ACTUALIZACIONES TURISMO: VIAJES Y CALIDAD DE VIDA
Tamara Le Gorlois, Licenciada y Guía en Turismo. Alojamiento turístico en Villa la Angostura (alquileres y Posada del Ciprés). Más de 30 años de experiencia en Turismo Receptivo. Maestra de Ceremonias. Especialista en patrimonio masónico y simbología. Facebook: Tours Masónicos y Simbología. Instagram: @legorloistamara tamaralegorlois@gmail.com
Wabi Sabi
Vacío existencial, escultura de Albert Gyorgy, Ginebra
El vacío es un fenómeno extraño que nos persigue de muchas maneras. La mayoría de nosotros nos hemos sentido vacíos en algún momento, aunque no solemos hablar de ello. Tenemos la sensación de que algo falta en la vida, de que siempre nos falta algo para ser felices...
Veamos algunos tips que nos pueden ayudar a encontrar o develar ese Sentido de la Vida que no estamos viendo. Cada uno deberá develar el propio, hay tarea para hacer...
https://www.youtube.com/watch?v=3IMKIMdwakY
La tríada del mal: narcisistas, psicópatas y maquiavélicos
Respecto a que
una de cada cuatro personas obra en ejercicio del mal, por el año 2002, Delroy
Paulhus y Kevin William publicaron un artículo académico de psicología
analizando tres rasgos especialmente aversivos y sombríos de la personalidad.
Constatando inquietantes similitudes entre sí, finalmente llamaron al
narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo, la tríada oscura, debido a las
cualidades malévolas que les caracteriza. Son figuras tan presentes en tiempos
de la Inquisición como en la actualidad.
La psicopatía y
el narcisismo como trastornos de la personalidad, hoy se conciben a nivel
subclínico, es decir, presentan una sintomatología que no se expresan con
signos o síntomas detectables, pero que se revelan a partir de los efectos que
generan en el desempeño y funcionalidad general del sujeto. Por su parte, el
maquiavelismo ni siquiera está reconocido por el DSM 5, el manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales como trastorno de la personalidad.
La palabra narcisismo deriva del personaje mitológico Narciso, quien se enamoró de sí mismo al verse por primera vez en aguas de un estanque. A partir de entonces pasaba horas contemplándose de tal manera que un día sucedió lo previsible: murió, se ahogó en el descuido de observarse en forma tan obsesionada.
Narciso se convirtió en arquetipo de vanidad y egocentrismo, en el ser que se glorificó en una locura que acabó con su propia vida.
La psicología reconoce la autoestima como un factor de vida sana. Reconocer y respetar nuestro propio valor nos da una apreciable estabilidad psicológica y emocional. Pero es tan importante reconocer nuestro valor como respetar el valor de los otros.
El problema del narcisista es que, si bien reconoce su valor (a menudo en forma exagerada), se niega a reconocer el valor de los demás. El narcisista carece de empatía hacia los demás y carece de introspección; no puede reconocer su problema.
Como trastorno de la personalidad, el narcisismo es un desorden mental en el cual el individuo ostenta una percepción desmesurada de su propia importancia, conllevando esto una gran necesidad de ser validado, de recibir admiración, de reclutar fans o adeptos. Le caracteriza la dominación, arrogancia, exhibicionismo y la explotación ajena.
Busca proyectar al mundo una imagen idealizada y magnificada de sí mismo y busca al mismo tiempo ser reconocido como alguien extremadamente relevante, virtuoso e influyente.
Esto surge de una bajísima autoestima, de una gran necesidad de validación por parte de todos, ya que él mismo no se valida. De niño no tuvo límites, fue tremendamente consentido, o, por lo contrario, tuvo todos los límites… no tuvo acceso a expresiones de amor, de cuidado, de protección… tuvo grandes carencias y no fue emocionalmente atendido; inclusive, a menudo, por no contar con la protección y mirada de sus progenitores, fue víctima de abusos. Como consecuencia, se produjeron cortes o bloqueos neuronales que lo muestran con total falta de empatía hacia los demás. No puede demostrar el amor que no recibió. Está bloqueado. De adulto creerá que el universo le debe todo; todas sus relaciones serán utilitarias, no sentimentales. Cada vez que se relacione será para demandar satisfacer sus necesidades depredando a quien sea: su pareja, un hijo, un amigo, un vecino, un empleado, un compañero de trabajo… Estará incapacitado para dar amor y se caracterizará por ejercer poder y control sobre los demás. Sin reconocer sus características, sin mediar ningún tipo de introspección, la sanación se hará imposible. No es que disfrute del sufrimiento ajeno como el psicópata, pero que los demás sufran, simplemente no le importa.
La baja autoestima del narcisista hace que sea especialmente megalómano, envidioso y celoso, por lo cual procede en forma mecánica y sutil a despojar o destruir al otro de lo que le ocasiona envidia. Para ello crea una máscara social, y cuando cree que no recibe suficiente reconocimiento o escucha críticas hacia su persona, desata ira, difamaciones y castigo.
Es el clásico padre o madre que implanta híper-exigencias académicas, deportivas, conductuales o de cualquier otra índole a sus hijos, castigándoles o ignorándoles cuando el resultado no es el esperado.
O, por lo
contrario, felicitándoles sólo de puertas para fuera si la labor desempeñada
les ha colocado en una posición favorable ante ojos de los demás. Narcisista
puede ser también el profesor erudito que se concibe como el gran epítome de la
sabiduría, o el deportista que se autoproclama eterna leyenda, o el vecino
irrespetuoso de los límites ajenos.
La palabra psicópata proviene del griego psico- (psyché), que significa "alma" o "mente". En su origen, "psyché" hacía referencia tanto al alma como al principio vital y a la mente. Y -pata (pathos), que significa "sufrimiento", "enfermedad" o "aflicción".
