Wabi Sabi

Wabi Sabi es un principio filosófico zen japonés que reconoce belleza en lo imperfecto, lo antiguo y lo simple. 

Inspirándose en la naturaleza, la estética wabi sabi acepta los materiales naturales (piedra, arena, agua, madera), y lo artesanal, con su paso del tiempo, sus imperfecciones, sencillez, ingenuidad, asimetría, asperezas, rusticidad. 
Más allá de la inspiración que le brinda al minimalismo en el mundo entero, el wabi sabi hace un gran aporte a los verdaderos buscadores de le felicidad. 
De las tres patas principales de la felicidad (vivir simple, saber decir No y aceptar lo que no podemos cambiar), el wabi sabi hace una enorme contribución enseñándonos a aceptar que también podemos encontrar paz y armonía en lo simple e impermanente en sus diferentes etapas de los ciclos naturales. Prueba de ello es la admiración (enamoramiento) que nos produce tanto el rocío sobre el brote turgente, como la crujiente hoja otoñal. Si bien todo tiene su fugacidad, la naturaleza y la obra del artesano nos reconecta con nuestra propia Naturaleza, con nuestro Ser, lo eterno, la unión con lo divino, de lo cual nos hemos dispersado por seguir cánones más sofisticados y ambiciosos. Lejos de interpretarse esto como conformismo, la fuerza del concepto reside ser feliz viviendo el momento, siendo conscientes en espiritualidad, trabajando el desapego, no juzgando, aceptando las imperfecciones y errores, viendo esto en los demás, pero por sobre todo en nosotros mismos.

    Tamara Le Gorlois



Vacío existencial, escultura de Albert Gyorgy, Ginebra


El vacío es un fenómeno extraño que nos persigue de muchas maneras. La mayoría de nosotros nos hemos sentido vacíos en algún momento, aunque no solemos hablar de ello. Tenemos la sensación de que algo falta en la vida, de que siempre nos falta algo para ser felices...
Veamos algunos tips que nos pueden ayudar a encontrar o develar ese Sentido de la Vida que no estamos viendo. Cada uno deberá develar el propio, hay tarea para hacer...


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La tríada del mal: narcisistas, psicópatas y maquiavélicos


Respecto a que una de cada cuatro personas obra en ejercicio del mal, por el año 2002, Delroy Paulhus y Kevin William publicaron un artículo académico de psicología analizando tres rasgos especialmente aversivos y sombríos de la personalidad. Constatando inquietantes similitudes entre sí, finalmente llamaron al narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo, la tríada oscura, debido a las cualidades malévolas que les caracteriza. Son figuras tan presentes en tiempos de la Inquisición como en la actualidad.


La psicopatía y el narcisismo como trastornos de la personalidad, hoy se conciben a nivel subclínico, es decir, presentan una sintomatología que no se expresan con signos o síntomas detectables, pero que se revelan a partir de los efectos que generan en el desempeño y funcionalidad general del sujeto. Por su parte, el maquiavelismo ni siquiera está reconocido por el DSM 5, el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales como trastorno de la personalidad.


La palabra narcisismo deriva del personaje mitológico Narciso, quien se enamoró de sí mismo al verse por primera vez en aguas de un estanque. A partir de entonces pasaba horas contemplándose de tal manera que un día sucedió lo previsible: murió, se ahogó en el descuido de observarse en forma tan obsesionada.

Narciso se convirtió en arquetipo de vanidad y egocentrismo, en el ser que se glorificó en una locura que acabó con su propia vida.

La psicología reconoce la autoestima como un factor de vida sana. Reconocer y respetar nuestro propio valor nos da una apreciable estabilidad psicológica y emocional. Pero es tan importante reconocer nuestro valor como respetar el valor de los otros.

El problema del narcisista es que, si bien reconoce su valor (a menudo en forma exagerada), se niega a reconocer el valor de los demás. El narcisista carece de empatía hacia los demás y carece de introspección; no puede reconocer su problema.

Como trastorno de la personalidad, el narcisismo es un desorden mental en el cual el individuo ostenta una percepción desmesurada de su propia importancia, conllevando esto una gran necesidad de ser validado, de recibir admiración, de reclutar fans o adeptos. Le caracteriza la dominación, arrogancia, exhibicionismo y la explotación ajena.

Busca proyectar al mundo una imagen idealizada y magnificada de sí mismo y busca al mismo tiempo ser reconocido como alguien extremadamente relevante, virtuoso e influyente.

Esto surge de una bajísima autoestima, de una gran necesidad de validación por parte de todos, ya que él mismo no se valida. De niño no tuvo límites, fue tremendamente consentido, o, por lo contrario, tuvo todos los límites… no tuvo acceso a expresiones de amor, de cuidado, de protección… tuvo grandes carencias y no fue emocionalmente atendido; inclusive, a menudo, por no contar con la protección y mirada de sus progenitores, fue víctima de abusos. Como consecuencia, se produjeron cortes o bloqueos neuronales que lo muestran con total falta de empatía hacia los demás. No puede demostrar el amor que no recibió. Está bloqueado. De adulto creerá que el universo le debe todo; todas sus relaciones serán utilitarias, no sentimentales. Cada vez que se relacione será para demandar satisfacer sus necesidades depredando a quien sea: su pareja, un hijo, un amigo, un vecino, un empleado, un compañero de trabajo… Estará incapacitado para dar amor y se caracterizará por ejercer poder y control sobre los demás. Sin reconocer sus características, sin mediar ningún tipo de introspección, la sanación se hará imposible. No es que disfrute del sufrimiento ajeno como el psicópata, pero que los demás sufran, simplemente no le importa.

La baja autoestima del narcisista hace que sea especialmente megalómano, envidioso y celoso, por lo cual procede en forma mecánica y sutil a despojar o destruir al otro de lo que le ocasiona envidia. Para ello crea una máscara social, y cuando cree que no recibe suficiente reconocimiento o escucha críticas hacia su persona, desata ira, difamaciones y castigo.

Es el clásico padre o madre que implanta híper-exigencias académicas, deportivas, conductuales o de cualquier otra índole a sus hijos, castigándoles o ignorándoles cuando el resultado no es el esperado.

O, por lo contrario, felicitándoles sólo de puertas para fuera si la labor desempeñada les ha colocado en una posición favorable ante ojos de los demás. Narcisista puede ser también el profesor erudito que se concibe como el gran epítome de la sabiduría, o el deportista que se autoproclama eterna leyenda, o el vecino irrespetuoso de los límites ajenos.


La palabra psicópata proviene del griego psico- (psyché), que significa "alma" o "mente". En su origen, "psyché" hacía referencia tanto al alma como al principio vital y a la mente. Y -pata (pathos), que significa "sufrimiento", "enfermedad" o "aflicción".

Es quien tiene un padecer mental, un subtipo del trastorno de la personalidad antisocial con pobreza de reacciones afectivas, tendencia a la mentira patológica y la incapacidad para expresar remordimiento culpa o vergüenza. Son personas muy habilidosas ocultando sus verdaderas intenciones y representando emociones concretas sólo por conveniencia, propensión hacia la manipulación, falta de empatía, control deficiente de los impulsos, pérdida del sentido moral o del polinomio bueno malo, crueldad, codicia, irritabilidad, promiscuidad sexual, etcétera.


