Lic. Tamara Le Gorlois
En sus salas se expuso el cuerpo de Eva Perón durante casi
tres años, custodiado y tratado para su conservación por el doctor Pedro Ara, hasta
su secuestro en 1955.
El Museo Testimonial de Eva Perón funciona en la sede de la
CGT (Azopardo 802) desde julio de 2003, por iniciativa del Instituto de la
Mujer de esa central sindical.
La entrada es libre y gratuita, de lunes a viernes, de 11 a 17 h.
Tel. 4331-7111 ó 4343-1883 ó 4334-0596/99
Lorenzo Olarte conoció a Evita un día del trabajador, con
apenas 20 años. Hoy es el más celoso guía de este museo y lo expone con todo
orgullo, en un marco emotivo, de gran pasión y devoción hacia la “abandera de
los humildes".
Dos salas en el segundo piso recuerdan el paso de la Primera
Dama por la Confederación General del Trabajo de la República Argentina.
La visita también muestra el salón principal "Felipe
Vallese", ubicado en el primer piso, cuyo nombre homenajea al primer
obrero desaparecido. Tiene capacidad para trescientas personas sentadas.
La Sede de la Confederación General del Trabajo (C.G.T.), en
su actual emplazamiento de Azopardo 820, fue construida entre los años 1949 / 50
y Declarada Monumento Histórico
en septiembre de 2007 (Ley/Decreto Decreto 1.233).
Fue inaugurada el 18 de octubre del año 1950, por el
entonces Presidente Teniente Gral. Juan Domingo Perón.
El terreno, así como el inmueble, habían sido donados por
Evita, a través de la "Fundación de Ayuda Social Eva Perón".
Los planos del edificio se encuentran entre los archivos
personales del arquitecto Jorge Sabaté, donados por sus familiares al Instituto
de Investigaciones Históricas "Eva Perón". Se construyó según la
corriente estilística del Racionalismo.
Consta de un subsuelo, seis pisos, terrazas y cocheras.
En el cuarto y quinto piso se ubican el Salón de Reuniones
del Consejo Directivo y el salón "José Ignacio Rucci", respectivamente.
La "Biblioteca para Obreros Eva Perón", en el
tercer piso, cuenta con importante bibliografía especializada. Allí funciona
una peña literaria declarada de interés cultural por la Secretaría de Cultura
de la Presidencia de la Nación.
El edificio (sus salones y despachos) ha sido sede y sitio
de hechos relevantes en la historia del movimiento obrero argentino.
El 17 de julio de 1952, mientras Evita agonizaba, el
Congreso Argentino aprobó la ley 14.124, autorizando la construcción de un
monumento dedicado al trabajador.
En la capilla del monumento descansarían los restos mortales
de Eva Perón dentro de una caja de cristal cubierta con una tapa de plata. La
tapa tendría la forma de Eva Perón, como si estuviera dormida.
La idea era que cada 26 de julio (fecha del fallecimiento de
Evita) esa tapa se levantara para que la gente pudiera ver los restos de Eva
Perón y hacer una misa con los homenajes correspondientes. En aquella época
estaba de moda que se expusieran los restos mortales de los grandes líderes.
El famoso escultor italiano, Leone Tommasi, quien había
esculpido las estatuas que adornaban el frontispicio de la Fundación Eva Perón (la
actual Facultad de Ingeniería), fue comisionado para hacer las estatuas y Juan Carlos Pallarols, afamado orfebre, recibió la comisión de hacer la máscara mortuoria de Evita y la capa de
plata que cubriría la caja de cristal.
El entonces Ministro Dupeyrón y la Sra. Delia Parodi
secundaron a Pallarols quien personalmente tuvo que tomar la mascarilla de
arcilla del cuerpo de Eva Perón que ya se encontraba en la CGT. Pallarols
trabajó haciendo esa tapa de plata durante tres años y con la Revolución del 1955,
se dispuso por ley que todo lo que tuviera que ver con el gobierno de Perón
debía ser destruirlo. Le obligaron a destruir su trabajo y a fundir todo lo que
era de plata. Con eso vendió el material y recuperó parte de los gastos que
había tenido. Los moldes de arcilla y yeso se rompieron en pedazos y se
escondieron en Temperley y luego en un campo de la familia. Pallarols quedó muy
apesadumbrado por la destrucción de ésta, su principal obra, lo que le trajo
graves problemas de salud hasta fallecer de un ataque antes de los 60 años.
Historia de un cuerpo
El sábado 26 de julio, a las 10 horas, Eva Duarte entra en
un sopor del que ya no saldría; a las 17 horas entra en coma. El lecho es
rodeado por todos sus hermanos y más allegados colaboradores. A las 20:23 horas,
el doctor Taquini le dice a Perón: -"No hay pulso".