Es quien tiene un padecer mental, un subtipo del trastorno de la personalidad antisocial con pobreza de reacciones afectivas, tendencia a la mentira patológica y la incapacidad para expresar remordimiento culpa o vergüenza. Son personas muy habilidosas ocultando sus verdaderas intenciones y representando emociones concretas sólo por conveniencia, propensión hacia la manipulación, falta de empatía, control deficiente de los impulsos, pérdida del sentido moral o del polinomio bueno malo, crueldad, codicia, irritabilidad, promiscuidad sexual, etcétera.
Respecto al maquiavelismo, el diplomático italiano Nicolás Maquiavelo escribió en el siglo XVI El Príncipe, tratado político que expone la forma en que los gobernantes deben hacer frente a situaciones con el fin de conservar exitosamente el poder. Es una obra de gran valor por su conocimiento de la psique humana. Algunos párrafos han generado polémica, como los que dicen “nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado por la mentira”, “es más seguro ser temido que amado” y tantas otras frases, a menudo sacadas de contexto, que popularizaron el término maquiavélico denotando una carga despectiva y peyorativa para condenar prácticas inmorales, malévolas o autócratas.
En psicología, el maquiavelismo hace referencia a un conjunto de rasgos de la personalidad que evidencia una priorización absoluta hacia los propios intereses y una tendencia a ver a los demás como medios para lograr determinados fines. De ahí el aforismo maquiavélico de que el fin justifica los medios.
La persona
maquiavélica es estratégica, premeditada y calculadora, hace culto a la
manipulación, el oportunismo y el utilitarismo, ganándose estratégicamente la
confianza de personas de las cuales pretenden extraer algún tipo de beneficio.
Son auténticos expertos en la detección de debilidades ajenas y grandes
manipuladores de las situaciones que les puedan favorecer.
Así como el narcisista “se hace”, psicópata “se nace”, y los rasgos maquiavélicos pueden ser innatos o adquiridos. Los estudios ponen de manifiesto la gran influencia del componente hereditario, especialmente en el perfil psicópata. Pero por supuesto, la configuración ambiental también juega un papel fundamental; el entorno físico, social y cultural puede condicionar los comportamientos malévolos.
Por lo tanto, es prudente hacer uso de las enseñanzas estoicas que dicen “No juzgues tan rápido a quienes portan el mal, pero tampoco les concedas la ocasión de que lo ejerzan sobre los demás y sobre ti”.
También Juan 8:32
dice "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres", invitando al
autocuidado, a instruirnos, a aprender de las experiencias y evolucionar
alejándonos de la influencia de las fuerzas del mal.
Origen maquiavélico de El Príncipe
Es difícil
imaginar a Nicolás Maquiavelo, el influyente canciller de Florencia,
escondiéndose como un prófugo en una cueva de vicios.
En 1512, a los 43
años, Maquiavelo se encontraba en un exilio forzado tras ser acusado de
conspirar contra la familia Medici, gobernantes de Florencia. Por su condición
de estadista y aristócrata, se le permitió elegir su lugar de exilio, optando
por una aldea en las colinas de San Casciano, cerca de Florencia, donde su
familia tenía propiedades.
En lugar de
quedarse en la lujosa mansión de su tío cardenal, diseñada por Miguel Ángel y
hoy convertida en exclusivo hotel, prefirió una sencilla casa de campo en
Chianti, que tenía la particularidad de estar conectada por acceso subterráneo
a una taberna vecina.
Cada noche, luego
de estudiar en su biblioteca, vistiendo ropa modesta y candelabro en mano,
bajaba a la bodega de la casa y, tras atravesar un pasadizo secreto, bajaba por
el túnel hasta la taberna sin ser visto. Hubiera sido más fácil cruzar
directamente la carretera que separaba su casa de la taberna, pero evitaba
hacerlo para no comprometer su reputación.
Ya instalado en
la taberna compartía vino y juegos de cartas con clientes habituales,
campesinos, viajeros, el carnicero y el mismo posadero.
Esta taberna,
conocida como L'Albergaccio ("La mala posada"), inspiró a Maquiavelo
para escribir El Príncipe, uno de los textos políticos más controvertidos de
todos los tiempos.
L'Albergaccio era
elegido por viajeros, caballeros y peregrinos para cenar y descansar, pero a
Maquiavelo le representaba un microcosmos de la naturaleza humana, perfecto
lugar para estudiar el comportamiento humano. De allí escribió El Príncipe,
guía para todo líder pragmático dispuesto a que el fin justificara cualquier
medio.
Además de
inspiración, la taberna hacía su exilio más llevadero: las discusiones y
chismes del lugar le proporcionaban entretenimiento e información sobre lo que
sucedía en Florencia. Esta vida social, según le escribiera a su amigo
Francesco Vettori, le permitió "evitar que mi cerebro se llene de moho y
ventilar mi furia contra la perversidad de mi destino".
Hoy podemos
disfrutar del lugar como taberna gourmet, siempre resonante en los paisajes de
la Toscana.
Tamara Le Gorlois
Constructores del Arte Real
El esoterismo en el ajedrez
El esoterismo en el ajedrez según el Venerable Maestro
Samael Aun Weor (seudónimo de Víctor Manuel Gómez Rodríguez; Bogotá, 6 de marzo
de 1917 − México, 24 de diciembre de 1977).