Respecto al maquiavelismo, el diplomático italiano Nicolás Maquiavelo escribió en el siglo XVI El Príncipe, tratado político que expone la forma en que los gobernantes deben hacer frente a situaciones con el fin de conservar exitosamente el poder. Es una obra de gran valor por su conocimiento de la psique humana. Algunos párrafos han generado polémica, como los que dicen “nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado por la mentira”, “es más seguro ser temido que amado” y tantas otras frases, a menudo sacadas de contexto, que popularizaron el término maquiavélico denotando una carga despectiva y peyorativa para condenar prácticas inmorales, malévolas o autócratas.

En psicología, el maquiavelismo hace referencia a un conjunto de rasgos de la personalidad que evidencia una priorización absoluta hacia los propios intereses y una tendencia a ver a los demás como medios para lograr determinados fines. De ahí el aforismo maquiavélico de que el fin justifica los medios.

La persona maquiavélica es estratégica, premeditada y calculadora, hace culto a la manipulación, el oportunismo y el utilitarismo, ganándose estratégicamente la confianza de personas de las cuales pretenden extraer algún tipo de beneficio. Son auténticos expertos en la detección de debilidades ajenas y grandes manipuladores de las situaciones que les puedan favorecer.

 

Así como el narcisista “se hace”, psicópata “se nace”, y los rasgos maquiavélicos pueden ser innatos o adquiridos. Los estudios ponen de manifiesto la gran influencia del componente hereditario, especialmente en el perfil psicópata. Pero por supuesto, la configuración ambiental también juega un papel fundamental; el entorno físico, social y cultural puede condicionar los comportamientos malévolos.


Por lo tanto, es prudente hacer uso de las enseñanzas estoicas que dicen “No juzgues tan rápido a quienes portan el mal, pero tampoco les concedas la ocasión de que lo ejerzan sobre los demás y sobre ti”.

También Juan 8:32 dice "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres", invitando al autocuidado, a instruirnos, a aprender de las experiencias y evolucionar alejándonos de la influencia de las fuerzas del mal.

Tamara Le Gorlois

Origen maquiavélico de El Príncipe

Es difícil imaginar a Nicolás Maquiavelo, el influyente canciller de Florencia, escondiéndose como un prófugo en una cueva de vicios.

 

En 1512, a los 43 años, Maquiavelo se encontraba en un exilio forzado tras ser acusado de conspirar contra la familia Medici, gobernantes de Florencia. Por su condición de estadista y aristócrata, se le permitió elegir su lugar de exilio, optando por una aldea en las colinas de San Casciano, cerca de Florencia, donde su familia tenía propiedades.

 

En lugar de quedarse en la lujosa mansión de su tío cardenal, diseñada por Miguel Ángel y hoy convertida en exclusivo hotel, prefirió una sencilla casa de campo en Chianti, que tenía la particularidad de estar conectada por acceso subterráneo a una taberna vecina.

 

Cada noche, luego de estudiar en su biblioteca, vistiendo ropa modesta y candelabro en mano, bajaba a la bodega de la casa y, tras atravesar un pasadizo secreto, bajaba por el túnel hasta la taberna sin ser visto. Hubiera sido más fácil cruzar directamente la carretera que separaba su casa de la taberna, pero evitaba hacerlo para no comprometer su reputación.

 

Ya instalado en la taberna compartía vino y juegos de cartas con clientes habituales, campesinos, viajeros, el carnicero y el mismo posadero.

 

Esta taberna, conocida como L'Albergaccio ("La mala posada"), inspiró a Maquiavelo para escribir El Príncipe, uno de los textos políticos más controvertidos de todos los tiempos.

 

L'Albergaccio era elegido por viajeros, caballeros y peregrinos para cenar y descansar, pero a Maquiavelo le representaba un microcosmos de la naturaleza humana, perfecto lugar para estudiar el comportamiento humano. De allí escribió El Príncipe, guía para todo líder pragmático dispuesto a que el fin justificara cualquier medio.

 

Además de inspiración, la taberna hacía su exilio más llevadero: las discusiones y chismes del lugar le proporcionaban entretenimiento e información sobre lo que sucedía en Florencia. Esta vida social, según le escribiera a su amigo Francesco Vettori, le permitió "evitar que mi cerebro se llene de moho y ventilar mi furia contra la perversidad de mi destino".

 

Hoy podemos disfrutar del lugar como taberna gourmet, siempre resonante en los paisajes de la Toscana.

 Tamara Le Gorlois

Constructores del Arte Real

“No existe una doctrina masónica secreta; pero existe un arte secreto […]; es el arte de la edificación espiritual al que corresponde la arquitectura sagrada. Los instrumentos masónicos tienen pues un sentido figurado en la obra de la transmutación, y al secreto del arte real corresponde el secreto arquitectónico de los constructores de las grandes catedrales medievales. […] En la arquitectura antigua, especialmente en la arquitectura sagrada, las cuestiones de relación y proporción tenían una importancia capital; la arquitectura clásica reglaba la proporción de las diferentes partes de un edificio, y en particular de los templos, basándose en un módulo secreto al cual alude Vitruvio […] En cuanto a los constructores de la Edad Media, no les guiaban solamente unos criterios estéticos; se preocupaban de la orientación de la iglesia, del número de naves, etc.; el arte de los constructores estaba en relación con la ciencia de la geometría. La escuadra y el compás son los dos símbolos de oficio fundamentales en el arte masónico; y la regla y el compás los dos instrumentos fundamentales en la geometría elemental. […] los pitagóricos han creado la palabra Cosmos para indicar la belleza del universo en el que reconocían una unidad, un orden, una armonía, una proporción […]”.

Arturo Reghini: Los números sagrados en la tradición pitagórica masónica 


El esoterismo en el ajedrez


El esoterismo en el ajedrez según el Venerable Maestro Samael Aun Weor (seudónimo de Víctor Manuel Gómez Rodríguez; Bogotá, 6 de marzo de 1917 − México, 24 de diciembre de 1977). 


