La frase latina amat victoria curam («la victoria es
propicia a los que se preparan») se sintetiza con el gesto de la «v de
victoria», que se empleaba, de manera exclusiva, por los arqueros en los
combates de la Edad Media. De esta manera los guerreros pretendían demostrar a
sus adversarios que todavía disponían de los dedos necesarios para tensar la
cuerda del arco y hacer uso de sus flechas.
En el caso de que estos arqueros cayeran en manos del
enemigo, si se les perdonaba la vida, se les amputaban el dedo índice y el
corazón a fin de que, en el futuro, no pudieran volver a desempeñarse como
arqueros.
Entonces también ya se veía, como un gesto desafiante,
mostrar al enemigo los dedos índice y corazón con las yemas hacia el propio
rostro y cerca de los ojos, cosa que con el tiempo, llegó a convertirse propiamente
en un insulto como el otro gesto de mostrar extendido el dedo corazón.
El uso del gesto de la V de la victoria entre los Aliados durante
la Segunda Guerra Mundial fue iniciado por un belga que trabajaba en la BBC de
Londres, Víctor de Levalaye, que pretendía infundir ánimo a sus compatriotas en
la Bélgica ocupada, a través de la V de la victoire, o la vrijheid en flamenco,
o victory, o victoria. A fin de que les llegara el mensaje a través de las ondas
de radio, se usó el código Morse que, curiosamente, coincidía con las cuatro
primeras notas de la 5ª sinfonía de Beethoven.
Winston Churchill hizo el resto: popularizó el gesto en fotografías
publicadas en la prensa y en los noticiarios llegando a nuestros días.
Lic. Tamara Le Gorlois
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