Simposios


La palabra simposio (del griego antiguo sympósion), significa propiamente “reunión de bebedores”.

El simposio o banquete era frecuente en la antigua Grecia, organizándose con motivo de éxitos en concursos de poetas o de los atletas, fiestas de la ciudad, fiestas familiares, etc.

Eran tan frecuentes que hicieron surgir un género literario, como lo demuestran El Banquete de Platón y el de Jenofonte, y mucho más tarde las Charlas de mesa (Simposíaca) de Plutarco y el Banquete de los eruditos (Deipnosofistas) de Ateneo.

Consistía de una primera parte en la que se saciaba el hambre con la comida principal, tras lo cual se procedía a la ingestión de bebidas, principalmente vino, al tiempo en que se desarrollaban diversas distracciones, como espectáculos de música y danza, conversaciones, adivinanzas, audiciones musicales, etc.

Pero en la primera parte no se excluía la bebida, ni en la segunda el alimento sólido.

Las esposas quedaban totalmente excluidas de estas reuniones, y como compensación tenían banquetes (tesmoforias) reservados para ellas.

Sí participaban las heteras o hetairas, cortesanas, especie de prostitutas, pero de nivel intelectual sofisticado. Eran mujeres independientes (antiguas esclavas y de extranjeras) y a menudo de gran influencia, muy hábiles en la danza y la música. Contrario de la mayoría de las mujeres griegas de la época, las heteras recibían educación y no sólo eran las únicas mujeres que participaban de los simposios, sino que sus opiniones y creencias eran muy respetadas por los hombres.


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Lic. Tamara Le Gorlois

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