar.
El hotel también estuvo siempre asociado a la vida política. En uno de sus salones, en 2000 Chacho Alvarez anunció su renuncia como vicepresidente. Además de Balbín, y más cerca en el tiempo, el Castelar fue frecuentado por Carlos Menem y, ahora, por Alfredo De Angeli, que siempre se aloja en sus habitaciones. "El hotel no está identificado con un partido, pero los políticos lo eligen -dice Mayorga-. Suelen entrar y salir por el acceso de Hipólito Yrigoyen, para no ser advertidos por la prensa".Mayorga dice que el fuerte del hotel es conservar su aire de época, pero con comodidades modernas. "Lo que nos diferencia de otros hoteles es la riqueza histórica, por los famosos que han pasado y por el tiempo en que fue construido -afirma-. Muchos huéspedes nos cuentan que sus padres o abuelos se casaron o pasaron su luna de miel en el hotel. Pero el Castelar no está detenido en el pasado. Las habitaciones fueron renovadas tres veces. Eso sí, la gente no quiere usar tarjetas de ingreso. Prefiere seguir usando llaves".
El duende de García Lorca
Federico García Lorca llegó a Buenos Aires el 14 de octubre de 1933, invitado por Lola Membrives para presentar "Bodas de sangre". Iba a quedarse un mes, pero la Ciudad le gustó tanto que estuvo medio año. Se alojó en la habitación 704 del hotel Castelar, que hoy se conserva vacía, con una ambientación que lo recuerda y los mismos pisos de madera y mosaicos que pisó García Lorca. "Cuentan que él se asomaba al balcón, miraba la Avenida de Mayo y se inspiraba para escribir", asegura Alex Marrone, gerente operativo del hotel. Hoy la vista desde ese balcón, es la misma que inspiró al poeta andaluz: el edificio de la Unión Industrial Argentina, los árboles de la avenida. "Buenos Aires tiene algo vivo y personal; algo lleno de dramático latido. Yo sé que existe una nostalgia de la Argentina, de la cual no quiero librarme", dijo Lorca. Jamás pudo volver. El 19 de agosto de 1936, los franquistas lo fusilaron "por maricón, por rojo y por poeta".
Por: Nora Sánchez
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