Sí, es verdad que
el abrazo libera oxitocinas. Pero la oxitocina se libera con decenas de gestos,
no solo los abrazos. Más importante es el gesto de humanidad de nosotros hacia
nosotros mismos (interno). Y ese gesto de abrazo, de cuidado, de amor hacia uno
mismo radica en el autocuidado, los buenos hábitos. Pedir abrazos es buscar
parches o cargar de la responsabilidad de nuestro bienestar en los demás. Muy
infantil cuando solo buscamos eso y no atendemos las otras patas del bienestar
y la oxitocina.
Consiste en
estudiar y ser consciente de qué nos saca calidad de vida, qué nos mata en
forma prematura, o nos condena a una ancianidad sufriente. Debemos ser
responsables en la toma de elecciones.
Debemos sacar los
alimentos que nos inflaman de nuestro consumo diario: azúcar, harinas blancas
(pizza, pastas, pan, facturas…), multiprocesados, aceites de maíz y de girasol,
alcohol, comidas picos de glucosa y atracones.
Optar por los
alimentos naturales que regulan la microbiota.
Vivir en
coherencia con el ciclo circadiano: si se termina el día, si baja el sol,
terminar nuestras actividades, pantallas e ingestas. Las comidas tienen que ser
de día.
Cuidar la
hidratación: mínimo, dos litros de agua por día, fuera de las comidas y lejos
de los horarios de sueño.
Manejo del
estrés:
Ser muy
cuidadosos de con quién interactuamos a diario.
Ejercicio físico
moderado y diario para contrarrestar la sarcopenia y la osteopenia, que se
produce en forma gradual y constante desde los 30 años si no lo contrarrestamos
con buena alimentación y ejercicio.
Elección de vivir
fuera de centros urbanos o con amenazas continuas.
Vivir el presente
y meditar. Cuidar las emociones.
Saber respirar,
tener pausas y silencios.
Buen dormir:
sueño profundo de 8 horas, sin interrumpirlo con ingestas tardías y pantallas.
Contacto con la
naturaleza. Si encontramos que las mascotas son terapéuticas y una buena
compañía, bienvenidas las mascotas.
Un cuerpo
doliente ataca las emociones. Emociones dolientes atacan el cuerpo. El abrazo
es un placebo, no la raíz de nuestro dolor y sufrimiento. Seamos
responsables.

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