Los soldados rasos del Rey, son los neófitos o aprendices, o sea, las personas o gérmenes que aspiran a convertirse en Adeptos del Círculo Consciente de la Humanidad Solar. Es decir, los individuos que, informados sobre el Camino Esotérico que conduce a la liberación final, trabajan sobre sí mismos, debatiéndose entre lo blanco y lo negro. El peón presenta movimientos muy limitados: sólo puede avanzar hacia adelante, en línea recta, de casilla en casilla. Cuando se mueve por primera vez puede avanzar dos escaques. Como se indicó anteriormente, cuando el peón logra llegar hasta la octava hilera puede recuperar cualquiera de las piezas capturadas de su bando. El peón blanco representa a la Esencia luchando, con la ayuda del Rey, de la Reina, del Alfil y de la Torre Blanca, contra las fuerzas que se oponen a su desarrollo. El peón negro simboliza a las fuerzas del Ego, a esos “elementos inhumanos”, izquierdos y siniestros, que en su conjunto forman el “Yo”, el “mí mismo”. No representa otra cosa que la sombra tenebrosa de nuestro Rey que jamás pecó. Cuando un peón blanco es devorado, a causa de una “mala jugada”, significa que la víctima ha sido engañada por el Ego. Esta situación, desafortunadamente, resulta muy común sobre el Tablero de la Vida.
Cómo detectar al narcisista
La
manifestación del narcisista comienza con dos manipulaciones:
1 - Refuerzo
intermitente
2 - Indiferencia
1 - Refuerzo
intermitente
Sabemos que él o
la narcisista (puede ser masculino o femenino) no establece una relación
sentimental, sino utilitaria. Cuando elige a su presa (la pareja que deberá
darle todo lo que considera que tiene que darle, sea amor, un techo, un auto, estabilidad
económica, atención, sexo, prestigio social, etc.) procede a enamorarla con
bombardeo amoroso (envuelve con relatos gentiles, donde se presenta como
víctima de otras relaciones o crianza hasta enganchar emocionalmente a su
víctima).
Una vez que
convence a la otra persona que es la persona ideal para la relación comienza
con el refuerzo intermitente, manipulaciones que se harán crónicas a lo largo
de toda la relación.
El refuerzo
intermitente consiste en entregar una recompensa de manera irregular, o sea, no de forma
continua ni predecible.
En el
laboratorio, si a cada presión de la
palanca por parte de una rata se da lugar a una recompensa (comida), esto sería
refuerzo continuo. Sin
embargo, si se entrega solo algunas
veces y de manera impredecible después de que la rata presiona la palanca, esto es refuerzo intermitente.
Son compensaciones que se dan en forma ocasional e
imprevisible; por lo que pueden mantener al individuo
indefinidamente esperanzado para la próxima recompensa.
En relaciones de
pareja, el refuerzo intermitente es un tipo de maltrato psicológico y abuso emocional ejercido con intención
dañina, generando confusión y dependencia emocional en la persona maltratada.
El refuerzo
intermitente se define como un "tira y afloja", alternando
situaciones agradables y desagradables. Hay una variación continua entre
calidez y frialdad, entre amor y negligencia, generando un entorno
constantemente impredecible para la víctima.
Es un maltrato silente, una expresión de violencia,
un maltrato psicológico prolongado, que no tiene por qué ir relacionado con maltrato
físico, por ende, podemos encontrar ambos tipos de maltrato. La violencia
física suele surgir cuando la víctima se resiste a la violencia psicológica.
Es
importante reconocer que en una relación saludable, es natural cierto nivel de
inestabilidad, y estas diferencias se comunican asertivamente y se resuelven. Hay
un equilibro sano entre dar y recibir, hay respeto propio y mutuo en la
relación.
En la dinámica de las relaciones abusivas con
refuerzo intermitente, estas inconsistencias son una estrategia de manipulación
y abuso emocional intencionales que sirven para controlar y confundir a la
víctima.
En los momentos
favorables de la relación se experimenta bienestar, unión y reciprocidad; pero
de repente y de forma ocasional e impredecible se da distanciamiento, falta de
afecto y atención sin motivos aparentes para que esto ocurra; así cómo
episodios de violencia verbal y/o ambiental. Esta conducta repetida (lo que se
permite, se repite) puede causar dependencia emocional y adicción hacia la
persona que a veces se ofrece con buen comportamiento, cariño y atención,
negándolo otras veces, sin explicación, de forma fría y distante.
El refuerzo
intermitente en las relaciones de maltrato y abuso es efectivo porque las
"recompensas" se dan intermitentemente a la víctima durante todo el ciclo de abuso. Esas
“recompensas” varían entre ser sentir que la relación vuelve a ser normal y no
un infierno, o algún gesto mínimo de afecto, o un obsequio material, o muestras
de remordimiento por parte de la persona abusadora. Así, la víctima vive
inmersa en un agonizante y perverso círculo vicioso de esperanza y decepción que es muy difícil de romper.
Esto mantiene a
la víctima en estado de anhelo de recibir afecto, cuidados y amor que se dan como
migajas, en pequeñas dosis y de forma infrecuente, por lo que se adentra en un
bucle frustrante, doloroso, desgarrador y emocionalmente agotador perdonando y
olvidando constantemente las situaciones de abuso, aferrándose a la ilusión de
que las cosas mejoren.
Da a la víctima
la sensación de caminar sobre cáscaras de huevo donde vive en permanente estrés,
esmerándose y reforzando los cuidados para no “generar” el castigo de la
interrupción de amor o atención de parte del narcisista, dado que toda vez que
esto ocurre, el narcisista se encarga de hacerle creer a la víctima que es su
culpa.
En el refuerzo intermitente, de repente, de la nada, el narcisista
desaparece, de repente ya no está. Se fue. Agarró sus cosas, o no se llevó nada,
pero desaparece, hasta bromea en forma mordaz diciendo que fue abducido.
Lo que hace con
esto es meter incertidumbre a la víctima. La víctima se
pregunta ¿por qué no está? ¿qué le pasó? ¿hice algo malo? ¿será que se fue
con alguien más? ¿va a volver? ¿no va a volver?, de tal forma que cuando
regresa, que puede ser después de dos o tres días (o después de dos o tres
meses en algunos casos), la víctima lo recibe con un ¡Ay! Por fin… ¿qué pasó?