A primera vista, el ajedrez podría calificarse simplemente como un juego de habilidad y de cálculo estratégico mental, en el que algunas personas altamente ejercitadas consiguen reproducir miles de situaciones derivadas de múltiples partidas. Pero como tantas cuestiones en la vida, además del aspecto superficial, existe otro oculto y más profundo que suele presentarse a nosotros en forma simbólica y que, frecuentemente por desgracia, pasa desapercibido. En el presente trabajo, vamos a tratar de indagar en este segundo aspecto, dando un paso más allá de la mera observación exterior, tratando de apreciar el sentido esotérico de este arte. Históricamente se acepta que el origen del ajedrez brota en la India, de donde, hacia el siglo VI, pasó a Persia e Imperio Bizantino. Más tarde, en torno a los siglos VIII y IX, los árabes lo introdujeron en Europa, a través de la península ibérica. Por el contrario, no resultan tan conocidos los vestigios descubiertos que prueban su práctica por parte de los vikingos y de los cruzados en tierra santa. Más extraño aún, resulta mencionar que el pasado remoto o protohistórico del ajedrez deviene de la antigua Atlántida. Fue un juego conocido y practicado por los pobladores de aquel continente que hoy yace sumergido en el océano que lleva su nombre. Para los atlantes, conocedores de su aspecto esotérico, lejos de constituir un deporte o juego de mesa de ingenio o de esfuerzo intelectual, el ajedrez simboliza o alegoriza el Juego de la Vida, o mejor dicho, el Tablero de la Vida. La pretensión no pudo ser otra que, como en toda transmisión del conocimiento, más que comunicar, en forma perdurable, el saber iniciático. En efecto, conocemos, en términos esotérico-gnósticos, que las personas constituyen simples fichas, manejadas por fuerzas invisibles u ocultas desconocidas. Tales fuerzas mecánicas pueden ser de tipo evolutivo o de tipo involutivo. A dichas fuerzas, debemos sumar las fuerzas revolucionarias que trabajan desde las Dimensiones Superiores del Espacio, o sea, a los Principios Inteligentes que se ocultan tras los fenómenos, creando y participando incesantemente en el teatro vital. Dichos Seres Inefables, los Señores de la Llama, los Maestros del Círculo Consciente de la Humanidad Solar, unas veces manejan las fichas blancas y, en otras ocasiones, mueven las fichas negras. Es decir, dirigen, de acuerdo a lo conveniente, el curso de los innumerables siglos.
Entre todos estos Seres existen grados y grados, escalas y escalas. Cada grupo o familia, según su Rayo Particular, actúa sobre el Tablero de Ajedrez que, como ya dijimos, constituye la Vida Universal, ocupándose de variadísimas actividades. Por ejemplo, algunos de esos Seres, llamados Devas, dirigen los Departamentos elementales de la Naturaleza.
Resulta obvio que, si la humanidad tuviera la Conciencia despierta, podría determinar las circunstancias conscientemente sobre el Tablero, porque lógicamente no estaría sometida a las leyes mecánicas, como la Ley del Destino, la Ley de Causa y de Efecto, la Ley del Retorno, la Ley de Recurrencia, la Ley de las Polaridades, etc. Nos permitimos llamar la atención sobre la probabilidad de que, visto el período cósmico en que nos encontramos, podamos estar jugando nuestra última partida. El hombre inteligente antepone la conciencia a las impresiones y fundamenta, tras ello, su actuación bajo el perfecto equilibrio entre la mente, la emoción y el centro motor. Podemos notar que dichas cualidades resultan inherentes a todo buen ajedrecista. Cada uno de nuestros actos constituye una jugada. Debemos luchar para que ella no se realice en forma mecánica e inconsciente. En tanto vivamos inconscientemente inevitablemente seremos manejados por los dioses, o, con menor suerte, por los demonios.

El Tablero
Como se apuntó más arriba, el Tablero simboliza el Teatro o Entablado de la Vida Universal. Los cuatro lados del tablero representan a los cuatro elementos de la Naturaleza: fuego, aire, agua y tierra, mencionados en forma reiterada por todos los tratados de la Alquimia. Asimismo, alegorizan a las cuatro estaciones y las cuatro edades. También representan a los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser: Físico, Astral, Mental y Causal. No debemos olvidar que la máquina humana no dispone de todos estos cuerpos, por cuanto, algunos corresponden, como patrimonio único, al Hombre Real o Auténtico. Ello acontece tras su creación en la “Forja de los Cíclopes”, utilizando para ello la energía sexual o, según el lenguaje freudiano, por medio de la transmutación de la “libido”. El tablero consta de 8 filas y de 8 columnas. La intersección de unas y otras generan cuadros, casillas o más precisamente escaques. Multiplicando los 8 cuadros que, en sus dos lados, conforman el tablero, obtenemos el número 64. A su vez, sumado cabalísticamente el número resultante (6+4), obtenemos el Arcano 10 del Tarot. Debemos recordar que el tarot corresponde al “Libro de Oro” y que éste, en sí mismo, constituye el Patrón de Medidas de las Leyes Cósmicas. Así pues, el Arcano 10 refleja la “Rueda de la Vida”, la trágica Rueda de la Ley con sus tres mil dolorosas vueltas o “ciclos”. El Arcano 10, a través de la Rueda del Samsara, viene a representar las leyes de la Evolución y de Involución, manifestadas a través de la Ley de la Trasmigración. Desde el punto de vista de la Sexología Trascendental, la Rueda es el jeroglífico alquímico del tiempo necesario para la cocción de la materia filosofal. Nosotros debemos, sobre el Tablero de la Vida, aniquilar el Ego y crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, aprovechando el tiempo en el duro trabajo de “cocción de la material filosofal”.
Así podremos evadirnos de esta “Cloaca del Samsara”, como la llamara el V. M. Samael Aun Weor.
El Ego, el “Yo”, el “mí mismo”, nos mantiene atados al “Valle de los Sufrimientos”, a la Rueda fatal de los nacimientos y las muertes, creando cuerpos físicos como resultado del Karma. Por otro lado, si observamos cuidadosamente los 32 cuadros de color blanco y los 32 cuadros de color negro, encontramos allí una manifestación evidente de los Pares de los Opuestos de la Filosofía Hermética. Es decir, la luz y las tinieblas, el día y la noche, la permanente lucha entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal, que hay que trascender, pasando más allá de las dos. Tales opuestos, blanco y negro, constituyen el Yin y el Yang de los orientales: la fuerza pasiva y la fuerza activa. La manifestación de la lucha entre el bien y el mal se plasma, también con los cuadros blancos y con los cuadros negros, por ejemplo, en los solados de diversas catedrales góticas, representativo del equilibrio entre lo positivo y lo negativo. Sumando otra vez cabalísticamente, ahora el número 32, obtenemos el número 5 que, en los Arcanos Mayores del Tarot Egipcio, representa a la Gran Ley, a la Justicia Divina. Esto significa que el Tribunal de la Justicia Objetiva maneja las dos fuerzas antagónicas y que el “animal intelectual” equivocadamente llamado “hombre”, está sometido a sus dictámenes. Todas las personas, querámoslo o no, percibámoslo o no, jugamos (trabajamos) sobre el tablero.

Piezas
Dicho lo anterior, a continuación, procede analizar cada una de las piezas intervinientes en el arte del ajedrez. Cada participante cuenta en total 16 piezas. El número 16 corresponde a “La Fragilidad”, a la “Torre Fulminada” por el Rayo de la Justicia Cósmica. Según los cabalistas, esta es la Torre de la “confusión de las lenguas”. Ciertamente, sobre el Tablero, los “humanoides” no logran entenderse y forman la Humanidad mecánica, inconsciente, dormida. En otras palabras, constituyen la famosa “Torre de Babel”. Concretando aún más, también podemos manifestar que la torre fulminada equivale a la caída del Iniciado al abismo. En efecto, muchos son los Iniciados que caen, como la Pentalfa invertida, sobre el Tablero de la Vida: muchas son las “Torres Fulminadas”. Todo iniciado que derrama el Vaso de Hermes, se cae inevitablemente.

