Gardel, francés de puño y letra

El artista Santa María Marino pintó varias figuras de Gardel en la calle Zelaya (entre Agüero y Jean Jaures), barrio de Balvanera
http://www.revistaelabasto.com.ar/47_Marino_Santa_Maria.htm

Indudablemente, Gardel fue y sigue siendo el mayor cantante del tango argentino. Esto no se discute. Pero no ocurre lo mismo con el país de su nacimiento.

Gardel (Charles Romualdo Gardés) nació en Toulouse, Francia, en 1886. Sus padres fueron Berta y José Gardés, primos hermanos. Ella tenía 20 años y él 18 y era seminarista. Los separaron. A él lo mandaron al Africa y Berta, cuando su hijo cumplió dos años, se vino a Buenos Aires con un matrimonio amigo y se instaló en Jean Jaurés. Aquí, con los años y su voz magnífica, nació el gran cantante Carlos Gardel y el tango triunfó con él por el mundo. Su padre, José Gardés, vino también a Buenos Aires y al no encontrar a Berta, se fue a Pehuajó, donde ya era chacarero su padre.
Fundó la escuela "Nuestra Señora de Lourdes" y, años después, contrajo matrimonio con una de las maestras, la señorita Frellaro. Tuvieron varios hijos. Uno de ellos, Luis –ya fallecido– fue amigo personal mío, como lo es actualmente el distinguido médico, y su apreciada familia, Heriberto Gardés.

Pero la prueba determinante y terminante lo constituye el testamento del cantor, de Carlos Gardel, publicado en el periódico El Orden, de la ciudad de Henderson (provincia de Buenos Aires). El día 25 de agosto de 1935, a poco de la trágica muerte de Gardel en Colombia, se publica su testamento, redactado el 9 de setiembre de 1933 y en el que, en la parte que más nos interesa hoy, dice: "Primero: soy francés nacido en Toulouse en 1886 y soy hijo de Berta Gardés. Segundo: hago constar expresamente que mi verdadero nombre es Carlos Romualdo Gardés, pero con motivo de mi profesión de artista he adoptado y usado siempre el apellido Gardel y con este apellido soy conocido en todas partes". Y siguen otras afirmaciones hasta su firma. Esto lo ha dejado dicho y jurado el propio Gardel, así que ya es hora de terminar con tantas suposiciones sin ninguna consistencia.

Osvaldo Guglielmino. CAPITAL
Clarín. 4 de julio de 2008

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