¿por qué te fuiste? Y aquí viene la primera manipulación…: “Me fui porque sentí
que tú no me querías de la misma forma que yo a ti”. “Me sentí abrumado porque
no supe cómo manejar todo este amor”. Y entonces comienza el jueguito que se
perpetuará a lo largo de toda la relación de echarle la responsabilidad o culpa
a su pareja. Esto alimenta de manera perversa la sensación en la víctima de
sentirse necesitada en el cuidado del narciso y de tener que reforzar los
cuidados. ¿Y qué hace la víctima? Le afirma: “no mi amor, tú y yo vamos a estar
bien, vas a ver…” y comienza aquí a esmerarse para complacer al narcisista.
2- Indiferencia
La manipulación
puede también llevarse a cabo con la indiferencia, una de las peores
violencias psicológicas. El narcisista está presente, pero de mal humor, con
energía de rechazo, de desprecio: “no te tolero, no te soporto, sos
insoportable”. Se la pasa mirando tele, o su celular, o hablando por teléfono o
whats app a escondidas, se encierra horas en el baño, o vuelve a la casa a
cualquier hora pretendiendo que la comida y el mundo esté tendido a sus pies,
esperándole con marcial presencia.
Y la víctima se
pregunta qué hizo mal… y se quiere acercar para hablar, para entender qué está
pasando y solo recibe expresiones de rechazo: “déjame en paz”, y desaparece
física y/o emocionalmente. Y regresa varios días después como si nada hubiera
pasado. Y la víctima sigue preguntándose qué fue lo que pasó, y si hay
respuestas son “mete-culpa”: “Estaba enojado porque parece que prefieres más a
tus amigos o a tu familia que a mí”. “Quédate con ellos, si quieres yo me voy”,
o “le das más importancia a tus cosas que a mí”, “no me respondiste el mensaje
cuando te lo envié, no me quieres como yo a tí”… Y entonces ¿cómo responde la víctima?: “No, mi
amor tú eres lo más importante. Te prometo que la próxima vez no voy, tú no te
preocupes”. Y ahí se profundiza todo este juego de manipulación.
La víctima lo que
más quiere es crear el sueño anhelado, lo que él tanto prometió, pero nunca va
a pasar, porque el narcisista no quiere cumplir sueños, solo quiere parasitar,
abastecerse de todo cuanto se le antoje.
La víctima se
frustra, se trauma, pasa a sentirse insuficiente. Todo lo que haga de ahí en
más, nunca será suficiente para hacer feliz al narciso.
También juega el
“gas lighting”: el narcisista inventa historias para meter presión y confundir
a la víctima: “Estás coqueteando con alguien más”. Traslada a la víctima
situaciones que el narcisista vive haciendo.
Inventa cosas, es
experto en manipular para que la culpa y la confusión se convierta en una forma
de vida para la víctima.
El sufrimiento se
hace adictivo porque se generó en la víctima un permanente sentimiento de culpa
por la disfunción de la relación; se crea una red neuronal con patrones de
conducta disfuncionales y síntomas de abstinencia: dolores de cabeza, insomnio,
pensamientos rumiantes, ganas de comer en forma compulsiva, ardor en la piel, ataques
de pánico, sudor de frío, dolores corporales, falta de energía… El permanente
estrés, literalmente modifica el cuerpo de la víctima: vive inflamada por el cortisol,
aumenta de peso y sufre dolores y cansancio crónico.
En el origen del
narcisista, un niño busca el afecto de papá y mamá, de las personas cercanas. Cuando
quiere esa conexión emocional y no la está teniendo, sea porque papá y mamá se
la pasan trabajando todo el día, o porque mamá es una mujer con dependencia
emocional y porque papá es narcisista, o viceversa, se puede producir una desconexión
afectiva, un abandono emocional. Todo lo que el niño deseaba y no tuvo,
comienza a odiarlo. Es como cuando quieres algo mucho y no lo tienes y dices que
ya no lo quieres. Se genera un corte emocional y ya está imposibilitado para
sentir amor y gratitud. De ahí en más, su vida va a distinguirse solamente por
aquello que les haga sentir bien.
Apegados al poder,
los narcisistas pueden dominar masas. Son enfermos por el apego al poder.
A pesar de su
voraz parasitismo, el narcisista no sabe recibir. Eso que le das con todo amor,
tras agarrarlo, te dice nadie te lo pidió y lo tira. Entonces la víctima vive
esa sensación de insuficiencia y un dolor tremendo que hasta puede terminar en un
lupus, o un cáncer, o una artritis severa producto del estrés, y en el mejor de
los casos, puede ser descartada por el narciso que comienza a ver que no le
puede sacar mucho más a su víctima. Pero éstas son buenas noticias… es ahí cuando
la víctima puede tomar consciencia de lo que está padeciendo y se plantea la
supervivencia; el fin de la relación.
Síntomas del despertar de la Consciencia
De pronto llegamos al punto
de sentirnos hartos de estar hartos y comenzamos a despertar.
Las experiencias de vida,
situaciones que hemos llevado, acumulado, soportado (o no), hacen que un buen
día sintamos tocar fondo. Y tomando consciencia del punto al que hemos llegado,
y viendo que estamos atrapados en un ciclo que se repite en bucle descendente,
de pronto decidimos hacer algo para comenzar a ascender, hacer un cambio de vida.
Sentimos arrepentimiento sobre los continuos errores que hemos arrastrado y
buscamos la metanoia, la rectificación del camino.
Por lo general se pasa previamente
por esa noche oscura, ese “no dar más”. Nuestras emociones nos levantan bandera
roja, nos ponen en la cara la incomodidad de vivir en la incoherencia entre lo
que pensamos, sentimos y terminamos haciendo.
Aun así, muchos pueden ser
los factores de un despertar de la consciencia; algunos tuvimos la experiencia cercana
a la muerte y pudimos ver la realidad del “más allá”; o tuvimos la gracia de
recibir palabras precisas, en el momento preciso, ayudándonos a salir de la
Matrix. Hoy también tenemos innumerables posibilidades de acceder a información
que nos active la glándula pineal, conllevando un despertar de la Consciencia.