El Rey
El Rey simboliza al Real Ser Interior de cada uno de nosotros, nuestra Estrella Interior. Su movimiento es libre, en todas las direcciones, hacia delante o hacia atrás, pero sólo avanza una casilla. Como constituye la pieza principal del ajedrez, su pérdida supone la finalización de la partida. Esto acontece con el jaque mate. Cuando en el juego del ajedrez se produce “Jaque Mate” al rey, esotéricamente significa que se ha cumplido el ciclo de 108 existencias para determinada Esencia. Al no existir posibilidad de defensa, el Íntimo o Maestro Interno absorbe los principios anímicos y espirituales para que su Esencia involucione en los Mundos Infiernos y quede libre de “Yoes”. Todo ello, hasta que comience el Juego de la Vida, reiniciando uno nuevo de sus tres mil ciclos de existencias. Quiere decirse con ello que, a pesar de que la Esencia involucione, el Rey es inmutable, eterno. El Rey blanco nos invita a pensar en el Padre Eterno Cósmico Común, en Jehová o Iod-Heve. El Rey blanco es inmortal, ya que cuenta con 3. 000 oportunidades. Interesa señalar que el Rey, pese a ser capturado, nunca abandona, como el resto de las piezas, el tablero. Él debe luchar contra su antítesis, impulsando, desde adentro y desde arriba, a su Esencia, para que trabaje sobre sí misma en el Tablero de la Vida. El Rey negro nos señala todo lo contrario del anterior: el Anticristo o fuerza tenebrosa del Universo. También hace referencia al Ego Animal y, en general, a todas las Potencias de las Tinieblas, a las fuerzas involutivas de la Naturaleza y del Cosmos.

La Reina
La Reina es la segunda pieza en importancia tras el rey. No olvidemos el dicho que reza que, detrás un gran hombre siempre hay una gran mujer. En el juego de ajedrez, se presenta como la pieza más valiosa y versátil, pues sólo ella puede, en su bando, moverse ilimitadamente como cualquiera de las demás, exceptuando el caballo. Es decir, puede avanzar tantas casillas como desee, y en cualquier dirección, con la única restricción de no encontrar una pieza de su color, o rival la que, en caso de desearlo, puede capturar. No es de extrañar, por consiguiente, que, cuando un peón consigue llegar a la orilla del contrincante al permitirse el trueque por cualquiera de las piezas capturadas, la primera elección suela ser la dama. De hecho, la partida está prácticamente perdida, cuando el descuido del jugador ocasiona la pérdida de la dama. Al igual que el Rey, y las demás piezas del juego, la Reina también tiene dos aspectos: el blanco y el negro. En su aspecto positivo o blanco, ella es la Divina Madre Kundalini con sus cinco formas, ya simbolizada por los hindúes con la Vaca Sagrada de cinco patas. Ella es María, Ram-Io o Tonanzín. Es el aspecto femenino de Dios (Dios-Madre), o sea, una parte de nuestro propio Ser, pero derivado. El hijo ingrato que se olvida de su Madre, invariablemente fracasa en el Tablero de la Vida, debido a que, sin su asistencia, resulta de todo punto imposible aniquilar el Ego Animal. La Reina Blanca o Kundalini es un Fuego Electromagnético y Solar que subyace enroscado, en forma de Serpiente, aguardando el instante de ser despertado. En efecto, quienes estudian fisiología esotérica a lo Náhuatl o a lo Indostán, enfatizan la idea trascendental de un centro magnético maravilloso, ubicado en la base de la columna vertebral, a una distancia media entre el orificio anal y los órganos sexuales. En el centro de tal Chacra se encuentra un cuadrado amarillo, invisible para los ojos de la carne, pero visible para la clarividencia o Sexto Sentido. Allí existe un Yoni o Útero y, en el centro del mismo, se encuentra un Phalo, en el cual está precisamente enroscada la Serpiente, esa misteriosa energía psíquica llamada “Kundalini”. Incuestionablemente sólo mediante el Sahaja Maithuna o Magia Sexual, puede ser despertada la Serpiente, La Reina Blanca del ajedrez en su aspecto energético dentro de nosotros mismos. En su vertiente negativa o negra, ella es la Diosa Kali, es decir, la divinidad de los deseos y las pasiones. Todavía hoy en día, algunas sectas degeneradas y tenebrosas de la India, le ofrecen a Kali sacrificios humanos. Esta Reina es, pues, la fuerza infra-instintiva y brutal de la Naturaleza; es la antítesis de la Kundalini; es la Serpiente Tentadora del Edén que combate eterna e incesantemente a la Serpiente positiva. Constituye, por lo tanto, el fuego sexual bajando negativamente hacia los infiernos atómicos del hombre. Siempre ha existido y existirá una cruenta lucha entre la Reina Blanca y la Reina Negra, disputándose a sus hijos, es decir, a la Humanidad. También representa a la Naturaleza. Cuando la persona quiere trabajar, ayuda como también esclaviza.

El Alfil
El Alfil es, a la vez, la Lanza Sagrada de los antiguos Misterios, el Phalo, el Sexo, el Edén. Su función juega un destacable papel en numerosas leyendas orientales como instrumento maravilloso de salvación. La liberación únicamente se alcanza al ser blandida la lanza sabiamente por el Alma que anhela. Esto permite reducir a polvareda cósmica todas esas entidades cavernarias que constituyen el “mí mismo”. Por tanto, el Alfil, representativo del un carácter fálico, es el símbolo del poder sexual (viril). El Alfil puede avanzar o retroceder tantos escaques como desee, pero siempre en diagonal y sin salirse de su color. Debemos observar cómo esta pieza, al moverse en diagonal, forma “equis”. Esto nos recuerda precisamente a la Cruz de San Andrés. El extraordinario suplicio de Andrés, lleno de enigmas y portentos, hizo muy célebre la Cruz en Equis, sobre la cual, en forma despiadada, ataron sus miembros separados. Indubitablemente y sin exageración alguna, podemos y debemos decir solemnemente que la Cruz de San Andrés simboliza una “K” griega. Esta fue, es y será siempre uno de los símbolos más valiosos del esoterismo Crístico. El hondo significado de las torturas de Andrés en la terrible “X” representa la aniquilación del Ego en el Laboratorium-Oratorium del Tercer Logos. También alude a la terrorífica muerte indispensable, que jamás podría realizarse con ningún fuego vulgar. Para esta labor, se requiere la ayuda extra de un agente oculto, de un fuego secreto de tipo sexual, el cual, para dar una idea de su forma, se parece más bien a una gota de agua que a una llama. Este Fuego Acuoso, o esta Agua Ardiente, no es otra cosa que la chispa vital comunicada por el Logos a la materia inerte. Es el Fohat Divinal, encerrado en todo lo creado; es el Rayo Ígneo, el Kundalini, la Serpiente Sagrada de la Sabiduría de Anahuac, ascendiendo por el canal medular-espinal del Adepto. Es evidente que todo lo anterior se refiriere al Alfil Blanco, al Phalo utilizado en forma positiva para lograr la Castidad Científica mediante la transmutación alquímica. No resulta difícil entender que su antítesis, el Alfil Negro representa la fornicación, la fuerza viril utilizada para el erotismo malsano, etc.

