Escuchado al pasar... te lo comparto...


Si tienes un sándwich y yo tengo un dolar, y usamos ese euro para hacer un intercambio, al final tú tendrás un dolar y yo un sándwich. Lo material cambia de manos, pero no se multiplica. Lo que uno gana, el otro lo pierde. Es simple economía.

Pero hay otra forma de intercambio que no obedece esas reglas.

Si conoces el teorema de Pitágoras, o un soneto de Verlaine, y me lo compartes, algo sorprendente ocurre: tú sigues teniéndolo… y ahora yo también. El conocimiento, al compartirse, no se divide: se multiplica.

La cultura no se gasta. No se agota. No se fracciona como una moneda ni desaparece como un pedazo de pan. Se expande. Crece. Se reproduce en la mente de quien la escucha, la lee, la entiende.

Michel Serres lo resumió con precisión:

“Y mientras la mercancía se consume, la cultura se expande sin fin.”

Una lección sencilla… pero transformadora.

Porque compartir ideas no empobrece a nadie.

Al contrario: nos enriquece a todos.

Win-win.

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