Desde la neurogénesis, la
biología celular y la epigenética, exponentes como Bruce Lipton, Joe Dispenza,
Masaru Emoto, Yoshinori Ohsumi, Mario Alonso Puig, junto a estudiosos de la
espiritualidad como Emilio Carrillo (entre tantos otros), muestran a la ciencia
cuántica (palabra que procede de “cuanto” o “cuantio” –unidad más pequeña de
luz, electricidad, o cualquier otro tipo de energía–) como lenguaje contemporáneo
del misticismo. Esto tiene lógica si consideramos que Dios es todo energía y
creador de energía, y somos todo Uno con él y su creación.
Estos exponentes de la
ciencia y espiritualidad comparten en forma generosa sus estudios en la Web,
haciendo un aporte significativo al despertar masivo de la consciencia.
En definitiva, la Iniciación
o despertar de la consciencia, no es otra cosa que la decisión de ser libres,
de tomar decisiones propias (no gobernadas por el subconsciente), guiados por
el verdadero amor, el amor ágape, el de hacer el bien sin mirar a quién,
empezando por nosotros mismos.
Este despertar de
consciencia no suele ser agradable. Por lo general nos obliga a salir de la
zona de confort y cuestionar todo lo construido por el ego durante toda la
vida.
Como sea, los síntomas del
despertar de la consciencia son claros:
1) Los intereses cambian: cambiamos por
completo los gustos (el tipo de música, de vestimenta, de lectura, la forma de
viajar, las relaciones y la forma de relacionarnos), podemos hasta cambiar por
completo de trabajo, de profesión, y/o de lugar geográfico. Ya no nos atrapa el
materialismo, las compras, ni las compañías que frecuentábamos, mucho menos los
temas de conversación que manteníamos con esas personas (sean amigos o
familiares). Podemos llegar a sentirnos solos aún estando con estas personas
con las que siempre nos gustó estar. No es desamor, no es que ya no sintamos
cariño por esas personas, simplemente ya no compartimos la misma vibra, los
mismos intereses, las mismas necesidades. Podemos llegar a decidir cortar con
nuestra relación de pareja de toda la vida, procesando el duelo que eso pueda
conllevar, por supuesto, pero con determinación, con la asertividad de que es
lo que necesitamos hacer en esta etapa de nuestra vida. Sentimos una necesidad
imperiosa de hacer estos grandes cambios.
2) Sentimos una gran necesidad de estar
solos, de tener tiempos a solas y en silencio para encontrarnos a nosotros
mismos. No encontramos alrededor personas con quienes compartir estos procesos
tan personales e íntimos, por lo que terminamos aislándonos cada vez más.
Buscamos la autenticidad, ya no comulgamos con la hipocresía. Y si bien todo
este proceso nos hizo tomar distancia de nuestros seres queridos, de alguna
manera volveremos a ellos con una nueva energía, con menos juicio y con mayor
capacidad de compasión y perdón. Con verdadero amor.
3) Vemos la necesidad de cuestionar viejas
creencias al mismo tiempo que un nuevo mundo se abre frente a nosotros y de
pronto sentimos sed de un conocimiento que nos ayude a entender estos procesos.
Buscamos cursos, lectura, videos, narrativas que nos hablen de estos nuevos
temas. Los caminos son muchos, y no todos nos tienen por qué llegar. Así es que
buscamos dentro de la religión no dogmática, el hesicasmo, el yoga, del tai
chi, chi kung, reiki, taoísmo, budismo, la neurociencia, la meditación, la
regresión a vidas pasadas, la hipnosis, las cartas astrales, la
biodecodificación… Hacemos un vuelco en lo que leemos, pasando de los textos
profesionales, la narrativa, la ciencia ficción, a los textos de
autoconocimiento, autoayuda, gnosis, etc.
4) Sentimos necesidad de compartir esta
experiencia y tratamos de transmitirlo a los demás, sobre todo a nuestros seres
queridos, buscando que ellos también puedan beneficiarse con esta nueva
información. Pero la realidad es que no necesariamente a ellos “les haya
llegado el momento” y no entienden el porqué de nuestros cambios y nos ven
“raros” o “con inestabilidad emocional”. Nada de qué preocuparse, ya que es
totalmente normal y pronto sabremos cómo manejar estas situaciones (en parte
tomando distancia, en gran parte no insistiendo que pretender “imponer” a los
demás nuestras experiencias). La inercia del ego ya no deberían seguir tomando
protagonista si nuestra toma de conciencia es genuina.
5) Comenzamos paulatinamente a adquirir
hábitos más saludables y alimentación más sana. Vamos tomando conciencia del
origen de cada alimento y del impacto en nuestro cuerpo. Leemos etiquetas,
descartamos alimentos que comprobamos que nos hacen mal (leche de vaca, azúcar,
etc.).
6) Nos vamos conectando cada vez más con la
Naturaleza y los ritmos circadianos. Sentimos necesidad de estar más en
contacto con la Naturaleza y apreciamos más su poder y energía y fluimos con
ella y sus ciclos. La Naturaleza se convierte en una verdadera escuela de vida.
En contacto con ella, sobre todo con una huerta orgánica, por ejemplo,
aprendemos más sobre los ciclos, la necesidad de la muerte o involución
(otoño/invierno) como paso previo al renacer y la abundancia divina
(primavera/verano). Con la naturaleza entendemos que es “normal” que haya
muerte, previo a la resurrección, involución antes de una evolución. Al mismo
tiempo, vemos que está en nosotros que vivamos esos ciclos como bucles
involutivos, entrópicos, destructivos, o por lo contrario, tras la involución,
el ciclo sea ascendente, pasando de un estado a un estado superior del Ser.