El Caballo
La etimología del término nos rememora al ideal del caballero cristiano, plasmado en el personaje del caballero medieval o al fenómeno de la caballería de dicha época. El Caballo se mueve, sobre el Tablero, en forma de “L”. Esto nos recuerda a la Ley, simbolizada, entre los mahometanos, por un caballo. Sólo esta pieza puede saltar sobre las demás, sin importar su color. El Caballo del juego de ajedrez singularmente nos invita a pensar en el Centauro mitológico y en la Constelación de Sagitario. Realmente, el “humanoide intelectual” es todavía algo no logrado, y por eso se desencadenan, dentro de sí, terribles luchas entre la parte animalesca y su parte verdaderamente humana. El “animal intelectual” es como un Centauro que debe lanzar la flecha de su anhelo, o sea, de sus Ansias de Ser, hacia su Sol Interior o su Real Ser, para volverse a Religar con Él.
La flecha constituye un símbolo de la fuerza de Eros. Por otro lado, el arco templado representa a las tres fuerzas: Padre, Hijo y Espíritu Santo que debe utilizar todo neófito para llegar a la liberación interior.
El Caballo, simultáneamente, alegoriza la osadía, el valor, la valentía, la amistad, la inteligencia y otros atributos de la Conciencia.
Sin embargo, para lograr lo anterior, resulta altamente necesario eliminar los opuestos de las mencionadas virtudes, traducidas por el Caballo Negro. Es de recordar, por ejemplo, que, en el esoterismo del toreo, el Caballo simboliza el cuerpo físico aún no domado y sobre el cual va el neófito, dispuesto a “picar” con la Lanza a la “Bestia Bramadora”, es decir, al ego animal.

La Torre
La Torre, dado que entre otras cosas alude al Estado de Alerta Percepción, es decir, a la Observación que sobre sí mismo debe tener el aspirante, constituye una pieza de inestimable valor. Su movimiento le confiere gran estima por los jugadores. Sin el sentido de la auto-observación psicológica, el triunfo, en el Tablero de la Vida, resulta radicalmente imposible. No olvidemos que toda auténtica auto-psicología, tiene tres aspectos fundamentales: auto-observación, auto-exploración y eliminación. Desde luego, la Torre (roca) está cimentada sobre la Piedra Cúbica de Jesod, sobre el sexo, ya que el trabajo de la muerte mística no se puede realizar, cabalmente, sin la ayuda del Tercer Logos, o sea, de la energía creadora. También nos recuerda la torre a las dos columnas que están a la entrada de todo templo. Así pues, en estado de alerta, como el vigía en época de guerra, el neófito desde su propia torre, (su cerebro, su cabeza), aprende a transformar las impresiones. Así se evita que la mente realice su acostumbrado procesamiento de datos, al interponer la conciencia entre la Torre y las impresiones que le vienen de todos los lados del Tablero. Pablo de Tarso dijo a sus discípulos: “Recordad que vuestros cuerpos son el Templo del Dios vivo y que el Altísimo mora en vosotros. ” La Torre de ese Templo es la cabeza del “cuerpo planetario”. El mismo Templo de Salomón, tiene la figura del cuerpo humano. “Belem” nos recuerda a la famosa “Torre de Bel”, a la formidable “Torre del Fuego”. Para que el “Niño de Oro” (Horus) de la Alquimia (el Cristo Interior, el Hijo del Hombre) pueda encarnar en nosotros, se necesita que la “Torre de Bel” se encuentre levantada. La torre sólo está construida cuando hemos desarrollado el Fuego Solar dentro de nosotros mismos. En esas condiciones, el Hijo del Hijo (el Segundo Logos, el Chrestos) puede penetrar en nosotros para parlar el verbo de Oro del Primer Instante. En conclusión, sobre el Tablero de la Existencia, los Iniciados deben levantar su Torre de Fuego, si es que anhelan que el Magnesio Interior de la Alquimia, el Cristo Íntimo, nazca de su propio “pesebre”.

Los Peones
Los soldados rasos del Rey, son los neófitos o aprendices, o sea, las personas o gérmenes que aspiran a convertirse en Adeptos del Círculo Consciente de la Humanidad Solar. Es decir, los individuos que, informados sobre el Camino Esotérico que conduce a la liberación final, trabajan sobre sí mismos, debatiéndose entre lo blanco y lo negro. El peón presenta movimientos muy limitados: sólo puede avanzar hacia adelante, en línea recta, de casilla en casilla. Cuando se mueve por primera vez puede avanzar dos escaques. Como se indicó anteriormente, cuando el peón logra llegar hasta la octava hilera puede recuperar cualquiera de las piezas capturadas de su bando. El peón blanco representa a la Esencia luchando, con la ayuda del Rey, de la Reina, del Alfil y de la Torre Blanca, contra las fuerzas que se oponen a su desarrollo. El peón negro simboliza a las fuerzas del Ego, a esos “elementos inhumanos”, izquierdos y siniestros, que en su conjunto forman el “Yo”, el “mí mismo”. No representa otra cosa que la sombra tenebrosa de nuestro Rey que jamás pecó. Cuando un peón blanco es devorado, a causa de una “mala jugada”, significa que la víctima ha sido engañada por el Ego. Esta situación, desafortunadamente, resulta muy común sobre el Tablero de la Vida.
Los 8 “peones” también son “Pentalfas” invertidas, hasta tanto no logren despertar Conciencia y fabricar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. El número 8 es el número de las “Pruebas de Job”, es un signo de dolor, de sufrimiento. Los 8 peones representan, además, a las 8 virtudes de nuestra Madre Divina Kundalini, a los que nosotros debemos limpiar su negrura hasta volverlos blancos, como condición indispensable para que nuestra RAMIO se manifieste a nosotros.

Por último, nos permitimos recomendar una película titulada “En busca de Bobby Fischer” en donde se muestra, a poco que se observe, algunos de los apuntes que se han mencionado en este trabajo.


http://www.actualizacionesturismo.blogspot.com/

Cómo detectar al narcisista

La manifestación del narcisista comienza con dos manipulaciones:

1 - Refuerzo intermitente

2 - Indiferencia

 

1 - Refuerzo intermitente

Sabemos que él o la narcisista (puede ser masculino o femenino) no establece una relación sentimental, sino utilitaria. Cuando elige a su presa (la pareja que deberá darle todo lo que considera que tiene que darle, sea amor, un techo, un auto, estabilidad económica, atención, sexo, prestigio social, etc.) procede a enamorarla con bombardeo amoroso (envuelve con relatos gentiles, donde se presenta como víctima de otras relaciones o crianza hasta enganchar emocionalmente a su víctima).

Una vez que convence a la otra persona que es la persona ideal para la relación comienza con el refuerzo intermitente, manipulaciones que se harán crónicas a lo largo de toda la relación.