A las 21 y 36 el locutor J. Furnot lee por la cadena de
radiodifusión: "Cumple la Secretaría de Informaciones de la Presidencia de
la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20:25
horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Los
restos de la Señora Eva Perón serán conducidos mañana, al Ministerio de Trabajo
y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente...".
Sus últimos deseos expresados a Perón fue que no quería que
su cuerpo se consumiera bajo tierra y que sea embalsamado. Así es que a las
once y media del 27 de julio sonó el teléfono en la casa del doctor Ara. Desde
la Presidencia de la Nación requerían su urgente presencia esa misma noche.
Al llegar a la residencia, Perón le entregó las llaves de
las piezas anexas a la habitación donde se hallaba el cadáver y le sugirió que
no permitiera a nadie entrar al cuarto. Luego de esto se encontró con la
modista y el peluquero quienes expresaron:"...¡Parece dormida!...". El
peluquero cortó una mecha del cabello de Eva para su madre que Juan Duarte
había mandado a cortar. La modista le tomó las medidas y la maquilladora le
quitó el rojo de las uñas como Evita le había ordenado momentos antes de morir.
Así Ara comenzó a administrarle las primeras fórmulas, dejando
listo el cadáver para un velatorio de casi 15 días. Trabajó desde las 22 horas
hasta las 5 del día siguiente.
Con la muerte de Evita, la CGT decretó un duelo de 72 horas
y en las plazas porteñas se levantaron pequeños altares con la imagen de Eva y
un crespón negro.
Primero, el día 27 el cuerpo fue trasladado a la Secretaría
de Trabajo y Previsión, donde ella tenía su despacho (actual Consejo
Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires), donde el velatorio multitudinario se
prolongaría hasta el 9 de agosto. Las colas de gente eran de casi 35 cuadras. La
Fundación repartía frazadas para sostener la espera y se instalaron puestos
sanitarios para la atención de las personas que esperaban. El cuerpo estuvo
custodiado por un empleado que limpiaba constantemente el vidrio del féretro. El
cuerpo vestía el hábito franciscano y llevaba el rosario obsequiado por S.S. Pío
XII.
El 9 de agosto, el cuerpo fue trasladado al Honorable
Congreso de la Nación. Dos millones de personas (la mayor procesión que se haya
visto en Argentina) sostenían inquebrantablemente la fila para rendirle honores.
El 12 de agosto, a lo largo de la avenida Rivadavia, Avenida
de Mayo, Hipólito Irigoyen y Paseo Colón, precedida por nueve patrulleros de la
policía y diecisiete mil soldados al mando del Gral. José Domingo Molina, la
cureña fue arrastrada por 45 gremialistas y escoltada por cadetes de institutos
militares, enfermeras de la Fundación y alumnos de Ciudad Estudiantil.
A las 17:50 horas, con una salva de 21 cañonazos y corneta
del ejército, seis empleados de una empresa fúnebre introdujeron el féretro en
el segundo piso de la CGT.
Perón había puesto a disposición de Pedro Ara dos salas y un
baño del segundo piso de la CGT para acondicionar un laboratorio donde el
médico practicaría la tanatopraxia al cuerpo de Eva.
Frente a la entrada de la planta baja se levantó un monolito
con la imagen de Evita y una gran cruz, que se mantuvo florido durante los siguientes
tres años.
El 26 de agosto el doctor Ara conoció a las hermanas y madre
de Eva quienes fueron durante los siguientes tres años a rezar a las puertas
del laboratorio.
Le inyectaba parafina porque estaba muy flaca, muy demacrada
y así reconstituyó el buen aspecto de la cara y Pallarols pudo confeccionar
luego la mascarilla mortuoria, de la cual se conserva en el Museo Evita una
copia en yeso; la original está en el museo de la familia Pallarols.
Se solía colocar el cuerpo de Eva en forma vertical para que
el líquido que se le inyectaba pudiera deslizarse en su interior. También se la
sumergían en parafina (cera) caliente para rellenar partes del cuerpo que
después se modelaban. La cera evitaba el paso del aire, impidiéndose así la
oxidación y la contaminación del cuerpo.
El trabajo se prolongó hasta que en 1955 Perón fue derrocado.
Eduardo Lonardi designó comandante en jefe del Ejército al
general Julio Lagos, y éste nombró al coronel Héctor Cabanillas jefe del
Servicio de Informaciones del arma. Cabanillas sería, años después, la clave en
todo el proceso de recuperación del cuerpo. Después del 13 de noviembre de 1955,
Cabanillas fue reemplazado al frente de la SIE por el teniente coronel Carlos
Moore Koening, que llevó como su mano derecha al mayor Arandía.