Observando la naturaleza, reconocemos el poder destructivo del ego; y que el
Cosmos conspira a favor de nuestra felicidad, ya que todo está digitado desde
lo divino para disfrutar de una gran abundancia sin necesidad de interponer
nuestro ego (concepto oriental de Wu wei –hacer sin hacer–). No buscamos la
Naturaleza para desconectarnos, sino por lo contrario, para conectarnos, ya que
las imposiciones sociales y el piloto automático de todos los días nos
desconecta de nuestro centro y de la Divinidad. Viviremos mayor necesidad de
alejarnos del asfalto, del cemento, los ruidos de las ciudades para alinearnos
más con las aldeas, los pequeños poblados desarrollados en torno a la
naturaleza.
7) Crece la Intuición y la creatividad. Nos
sentimos más conectados con lo divino, vemos y sabemos interpretar más las
señales. Comenzamos a disfrutar más las serendipias (las afortunadas
coincidencias o descubrimientos, sin olvidar, como decía Luis Pasteur, que “en
el campo de la observación, el azar solamente favorece a las mentes
preparadas”). También reconocemos más las causalidades, la conexión que tenemos
con todos y con el Todo. Si tomamos decisiones más audaces, si abordamos
grandes cambios, aún sin tener una opción de cambio definida, es simplemente
porque comenzamos a creer en la generosidad de la Providencia, en lo Divino,
por sobre la escasez del ego y de la zona de confort. La Fe y la Intuición
comienzan a tener papeles protagónicos.
8) Revienen antiguos recuerdos, viejas
vivencias que replanteamos con una mirada totalmente diferente. Le damos
conclusiones nuevas a viejos temas. Nos liberamos de viejas situaciones.
Perdonamos más y nos perdonamos.
9) Revivimos oleadas emocionales que emergen
del subconsciente, que hemos reprimido toda la vida y las traemos al consciente
para tratarlas. El despertar de la consciencia es una crisis. Se vive como una
crisis emocional y vivimos esta crisis como oportunidad de cambio. Si decidimos
acompañar estos cambios o crisis con la opinión de algún terapeuta, es
importante que el profesional haya vivido estos cambios en los niveles en que
los estamos procesando.
10) Se despierta la auto-conciencia, se agudiza
la empatía con los demás y los animales y se agudizan los sentidos. Vemos cosas
o situaciones que antes no veíamos, el gusto cambia, somos más sensibles a
ciertos olores y sabores, podemos hasta comenzar a rechazar ciertos alimentos
como la carne vacuna, la leche vacuna, el azúcar, etc. Podemos escuchar golpes,
acúfenos (zumbidos en el oído) u otros sonidos que los demás no perciben.
También podemos ser más propensos a percibir cierta energía en determinados
lugares. Al mismo tiempo nos convertimos en grandes observadores de nosotros
mismos, de nuestras emociones. Nos experimentamos, nos conocemos más,
dialogamos más con nosotros mismos, y con nuestro niño interior.
11) En lo físico, sentiremos tensión muscular
sobre todo en la zona del cuello, podemos bajar o aumentar de peso
(reaparecerán muchos miedos que teníamos reprimidos y como consecuencia de ese
estrés, hay aumento de peso). Por fuera nuestro cuerpo se irá acomodando tal
como llevamos el proceso por dentro. Podemos además experimentar presión en la
cabeza u hormigueo. Se está reactivando el chakra de la corona, hay despertar
energético.
12) El sueño se verá interrumpido varias veces
por la noche. Seguramente dormimos un par de horas y luego nos despertamos,
volviendo a dormir y despertándonos nuevamente (dos o tres veces por noche). Se
explica en parte porque nos vamos alineando con los ciclos circadianos, lo cual
nos lleva a acostarnos a dormir más temprano y a despertarnos con el alba, al
igual que las aves y la naturaleza en general. No es de preocupar. Serán
momentos que aprovecharemos para leer, escribir (al escribir ordenamos en papel
lo que buscamos ordenar en nuestro interior) o a escuchar más audios sobre
estos nuevos intereses. Dormir mucho es sinónimo de desconexión espiritual.
Necesita dormir mucho quien vive en estrés, perdiendo el tiempo,
desequilibrado, agotado por vivir en loca carrera mental y emocional. Quien
está más despierto, más en coherencia anímico-espiritual no necesita dormir
tanto, porque vive la vigilia desde un estado físico más relajado, menos tenso.
El sueño es más reparador con menos tiempo y esos sueños son más vivenciales,
con más imágenes, muchas veces simbólicas; hasta pueden ser sueños lúcidos,
viajes astrales o desdoblamientos astrales (experiencia subjetiva de separación
o “desdoblamiento” del cuerpo sutil y del cuerpo físico), inclusive puede haber
momentos de autoscopia (experiencia por la cual, creyéndonos estar despiertos,
vemos nuestro propio cuerpo desde una perspectiva fuera del cuerpo). En los
sueños lúcidos tenemos el protagonismo, el control de lo que en ellos
acontezca, pudiendo usarlos para reparar situaciones que en la vida material no
logramos tratar.
Si bien podemos enumerar estos síntomas, la lista no es exhaustiva. El despertar es paulatino y va determinando los diferentes estados del Ser. Somos millones y millones de almas, y no hay ni una sola igual a otra o en el mismo nivel que otra. Esto es paulatino y progresivo, pero cierto. "La mente que se abre a una nueva idea jamás regresa a su tamaño original" diría Albert Einstein. Y de eso se trata… ver que nos abrimos a nuevas dimensiones y la posibilidad de disfrutar de estas infinitas posibilidades hasta podría ser el Sentido de la Vida que tanto buscamos, esencia misma de ese estado de ataraxia o de armonía o felicidad que tanto anhelamos.