 

El refuerzo intermitente consiste en entregar una recompensa de manera irregular, o sea, no de forma continua ni predecible.

En el laboratorio, si a cada presión de la palanca por parte de una rata se da lugar a una recompensa (comida), esto sería refuerzo continuo. Sin embargo, si se entrega solo algunas veces y de manera impredecible después de que la rata presiona la palanca, esto es refuerzo intermitente.

Son compensaciones que se dan en forma ocasional e imprevisible; por lo que pueden mantener al individuo indefinidamente esperanzado para la próxima recompensa.

En relaciones de pareja, el refuerzo intermitente es un tipo de maltrato psicológico y abuso emocional ejercido con intención dañina, generando confusión y dependencia emocional en la persona maltratada.

El refuerzo intermitente se define como un "tira y afloja", alternando situaciones agradables y desagradables. Hay una variación continua entre calidez y frialdad, entre amor y negligencia, generando un entorno constantemente impredecible para la víctima.

Es un maltrato silente, una expresión de violencia, un maltrato psicológico prolongado, que no tiene por qué ir relacionado con maltrato físico, por ende, podemos encontrar ambos tipos de maltrato. La violencia física suele surgir cuando la víctima se resiste a la violencia psicológica.

Es importante reconocer que en una relación saludable, es natural cierto nivel de inestabilidad, y estas diferencias se comunican asertivamente y se resuelven. Hay un equilibro sano entre dar y recibir, hay respeto propio y mutuo en la relación.

En la dinámica de las relaciones abusivas con refuerzo intermitente, estas inconsistencias son una estrategia de manipulación y abuso emocional intencionales que sirven para controlar y confundir a la víctima.

En los momentos favorables de la relación se experimenta bienestar, unión y reciprocidad; pero de repente y de forma ocasional e impredecible se da distanciamiento, falta de afecto y atención sin motivos aparentes para que esto ocurra; así cómo episodios de violencia verbal y/o ambiental. Esta conducta repetida (lo que se permite, se repite) puede causar dependencia emocional y adicción hacia la persona que a veces se ofrece con buen comportamiento, cariño y atención, negándolo otras veces, sin explicación, de forma fría y distante.

El refuerzo intermitente en las relaciones de maltrato y abuso es efectivo porque las "recompensas" se dan intermitentemente a la víctima durante todo el ciclo de abuso. Esas “recompensas” varían entre ser sentir que la relación vuelve a ser normal y no un infierno, o algún gesto mínimo de afecto, o un obsequio material, o muestras de remordimiento por parte de la persona abusadora. Así, la víctima vive inmersa en un agonizante y perverso círculo vicioso de esperanza y decepción que es muy difícil de romper.

Esto mantiene a la víctima en estado de anhelo de recibir afecto, cuidados y amor que se dan como migajas, en pequeñas dosis y de forma infrecuente, por lo que se adentra en un bucle frustrante, doloroso, desgarrador y emocionalmente agotador perdonando y olvidando constantemente las situaciones de abuso, aferrándose a la ilusión de que las cosas mejoren.

Da a la víctima la sensación de caminar sobre cáscaras de huevo donde vive en permanente estrés, esmerándose y reforzando los cuidados para no “generar” el castigo de la interrupción de amor o atención de parte del narcisista, dado que toda vez que esto ocurre, el narcisista se encarga de hacerle creer a la víctima que es su culpa.

En el refuerzo intermitente, de repente, de la nada, el narcisista desaparece, de repente ya no está. Se fue. Agarró sus cosas, o no se llevó nada, pero desaparece, hasta bromea en forma mordaz diciendo que fue abducido.

Lo que hace con esto es meter incertidumbre a la víctima. La víctima se pregunta ¿por qué no está? ¿qué le pasó? ¿hice algo malo? ¿será que se fue con alguien más? ¿va a volver? ¿no va a volver?, de tal forma que cuando regresa, que puede ser después de dos o tres días (o después de dos o tres meses en algunos casos), la víctima lo recibe con un ¡Ay! Por fin… ¿qué pasó? ¿por qué te fuiste? Y aquí viene la primera manipulación…: “Me fui porque sentí que tú no me querías de la misma forma que yo a ti”. “Me sentí abrumado porque no supe cómo manejar todo este amor”. Y entonces comienza el jueguito que se perpetuará a lo largo de toda la relación de echarle la responsabilidad o culpa a su pareja. Esto alimenta de manera perversa la sensación en la víctima de sentirse necesitada en el cuidado del narciso y de tener que reforzar los cuidados. ¿Y qué hace la víctima? Le afirma: “no mi amor, tú y yo vamos a estar bien, vas a ver…” y comienza aquí a esmerarse para complacer al narcisista.

 

2- Indiferencia

La manipulación puede también llevarse a cabo con la indiferencia, una de las peores violencias psicológicas. El narcisista está presente, pero de mal humor, con energía de rechazo, de desprecio: “no te tolero, no te soporto, sos insoportable”. Se la pasa mirando tele, o su celular, o hablando por teléfono o whats app a escondidas, se encierra horas en el baño, o vuelve a la casa a cualquier hora pretendiendo que la comida y el mundo esté tendido a sus pies, esperándole con marcial presencia.

Y la víctima se pregunta qué hizo mal… y se quiere acercar para hablar, para entender qué está pasando y solo recibe expresiones de rechazo: “déjame en paz”, y desaparece física y/o emocionalmente. Y regresa varios días después como si nada hubiera pasado. Y la víctima sigue preguntándose qué fue lo que pasó, y si hay respuestas son “mete-culpa”: “Estaba enojado porque parece que prefieres más a tus amigos o a tu familia que a mí”. “Quédate con ellos, si quieres yo me voy”, o “le das más importancia a tus cosas que a mí”, “no me respondiste el mensaje cuando te lo envié, no me quieres como yo a tí”…  Y entonces ¿cómo responde la víctima?: “No, mi amor tú eres lo más importante. Te prometo que la próxima vez no voy, tú no te preocupes”. Y ahí se profundiza todo este juego de manipulación.

La víctima lo que más quiere es crear el sueño anhelado, lo que él tanto prometió, pero nunca va a pasar, porque el narcisista no quiere cumplir sueños, solo quiere parasitar, abastecerse de todo cuanto se le antoje.

La víctima se frustra, se trauma, pasa a sentirse insuficiente. Todo lo que haga de ahí en más, nunca será suficiente para hacer feliz al narciso.

También juega el “gas lighting”: el narcisista inventa historias para meter presión y confundir a la víctima: “Estás coqueteando con alguien más”. Traslada a la víctima situaciones que el narcisista vive haciendo.

Inventa cosas, es experto en manipular para que la culpa y la confusión se convierta en una forma de vida para la víctima.

El sufrimiento se hace adictivo porque se generó en la víctima un permanente sentimiento de culpa por la disfunción de la relación; se crea una red neuronal con patrones de conducta disfuncionales y síntomas de abstinencia: dolores de cabeza, insomnio, pensamientos rumiantes, ganas de comer en forma compulsiva, ardor en la piel, ataques de pánico, sudor de frío, dolores corporales, falta de energía… El permanente estrés, literalmente modifica el cuerpo de la víctima: vive inflamada por el cortisol, aumenta de peso y sufre dolores y cansancio crónico.

