Huevos

Nuestro cuerpo nos sorprende día a día por su capacidad de producir todo lo que necesita para crecer y evolucionar. Aun así, requiere de una humilde colaboración de nuestra parte para su óptimo funcionamiento.

Es nuestro deber no descuidar, entre otros ítems (buen descanso, buena respiración, buen ejercicio, buenas relaciones, contacto con la naturaleza, manejo cognitivo y del estrés…) el aporte de vitaminas y aminoácidos esenciales.


Son “esenciales” los aminoácidos y vitaminas que nuestro cuerpo no puede producir por sí mismo, por lo que debemos incorporarlos a través de la alimentación.


Aquí llega el huevo como protagonista, como pilar en la nutrición por ser de las pocas comidas que aportan todos los aminoácidos y vitaminas esenciales para el organismo, además de grasas y carbohidratos que confieren energía indispensable.


Los aminoácidos son los componentes básicos de las proteínas; son los "ladrillos" que se unen para formar tejidos, enzimas y otras estructuras esenciales en nuestro organismo. Por otro lado, las vitaminas son compuestos orgánicos que, aunque se requieren en menores cantidades, son cruciales para regular numerosos procesos metabólicos, actuar como antioxidantes o ayudar en la absorción de minerales. En resumen, mientras que los aminoácidos construyen y reparan, las vitaminas facilitan y regulan las funciones del cuerpo.

 

Los aminoácidos son fundamentales para la síntesis de proteínas, lo que significa que contribuyen a la formación y reparación de tejidos, la producción de enzimas, hormonas y neurotransmisores y el mantenimiento del sistema inmunológico.

En otras palabras, sin estos nutrientes esenciales, nuestro organismo no podría realizar funciones básicas como el mantenimiento y crecimiento de la masa muscular, la recuperación de lesiones o el correcto funcionamiento del sistema inmunológico.

Reconocemos nueve aminoácidos esenciales para los adultos:

1.     Fenilalanina

2.     Histidina

3.     Isoleucina

4.     Leucina

5.     Lisina

6.     Metionina

7.     Treonina

8.     Triptófano

9.     Valina

 

De la misma manera, las vitaminas esenciales son nutrientes fundamentales que nuestro cuerpo no puede sintetizar o producir en cantidades suficientes, por lo que debemos obtenerlas a través de la alimentación. Estas vitaminas cumplen funciones clave en numerosos procesos del organismo, como:

•       Metabolismo y producción de energía: Actúan como coenzimas que facilitan reacciones bioquímicas.

•       Sistema inmunológico: Ayudan a reforzar las defensas del cuerpo.

•       Salud de la piel, huesos y tejidos: Algunas vitaminas participan en la regeneración y mantenimiento de tejidos.

•       Antioxidantes: Protegen a las células del daño oxidativo.

Entre las vitaminas esenciales, se encuentran las liposolubles (A, D, E y K) y las hidrosolubles (como las del complejo B y la vitamina C). Aunque, por ejemplo, la vitamina D puede generarse a partir de la exposición solar, en muchas situaciones es necesario complementarla con la dieta o suplementos para alcanzar niveles óptimos.

·       Vitamina A: Fundamental para la visión, la piel y el sistema inmunológico.

·       Vitamina D: Esencial para la salud ósea y la absorción del calcio.

·       Vitamina E: Actúa como antioxidante, protegiendo a las células del daño oxidativo.

·       Vitamina K: Contribuye a la coagulación sanguínea.

En cuanto al complejo de vitaminas del grupo B:

·       B2 (Riboflavina): Importante para el metabolismo energético, se encuentra tanto en la clara como en la yema.

·       B12 (Cobalamina): Crucial para la función neurológica y la formación de glóbulos rojos.

·       Ácido fólico (B9): Esencial para la formación celular y especialmente relevante durante el embarazo.

Además, el huevo aporta pequeñas cantidades de otras vitaminas del grupo B, como la B5 (ácido pantoténico), B6 y niacina (B3).

La mayoría de estas vitaminas se concentran en la yema, mientras que la clara es mayormente una fuente de proteínas.

 

Está claro que conviene incluir huevos en las comidas del día a día. Sin embargo, la forma de cocinarlos puede influir de forma directa en la cantidad de nutrientes que conservan. Cocinar los huevos de forma suave —por ejemplo, hervidos, escalfados o a la plancha, sin aceites— preserva mejor sus componentes nutricionales, mientras que métodos como freírlos pueden alterar el perfil graso y, en algunos casos, degradar ciertas vitaminas sensibles al calor.

Tamara Le Gorlois

No hay comentarios.:

Publicar un comentario