El turismo negro, oscuro, de dolor (anglicismos de black
tourism, dark tourism o grief tourism), necroturismo o tanatoturismo es una
forma de turismo que centra sus destinos de viajes en sitios asociados con
la muerte y la tragedia.
Si bien hace referencia especialmente a lugares relacionados
con alguna muerte violenta o sufrimiento, se destaca, por sobre todo, el valor
histórico del lugar o de los seres relacionados con el sitio.
El término tanatoturismo (thanatourism en inglés) tiene su
origen etimológico en el término griego thanatos (θάνατος: "muerte").
En la mitología griega, Thanatos es la personificación de la muerte.
Se incluyen sitios de desastre, tanto naturales como
causados por el hombre, escenarios de atrocidades humanas y genocidios, como campos
de concentración, castillos, campos de batalla, prisiones ahora abiertas al
público, catacumbas y cementerios, entre otros.
Los primeros en utilizar el término “thanatourism” fueron,
por el año 1996, los profesores John Lennon y Malcolm Foley de la Universidad
Escocesa de Glasgow, quienes se dedicaron al estudio del turismo negro.
También el doctor Philip Stone, profesor de la Universidad
de Central Lancashire –autor de varias publicaciones referidas al tema–, intentó
determinar los efectos morales y sociales del tanatoturismo. Para este autor,
el turismo negro representa inmoralmente lo que la moralidad quiere comunicar.
El tanatoturismo puede ofrecer la participación del turista en
la semana de los cementerios Europeos, o en la fiesta de Todos los muertos en
los cementerios mexicanos, como la visita a la ciudad fantasma de Prypiat (Chernobyl) en Ucrania; los campos de concentración de
Auschwitz, en Polonia; el campo de concentración de Dachau, en la Baviera
alemana; el Ground Zero en Nueva York; las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en
Japón; el Centro Memorial al Genocidio en Murambi, Ruanda; el Museo de la
Inquisición en Lima, Perú; la prisión de Beaumaris, en Gales; el London Dungeon
(“casa del terror” basada en hechos históricos reales que han sucedido en los
últimos 500 años de la historia de Londres); el monumento a la masacre de
Nankín en China; el Museo de los Crímenes Genocidas de Tuol Sleng en Camboya; la
costa italiana donde se hundió el Costa Concordia aquel viernes 13 de enero de
2012; los castillos de Bran y Poenari en Rumanía, el campo de batalla de
Culloden (última batalla librada en suelo británico hasta la fecha) en Escocia;
y, sin agotar la lista, el circuito “Jack el Destripador” en Inglaterra.
Los turistas pueden verse motivados por hacer un recorrido en
necrópolis de alto valor arquitectónico, o simplemente para hacer una visita post
mortem a alguno de sus personajes preferidos o ídolos. Así se visitan en el
cementerio parisiense de Père-Lachaise, las tumbas de Jim Morrison (vocalista
de The Doors), Oscar Wilde, Chopin, Bizet, María Callas, Delacroix, La
Fontaine, Molière, Balzac, Abelardo y Eloísa, Yves Montand, Édith Piaf, Marcel
Proust, entre otras.
También en París se visita, en el Hôtel National des
Invalides, el mausoleo de Napoleón Bonaparte y las famosas catacumbas.
Otras tumbas que reciben visitas a diario son la del dramaturgo
William Shakespeare, James Dean, Marilyn Monroe, Elvis Presley, Michael Jackson
o Lady Di; así como las de José Primo de Rivera, Francisco Franco y Lola Flores en España.
Y la lista de los cementerios más visitados continúa con los
de Génova y Milán en Italia, el Cementerio de la Recoleta, el Cementerio Estadounidense
de Colleville-sur-Mer en Normandía, Francia y el cementerio judío de Praga por
nombrar apenas algunos de los más relevantes.
Si de morbo se trata, los tanatoturistas pueden procurar saciar
su sed comprando experiencias de turismo extremo, como solían hacer acercándose
a dominios del Sendero Luminoso, en la selva peruana; o a la frontera con Siria
para ver la guerra en directo; visitando favelas cariocas o la de Soweto, cerca
de Johannesburgo, Sudáfrica; o cruzando en grupo la frontera de México-Estados
Unidos haciéndose pasar por ilegales donde llegan a ser secuestrados por
traficantes de personas ficticios.
En fin… el turismo da para todo; determinar cuándo es un
aporte a la memoria sintetizando la historia y la cultura del lugar y cuándo se
allanan los límites de la ética y la moral es materia de otro estudio. Puede
ser objetable esta forma de frivolizar lugares donde ha habido crímenes, grandes
masacres y sufrimiento; pero si de hilar fino se trata, las pirámides de
Egipto, el Taj Mahal y tantas otras obras monumentales construidas fuera del
marco de la masonería operativa (los constructores se consolidaron como gremio
recién en la Edad Media) también se relacionan con el trabajo esclavo y la
muerte.
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ResponderBorrarMuy original tu nota. Siempre con aportes de calidad!!
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