 

En el origen del narcisista, un niño busca el afecto de papá y mamá, de las personas cercanas. Cuando quiere esa conexión emocional y no la está teniendo, sea porque papá y mamá se la pasan trabajando todo el día, o porque mamá es una mujer con dependencia emocional y porque papá es narcisista, o viceversa, se puede producir una desconexión afectiva, un abandono emocional. Todo lo que el niño deseaba y no tuvo, comienza a odiarlo. Es como cuando quieres algo mucho y no lo tienes y dices que ya no lo quieres. Se genera un corte emocional y ya está imposibilitado para sentir amor y gratitud. De ahí en más, su vida va a distinguirse solamente por aquello que les haga sentir bien.

Apegados al poder, los narcisistas pueden dominar masas. Son enfermos por el apego al poder.

A pesar de su voraz parasitismo, el narcisista no sabe recibir. Eso que le das con todo amor, tras agarrarlo, te dice nadie te lo pidió y lo tira. Entonces la víctima vive esa sensación de insuficiencia y un dolor tremendo que hasta puede terminar en un lupus, o un cáncer, o una artritis severa producto del estrés, y en el mejor de los casos, puede ser descartada por el narciso que comienza a ver que no le puede sacar mucho más a su víctima. Pero éstas son buenas noticias… es ahí cuando la víctima puede tomar consciencia de lo que está padeciendo y se plantea la supervivencia; el fin de la relación.


Lic. Tamara Le Gorlois

Síntomas del despertar de la Consciencia

Iniciación



De pronto llegamos al punto de sentirnos hartos de estar hartos y comenzamos a despertar.

Las experiencias de vida, situaciones que hemos llevado, acumulado, soportado (o no), hacen que un buen día sintamos tocar fondo. Y tomando consciencia del punto al que hemos llegado, y viendo que estamos atrapados en un ciclo que se repite en bucle descendente, de pronto decidimos hacer algo para comenzar a ascender, hacer un cambio de vida. Sentimos arrepentimiento sobre los continuos errores que hemos arrastrado y buscamos la metanoia, la rectificación del camino.

Por lo general se pasa previamente por esa noche oscura, ese “no dar más”. Nuestras emociones nos levantan bandera roja, nos ponen en la cara la incomodidad de vivir en la incoherencia entre lo que pensamos, sentimos y terminamos haciendo.

Aun así, muchos pueden ser los factores de un despertar de la consciencia; algunos tuvimos la experiencia cercana a la muerte y pudimos ver la realidad del “más allá”; o tuvimos la gracia de recibir palabras precisas, en el momento preciso, ayudándonos a salir de la Matrix. Hoy también tenemos innumerables posibilidades de acceder a información que nos active la glándula pineal, conllevando un despertar de la Consciencia.

Desde la neurogénesis, la biología celular y la epigenética, exponentes como Bruce Lipton, Joe Dispenza, Masaru Emoto, Yoshinori Ohsumi, Mario Alonso Puig, junto a estudiosos de la espiritualidad como Emilio Carrillo (entre tantos otros), muestran a la ciencia cuántica (palabra que procede de “cuanto” o “cuantio” –unidad más pequeña de luz, electricidad, o cualquier otro tipo de energía–) como lenguaje contemporáneo del misticismo. Esto tiene lógica si consideramos que Dios es todo energía y creador de energía, y somos todo Uno con él y su creación.

Estos exponentes de la ciencia y espiritualidad comparten en forma generosa sus estudios en la Web, haciendo un aporte significativo al despertar masivo de la consciencia.

En definitiva, la Iniciación o despertar de la consciencia, no es otra cosa que la decisión de ser libres, de tomar decisiones propias (no gobernadas por el subconsciente), guiados por el verdadero amor, el amor ágape, el de hacer el bien sin mirar a quién, empezando por nosotros mismos.

Este despertar de consciencia no suele ser agradable. Por lo general nos obliga a salir de la zona de confort y cuestionar todo lo construido por el ego durante toda la vida.

Como sea, los síntomas del despertar de la consciencia son claros:

1)      Los intereses cambian: cambiamos por completo los gustos (el tipo de música, de vestimenta, de lectura, la forma de viajar, las relaciones y la forma de relacionarnos), podemos hasta cambiar por completo de trabajo, de profesión, y/o de lugar geográfico. Ya no nos atrapa el materialismo, las compras, ni las compañías que frecuentábamos, mucho menos los temas de conversación que manteníamos con esas personas (sean amigos o familiares). Podemos llegar a sentirnos solos aún estando con estas personas con las que siempre nos gustó estar. No es desamor, no es que ya no sintamos cariño por esas personas, simplemente ya no compartimos la misma vibra, los mismos intereses, las mismas necesidades. Podemos llegar a decidir cortar con nuestra relación de pareja de toda la vida, procesando el duelo que eso pueda conllevar, por supuesto, pero con determinación, con la asertividad de que es lo que necesitamos hacer en esta etapa de nuestra vida. Sentimos una necesidad imperiosa de hacer estos grandes cambios.

2)      Sentimos una gran necesidad de estar solos, de tener tiempos a solas y en silencio para encontrarnos a nosotros mismos. No encontramos alrededor personas con quienes compartir estos procesos tan personales e íntimos, por lo que terminamos aislándonos cada vez más. Buscamos la autenticidad, ya no comulgamos con la hipocresía. Y si bien todo este proceso nos hizo tomar distancia de nuestros seres queridos, de alguna manera volveremos a ellos con una nueva energía, con menos juicio y con mayor capacidad de compasión y perdón. Con verdadero amor.

3)      Vemos la necesidad de cuestionar viejas creencias al mismo tiempo que un nuevo mundo se abre frente a nosotros y de pronto sentimos sed de un conocimiento que nos ayude a entender estos procesos. Buscamos cursos, lectura, videos, narrativas que nos hablen de estos nuevos temas. Los caminos son muchos, y no todos nos tienen por qué llegar. Así es que buscamos dentro de la religión no dogmática, el hesicasmo, el yoga, del tai chi, chi kung, reiki, taoísmo, budismo, la neurociencia, la meditación, la regresión a vidas pasadas, la hipnosis, las cartas astrales, la biodecodificación… Hacemos un vuelco en lo que leemos, pasando de los textos profesionales, la narrativa, la ciencia ficción, a los textos de autoconocimiento, autoayuda, gnosis, etc.

4)      Sentimos necesidad de compartir esta experiencia y tratamos de transmitirlo a los demás, sobre todo a nuestros seres queridos, buscando que ellos también puedan beneficiarse con esta nueva información. Pero la realidad es que no necesariamente a ellos “les haya llegado el momento” y no entienden el porqué de nuestros cambios y nos ven “raros” o “con inestabilidad emocional”. Nada de qué preocuparse, ya que es totalmente normal y pronto sabremos cómo manejar estas situaciones (en parte tomando distancia, en gran parte no insistiendo que pretender “imponer” a los demás nuestras experiencias). La inercia del ego ya no deberían seguir tomando protagonista si nuestra toma de conciencia es genuina.