Monumento y vida masónica del general Manuel Belgrano
Por Lic. Tamara Le Gorlois
“Su caballo no tenía más lujo que un gran mandil de paño azul, sin galón alguno, que cubría la silla, y que estaba cansado de verlo usar en Buenos Aires a todos los jefes de caballería.” José Celedonio Balbín
Para rendirle pleitesía, en 1870, se nombró una comisión masónica integrada por el general Bartolomé Mitre, Manuel José Guerrico y el general Enrique Martínez, encargada de erigir un monumento ecuestre en la Plaza 25 de Mayo (hoy Plaza de Mayo), que estaba separada de la plaza Victoria por la Recova.
Albert-Ernest Carrier-Belleuse realizó la figura del prócer, quien a su vez confió al argentino Santa Coloma la realización del caballo. Santa Coloma fue el primer argentino en nacer en una delegación diplomática nacional en el extranjero: nació en Burdeos, Francia, cuando su padre se desempeñaba, designado por Bernardino Rivadavia, como Primer Cónsul General de la República.
Medicina Funcional: cómo ganarle a las enfermedades sin medicamentos. Longevidad con calidad de vida.
La tecnología y los
estudios realizados en los últimos 15 a 20 años dan lugar a una nueva medicina,
la Medicina Funcional con una mirada sobre la prevención de las enfermedades o
su resiliencia.
La Medicina
Funcional apunta a cambiar los hábitos que generan dolencias como depresión, obesidad,
diabetes, cáncer, hipertensión, ateroesclerosis, Alzheimer, Parkinson,
esclerosis, demencia, atrofia muscular, infartos, derrames cerebrales,
hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, cardiopatía coronaria,
trombosis, EPOC, artrosis, artritis, osteoporosis (pérdida de hueso),
sarcopenia (pérdida de músculo), enfermedades gastrodigestivas, hígado graso, celiaquía,
alergias, insuficiencia renal, disbiosis, pérdida de peso, enfermedades
dermatológicas, enfermedades autoinmunes, síndrome poliquístico, anemia, dislipidemia
(concentración elevada o baja de colesterol y/o triglicéridos)…
Todas, todas
estas enfermedades se generan desde los malos hábitos sostenidos en el tiempo a
lo largo de toda nuestra vida. En muy pocos casos se generan por causas
genéticas y, aun así, las últimas investigaciones sobre epigenética (Bruce
Lipton es un referente), también han demostrado que podemos, desde una postura de consciencia, responsabilidad y
autocuidado, revertir o modificar cualquier patrón genético.
Hasta ahora
imperó la Medicina Alopática, convencional o tradicional.
La palabra
"alopático" proviene del griego "allos": que significa
"otro" o "diferente" y "pathos": que significa
"sufrimiento" o "enfermedad". Por lo tanto, alopatía
literalmente significa "tratar con algo diferente". Samuel Hahnemann,
el fundador de la homeopatía, utilizó este término de manera despectiva para
referirse a la medicina convencional, ya que los tratamientos alopáticos utilizaban medicamentos o intervenciones
que producían efectos opuestos o contrarios a los síntomas de una enfermedad,
en lugar de tratar con algo similar, como lo proponía la homeopatía.
La medicina alopática
o tradicional se basa en paliar síntomas de enfermedades con medicamentos que tienen,
en su gran mayoría, efectos contraindicados. Si bien este tráfico de
medicamentos puede aportar alivio en dolencias, no están tratando el mal desde
su origen.
Por lo contrario,
la Medicina Funcional observa, analiza y actúa sobre las causas de las
enfermedades y traza un mapa de cambio de hábitos acorde a cada individuo, para
así prevenir dolencias o resetear el metabolismo de manera que se pare
cualquier proceso degenerativo ya instalado.
Siempre es
recomendable la consulta con algún profesional de la nutrición o de la medicina
actualizado con los papers (documentos científicos con resultados de una
investigación, revisión o análisis sobre un tema específico) más recientes.
Pero por sobre
todo, tengamos en cuenta que la Medicina Funcional no es medicina milagrosa. Su
eficacia depende de la propia toma de consciencia, responsabilidad, decisión y voluntad
propia de cambiar todo hábito nocivo lo antes posible. Tengamos en cuenta que
cuando la enfermedad se manifiesta, lo más seguro es que ya haya tenido 10, 20
ó 30 años de proceso no manifestado. Por eso es fundamental la instrucción, salir
de la ignorancia estudiando, instruyéndonos respecto a los hábitos a cambiar,
en post de nuestro bienestar y el de nuestros seres queridos.
Aquí va una
primera guía para realizar esta metanoia, esta rectificación hacia la vida sana
y de calidad. El costo es cero, ya que encontramos mucha información en la Web,
en PDF o como audiolibro, podcast o conferencias en You Tube, generosamente
compartido por grandes profesionales y científicos:
1)
Estudiar
cómo vencer adicciones (fumar, alcohol, drogas, ludopatía, sedentarismo, adicción
a los azúcares y harinas blancas, etc.) y cambios de hábitos.
Bibliografía recomendada: Hábitos Atómicos, de James Clear.
Otros referentes: Dr. Roberto Vitale
https://www.youtube.com/watch?v=pDwzKsjnABk
https://www.youtube.com/watch?v=ghcyhElMjBc
https://www.youtube.com/watch?v=8vWgn-EVwxI
https://www.youtube.com/watch?v=TuRXS2uaNzw&t=9s
2)
Cambiar
la microbiota adicta a los azúcares, alimentos refinados y multiprocesados por
una microbiota saludable.
Referentes que encontramos en You Tube: Dra. Dolores de la Puerta, Dr. Will
Bulsiewicz (en español), Dr. Xevi Verdaguer, Dra. Olalla Otero, Dr. Carlos
Jaramillo, Dr. Oswaldo Restrepo, Dr. Frank Suárez (Metabolismo TV).