El cuerpo de Eva Duarte constituía, para algunos hombres del
gobierno que depuso a Perón, un motivo de peligro, y su exhibición en el
edificio de la CGT era considerada como una bomba de tiempo. El coronel
Cabanillas comenzó a pensar una alternativa para dar cristiana sepultura al
cadáver, aunque después negara su planificación. Cuando Koening lo reemplazó, obtuvo
el permiso del general Aramburu para realizar el operativo. Según lo que se
dijo después, Aramburu le ordenó dar cristiana sepultura al cuerpo embalsamado,
"pero yo no debo saber dónde".
El 22 de noviembre de 1955, seis días después de intervenir
la CGT, el cadáver comenzó su largo y tortuoso peregrinar. Fue retirado el
cuerpo de su mausoleo provisorio. Koening debió firmar un recibo al interventor
en la CGT, Alberto Patrón Laplacette. El ataúd no pudo ser depositado en el
entonces Arsenal Esteban de Luca y luego de tres días de loca carrera fue
depositado en la sede del Servicio de Informaciones del Ejército, Callao y
Viamonte. Fue ubicado en un cajón de embalajes frente a la puerta del despacho
de Moore Koening que después pasó a formar parte del mobiliario de la
habitación. Nadie, a excepción de las 7 personas que intervinieron en el
operativo (entre ellas un llamado mayor Duarte, que en realidad era el mayor
Arandía, que hacía las veces de chofer), supo lo que contenía ese cajón. Tampoco
lo sabían el presidente Aramburu ni el vicepresidente, Isaac Rojas.
En marzo del año '57 el coronel Héctor Cabanillas se
reintegró a su puesto en el SIE y ejecutó el O-E (Operativo Evasión). Salieron 3
ataúdes: uno a Bélgica, otro a Sudáfrica y otro hacia Alemania Occidental. Este
último con los restos de Eva Perón.
El 18 de septiembre de 1957, cuando un féretro supuestamente
correspondiente a María Maggi, viuda de Magistris, entró al cementerio Maggiori
de Milán. Estos restos figuraban como repatriados por su hermano Carlos Maggi, y
una religiosa de la congregación de San Pablo (Giuseppina Airoldi) fue la
encargada de tramitar su sepultura. El ataúd fue colocado en la tumba delante
de la religiosa y de un hombre que declaró ser pariente de la extinta y que
debía volar a Buenos Aires apenas finalizada la ceremonia. Ese hombre habría
sido el coronel Cabanillas, que así creía terminada su misión.
El 1º de septiembre de 1971 (presidencia de Lanusse) sale
del Cementerio Maggiore de Milán el cuerpo de Evita, llevado por un grupo
militar (Cabanillas entre ellos), para devolver el cadáver al Tte. Gral. Perón
en Puerta de Hierro, Madrid.
El 3 de septiembre de 1971 Perón recibió el cuerpo en la
quinta 17 de Octubre donde permaneció por su expresa disposición.
Pedro Ara supervisó el estado del cadáver que había sufrido
algunos efectos de la humedad y el traslado. El dedo que se le había amputado
en 1955 para comprobar su identidad se había desprendido en los tantos viajes
que sufrió el cadáver.
Con el fin de la proscripción del Peronismo y la asunción de
Perón como Presidente se pensó en repatriar los restos. La convulsión interna, el
deterioro de la salud y posterior muerte de Perón imposibilitaron que se
realizara en vida del esposo de Evita.
El ataúd de Evita llegó a la Base Militar de El Palomar el 17
de noviembre de 1974 (bajo el gobierno de Isabel) con un impresionante
dispositivo de seguridad llevado a cabo por el Ministro de Bienestar Social
José López Rega y miembros de la A.A.A.
Llevado a la quinta presidencial de Olivos, mantuvieron el
cuerpo de Evita, junto con el de Perón, en una capilla ardiente sin que la
Familia Duarte tuviera acceso.
Finalmente, el 22 de octubre de 1976, ya caído el gobierno
peronista, la dictadura del Proceso de Reorganización Nacional dispone la
restitución del cuerpo de Eva Perón a sus familiares. Así es trasladada
definitivamente a la bóveda blindada de su hermana Elisa, casada con el mayor
Alfredo Arrieta (luego senador) en el Cementerio de Recoleta, bajo estrictas
normas de seguridad diseñadas por los mismos militares.
E-mail: segral@cgtra.org.ar
http://www.cgtra.org.ar/test/index.php
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