Completan la recuperación de las primeras casas porteñas
Son Altos de Elorriaga y de Ezcurra, en Alsina y Defensa.


Desde noviembre del 2009, la fachada de los Altos de Elorriaga luce como en 1808, cuando la casa fue construida y desde el mirador de su terraza se veía el río. Sobre Alsina, también están restaurando la fachada de la casa de María Josefa Ezcurra, cuñada de Rosas, de 1830. Ambas casas, las viviendas más antiguas que se conservan en la Ciudad, son Monumentos Históricos Nacionales. Y su restauración forma parte de un programa del Gobierno porteño para recuperar fachadas de la calle Defensa.Las casas forman parte del Museo de la Ciudad y, están organizadas en torno a dos patios, con planta baja, primer piso y terraza. A los 90 llegaron muy deterioradas, con derrumbes internos. El primer intento de restauración fue en la intendencia de De la Rúa, cuando se hicieron tareas de consolidación en la casa Ezcurra. En 2000, durante la gestión de Ibarra, la Secretaría de Cultura consolidó la estructura de Altos de Elorriaga y recuperó la terraza, incluyendo el mirador. Antes de la asunción de Macri, la gestión de la arquitecta Silvia Fajre en Cultura había encarado la conversión de la casa en museo. En cambio, en la casa Ezcurra un litigio con la contratista que había empezado trabajos en el 96 impidió avanzar hasta fines de 2006, cuando Cultura recién pudo entrar a la casa y hacer cateos para analizar su estado. En mayo, a través de la Jefatura de Gabinete, el Gobierno macrista empezó a restaurar las fachadas, con una inversión de $ 1.200.000.La casa de Defensa y Alsina, de 1808, fue una de las primeras de altos. Su dueño era Juan Bautista Elorriaga, comerciante vasco que en el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 votó a favor de que el Gobierno siguiera en manos del virrey Cisneros. Sus hijas heredaron la casa y la dividieron en tres. La de la esquina, una de las pocas sin ochava de la Ciudad, quedó casi intacta. La entrada, en Defensa 183, conduce a una escalera de madera. En el primer piso, se suceden habitaciones con gruesas paredes de ladrillos unidos con barro. Los obreros pintan de un celeste verdoso las ventanas a la calle. "Es el color original", dice la arquitecta Camila Piris Machado, a cargo de la obra. Y detalla: "Limpiamos la fachada de vegetación, grasa y hollín. Sacamos las baldosas de los balcones, las restauramos y las recolocamos. Lo mismo hicimos con las ornamentaciones del frente". La segunda parte de la casa, que en 1890 fue modernizada según la moda, recuperó su fachada color barroso. El frente de la tercera, será restaurado próximamente.En la puerta de la casa de Ezcurra, en Alsina 455, aún hay restos de pintura roja, el color federal. "Su fachada estaba más deteriorada y no pudimos salvar los revoques -dice Piris-. Hubo que rehacer molduras y carpinterías y restauramos los balcones".Gran parte de la política rosista se pergeñó en esta casa. José Mármol describió en "Amalia": "La cuñada de su Excelencia el Restaurador de las Leyes estaba de audiencia, en su alcoba; y la sala contigua, con su hermosa estera de esparto blanco con pintas negras, estaba sirviendo de galería de recepción". Hoy cuesta imaginar cuál era el cuarto donde María Josefa, cuñada de Rosas, tejía intrigas y recibía soplones en un sofá de la India, junto a su cama. "Suponemos que era ésta, conserva el espacio del armario empotrado", dice Eduardo Vázquez, director del museo de la Ciudad, señalando un cuarto no muy grande. Luego, los salones de la casa sirvieron para despedir a Manuelita, la hija de Rosas, antes que viajara a Inglaterra para acompañar el exilio de su padre.
El legislador del PRO Patricio Di Stefano, promotor del nuevo plan de restauración, afirma: "Después, la idea es completar la restauración de los interiores, pero para eso hay que encontrarle una función a las casas para que no se deterioren. En principio, serían para ampliar el Museo de la Ciudad".

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