3)
Cambiar
hábitos alimenticios siguiendo la Alimentación Molecular. Junto al cuidado de
la microbiota, la alimentación molecular nos saca el deseo de comer
compulsivamente y cuida las cantidades y equilibrio de macronutrientes y micronutrientes
requeridos por el organismo.
Referentes que encontramos en You Tube: Dr. Benjamín Ramírez, Dr. Carlos
Jaramillo, Dr. Borja Bandera (el nutricionista de Messi).
4)
Suplementación
y fitoterapia: usar bajo la mirada de un profesional nutricional, vitaminas,
minerales, hierbas y otros suplementos para tratar deficiencias y apoyar la
función óptima del cuerpo.
Referentes en You Tube: Dr. Benjamín Ramírez, Dr. Carlos Jaramillo
5)
Cambiar
hábitos del sueño, cuidar el ciclo circadiano y los ayunos intermitentes. El
buen dormir es básico para que los nutrientes construyan y reparen un buen
organismo. La reparación celular, la sanación se produce de noche cuando
dormimos bien ocho horas. La calidad del sueño es fundamental en este proceso,
debe ser de noche durante ocho horas (en las primeras seis horas se repara el
cuerpo y en la séptima y octava hora se limpia y repara el cerebro) y sin
interrupciones. Cuidar el ciclo circadiano y los ayunos intermitentes favorecen
el buen dormir.
El ciclo circadiano apaga el metabolismo dos horas después de caer la luz
natural, por lo que se recomienda hacer la última ingesta a las seis de la
tarde. Todo lo que comamos de noche quedará atrapado en el sistema digestivo sin
ser digerido correctamente, fermentándose, causando pesadez e insomnio. Tener
la última ingesta a la tarde favorece el ayuno intermitente de 16 horas, mejorando
el metabolismo, dando lugar a la autofagia de células senescentes, pérdida y
control de peso, disminución de la inflamación crónica, entre otros.
Referentes en You Tube: Dra. Nuria Roure, Lic. Yolanda Calvo, Nacho Roura, Jana
Fernández (autora del libro Aprende a Descansar).
6)
Cambiar
hábitos respiratorios. El 90 % de la población respiramos mal, y eso conlleva bruxismo,
ronquidos, apneas, cansancio y enfermedades producto de respirar por la boca,
sin filtrar el aire.
Referentes en You Tube: Sol de la Torre (@soltowanda) https://www.youtube.com/watch?v=0BtlTvpYZeA
7)
Cambiar
hábitos sociales. Somos el promedio de las personas con las que interactuamos a
diario. Difícilmente podremos tener calidad de vida si nuestro entorno social
en hostil. Es crucial, para la longevidad con calidad de vida que nuestra
selección de amigos, pareja, compañeros de trabajo, y hasta entorno familiar en
general sea de calidad. Permanecer en una relación de pareja o en un trabajo
que nos mantenga el cortisol (hormona del estrés) en altas dosis, no solo
precipita nuestra oxidación molecular sino que imposibilita la planificación de
vida, el buen sueño/descanso y el buen estado de salud. En Japón reconocen que
uno de los 4 pilares de la longevidad con calidad es la selección de grupos
sociales donde prevalezca el cuidado mutuo de todos sus integrantes.
Referentes en You Tube: Walter Riso, Dra. Marian Rojas Estapé
8)
Optimizar
nuestro ámbito de vida. De nada sirve “tomar vacaciones reparadoras” si el
lugar donde trabajamos y vivimos la mayor parte de nuestra vida, es hostil.
Debemos priorizar los ámbitos que no nos condenen al sedentarismo, al estrés, a
la falta de luz natural… Nuestro hogar y lugar de trabajo debe ser de calidad,
orden e higiene. La posibilidad de estar en contacto con la naturaleza también
es importante. Está comprobadísimo el poder terapéutico de los espacios al aire
libre, la posibilidad de estar en contacto con plantas y mascotas y de hacer grounding
o earthing (caminar descalzo sobre hierba, tierra, o arena, o sea, entrar en
contacto con la energía de la tierra).
9) Optimizar nuestro consumo intelectual. Así como debemos ser conscientes de lo que comemos y respiramos, también deberíamos ser cuidadosos respecto a los programas de televisión, música, redes sociales y lecturas que consumimos. El amarillismo de los noticieros, la violencia manifiesta en audios, imágenes y comentarios en redes sociales pueden ser un verdadero atentado al sistema inmunológico, al buen descanso y la calidad de vida. Deberíamos hacer una selección de programas de calidad, que no disparen cortisol, que sean instructivos; y que inspiren al crecimiento y salud cognitiva y emocional.
10) Agradecer, tener un propósito de vida y autoestima. Tener espacios para la meditación, el silencio, la reflexión, el mindfulness es crucial para entender el para qué de nuestra vida. Tener sentido de vida, propósito de vida, es importante para vivir con calidad y elevar nuestra vibración energética y control emocional. Tener el hábito de reflexionar y agradecer por todo lo que nos mejora la existencia también colabora en el buen funcionamiento metabólico y cognitivo. Planificar metas y cómo concretarlas y ponerse en acción también es crucial. Concretar pequeñas y grandes metas eleva nuestra autoestima, el amor hacia uno mismo, y por consecuencia, hacia los demás.
11) Hacer ejercicio a diario. Nada de todo lo anterior se hace efectivo si no tenemos una rutina frecuente (al menos tres veces a la semana) de ejercicios físicos. Sea bailar, caminar, hacer yoga, pilates, deportes que no produzcan lesiones, ejercicios de fuerza, sentadillas, natación, subir y bajar escaleras, tareas en la casa (limpieza, jardinería, mantenimiento), todo lo que signifique cortar con el sedentarismo, cambiando y variando las rutinas, al menos durante 40 minutos por día, propicia la asimilación de las vitaminas, baja el cortisol y produce BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), una proteína que desempeña un papel crucial en el desarrollo, mantenimiento, y función del sistema nervioso.
Tamara Le Gorlois