Mindfulness: impacto de la meditación y la atención plena en el cerebro


Según el Dr. Norman Doidge, experto en neuroplasticidad cerebral, “nuestros pensamientos modelan nuestro cerebro”.
El Mindfulness, que  toma elementos de las técnicas de meditación orientales Zen, Vipassana y el Hatha Yoga, puede mejorar las funciones cerebrales, especialmente el proceso y dominio de las emociones.
El Mindfulness (que significa “atención plena”) es la práctica de la autoconciencia; nos ayuda a ser conscientes de nuestros sentimientos y emociones; viviendo nuestro presente; el aquí y ahora. El doctor Jon Kabat- Zinn lo define como “prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”.
Es sabido que las hormonas del estrés son reguladas por el sistema nervioso autónomo (SNA) que consta a su vez de dos componentes que se balancean entre sí: el sistema nervioso simpático (SNS) y el sistema nervioso parasimpático (SPS).
El sistema nervioso simpático es el de los reflejos viscerales: trabaja en pos de la supervivencia preparándonos para la acción (o más bien la reacción). La meditación, por su lado, logra ralentizar el sistema simpático, disminuyendo su actividad reactiva.
El sistema parasimpático, por lo contrario, mantiene un estado corporal de descanso o relajación tras un esfuerzo, disminuyendo el nivel de estrés y permitiendo al organismo ahorrar o recuperar energía.
Si bien el sistema nervioso simpático tiene una gran distribución a lo largo de la médula, el sistema parasimpático tiene una distribución más concentrada, con localización intracraneal (en el hipotálamo) y en la región sacra de la médula espinal. En el sistema parasimpático, el nervio vago conecta el sistema con el corazón, los pulmones y el tubo digestivo.
El parasimpático ralentiza el flujo sanguíneo y en el sistema respiratorio produce broncoconstricción, es decir, contracción y relajación, reduciendo la entrada de oxígeno en situaciones en las que previamente se ha precisado de un aumento de él.
Con la digestión, el consumo energético es elevado, por lo que, en caso de peligro, el sistema simpático la paraliza para destinar la energía disponible a la supervivencia. El sistema parasimpático, por su lado, relaja el cuerpo reanudando su funcionamiento.
Con la meditación y la práctica de Mindfulness, se aumenta la actividad del sistema parasimpático. Activa el área prefrontal izquierda del cerebro, parte que se relaciona con los estados de calma; con la regulación emocional. La actividad hipotalámica, por ejemplo, incrementa la liberación de serotonina y endorfinas, reduciendo el miedo y produciendo mayor sensación de felicidad.
Es donde se encuentran las emociones positivas (amor, compasión, empatía, ecuanimidad, aproximación a los demás, la atención, disminución de juicios, recuperación frene a la adversidad, resiliencia, la coordinación de pensamientos, la autorregulación emocional; y la reducción del estrés).
Con el Mindfulness nos hacemos conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos; devenimos en observadores, mejorando y dominando la respuesta emocional, “etiquetando” las respuestas emocionales, e incluso verbalizándolas; focalizándonos en el momento, y en experimentar lo que nos está pasando sin juicios.
La meditación Mindfulness consta de tres pasos:
De abstenerse de cualquier acción física o verbal que pueda perturbar la paz y la armonía de los demás.
De aprender a controlar la mente, adiestrándola para que se concentre en un único objeto.
De purificarse o sublimarse, de mejorarse a sí mismo desarrollando la visión de la propia naturaleza; de la auto-observación.
Se trata básicamente de observar sin emitir juicios, porque al juzgar, nos anclamos en la emoción “rumiándola” por largo tiempo,  ocupando nuestros pensamientos y tardando en recuperarnos de la emoción negativa.
Se cultivan actitudes internas como la paciencia, la aceptación del presente tal como es, la confianza en nuestro propio Ser, manteniendo la mente abierta a nuevos conocimientos, sin esforzarse en forzar los resultados dejando que se produzcan por sí mismos, prestando atención intencionalmente y estableciendo actitudes de benevolencia hacia uno mismo y hacia los demás.


Lic. Tamara Le Gorlois 

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