5)      Comenzamos paulatinamente a adquirir hábitos más saludables y alimentación más sana. Vamos tomando conciencia del origen de cada alimento y del impacto en nuestro cuerpo. Leemos etiquetas, descartamos alimentos que comprobamos que nos hacen mal (leche de vaca, azúcar, etc.).

6)      Nos vamos conectando cada vez más con la Naturaleza y los ritmos circadianos. Sentimos necesidad de estar más en contacto con la Naturaleza y apreciamos más su poder y energía y fluimos con ella y sus ciclos. La Naturaleza se convierte en una verdadera escuela de vida. En contacto con ella, sobre todo con una huerta orgánica, por ejemplo, aprendemos más sobre los ciclos, la necesidad de la muerte o involución (otoño/invierno) como paso previo al renacer y la abundancia divina (primavera/verano). Con la naturaleza entendemos que es “normal” que haya muerte, previo a la resurrección, involución antes de una evolución. Al mismo tiempo, vemos que está en nosotros que vivamos esos ciclos como bucles involutivos, entrópicos, destructivos, o por lo contrario, tras la involución, el ciclo sea ascendente, pasando de un estado a un estado superior del Ser. Observando la naturaleza, reconocemos el poder destructivo del ego; y que el Cosmos conspira a favor de nuestra felicidad, ya que todo está digitado desde lo divino para disfrutar de una gran abundancia sin necesidad de interponer nuestro ego (concepto oriental de Wu wei –hacer sin hacer–). No buscamos la Naturaleza para desconectarnos, sino por lo contrario, para conectarnos, ya que las imposiciones sociales y el piloto automático de todos los días nos desconecta de nuestro centro y de la Divinidad. Viviremos mayor necesidad de alejarnos del asfalto, del cemento, los ruidos de las ciudades para alinearnos más con las aldeas, los pequeños poblados desarrollados en torno a la naturaleza.

7)      Crece la Intuición y la creatividad. Nos sentimos más conectados con lo divino, vemos y sabemos interpretar más las señales. Comenzamos a disfrutar más las serendipias (las afortunadas coincidencias o descubrimientos, sin olvidar, como decía Luis Pasteur, que “en el campo de la observación, el azar solamente favorece a las mentes preparadas”). También reconocemos más las causalidades, la conexión que tenemos con todos y con el Todo. Si tomamos decisiones más audaces, si abordamos grandes cambios, aún sin tener una opción de cambio definida, es simplemente porque comenzamos a creer en la generosidad de la Providencia, en lo Divino, por sobre la escasez del ego y de la zona de confort. La Fe y la Intuición comienzan a tener papeles protagónicos.

8)      Revienen antiguos recuerdos, viejas vivencias que replanteamos con una mirada totalmente diferente. Le damos conclusiones nuevas a viejos temas. Nos liberamos de viejas situaciones. Perdonamos más y nos perdonamos.

9)      Revivimos oleadas emocionales que emergen del subconsciente, que hemos reprimido toda la vida y las traemos al consciente para tratarlas. El despertar de la consciencia es una crisis. Se vive como una crisis emocional y vivimos esta crisis como oportunidad de cambio. Si decidimos acompañar estos cambios o crisis con la opinión de algún terapeuta, es importante que el profesional haya vivido estos cambios en los niveles en que los estamos procesando.

10)   Se despierta la auto-conciencia, se agudiza la empatía con los demás y los animales y se agudizan los sentidos. Vemos cosas o situaciones que antes no veíamos, el gusto cambia, somos más sensibles a ciertos olores y sabores, podemos hasta comenzar a rechazar ciertos alimentos como la carne vacuna, la leche vacuna, el azúcar, etc. Podemos escuchar golpes, acúfenos (zumbidos en el oído) u otros sonidos que los demás no perciben. También podemos ser más propensos a percibir cierta energía en determinados lugares. Al mismo tiempo nos convertimos en grandes observadores de nosotros mismos, de nuestras emociones. Nos experimentamos, nos conocemos más, dialogamos más con nosotros mismos, y con nuestro niño interior.

11)   En lo físico, sentiremos tensión muscular sobre todo en la zona del cuello, podemos bajar o aumentar de peso (reaparecerán muchos miedos que teníamos reprimidos y como consecuencia de ese estrés, hay aumento de peso). Por fuera nuestro cuerpo se irá acomodando tal como llevamos el proceso por dentro. Podemos además experimentar presión en la cabeza u hormigueo. Se está reactivando el chakra de la corona, hay despertar energético.

12)   El sueño se verá interrumpido varias veces por la noche. Seguramente dormimos un par de horas y luego nos despertamos, volviendo a dormir y despertándonos nuevamente (dos o tres veces por noche). Se explica en parte porque nos vamos alineando con los ciclos circadianos, lo cual nos lleva a acostarnos a dormir más temprano y a despertarnos con el alba, al igual que las aves y la naturaleza en general. No es de preocupar. Serán momentos que aprovecharemos para leer, escribir (al escribir ordenamos en papel lo que buscamos ordenar en nuestro interior) o a escuchar más audios sobre estos nuevos intereses. Dormir mucho es sinónimo de desconexión espiritual. Necesita dormir mucho quien vive en estrés, perdiendo el tiempo, desequilibrado, agotado por vivir en loca carrera mental y emocional. Quien está más despierto, más en coherencia anímico-espiritual no necesita dormir tanto, porque vive la vigilia desde un estado físico más relajado, menos tenso. El sueño es más reparador con menos tiempo y esos sueños son más vivenciales, con más imágenes, muchas veces simbólicas; hasta pueden ser sueños lúcidos, viajes astrales o desdoblamientos astrales (experiencia subjetiva de separación o “desdoblamiento” del cuerpo sutil y del cuerpo físico), inclusive puede haber momentos de autoscopia (experiencia por la cual, creyéndonos estar despiertos, vemos nuestro propio cuerpo desde una perspectiva fuera del cuerpo). En los sueños lúcidos tenemos el protagonismo, el control de lo que en ellos acontezca, pudiendo usarlos para reparar situaciones que en la vida material no logramos tratar.

Si bien podemos enumerar estos síntomas, la lista no es exhaustiva. El despertar es paulatino y va determinando los diferentes estados del Ser. Somos millones y millones de almas, y no hay ni una sola igual a otra o en el mismo nivel que otra. Esto es paulatino y progresivo, pero cierto. "La mente que se abre a una nueva idea jamás regresa a su tamaño original" diría Albert Einstein. Y de eso se trata… ver que nos abrimos a nuevas dimensiones y la posibilidad de  disfrutar de estas infinitas posibilidades hasta podría ser el Sentido de la Vida que tanto buscamos, esencia misma de ese estado de ataraxia o de armonía o felicidad que tanto anhelamos.


Tamara Le Gorlois


Monumento y vida masónica del general Manuel Belgrano


Por Lic. Tamara Le Gorlois

 “Su caballo no tenía más lujo que un gran mandil de paño azul, sin galón alguno, que cubría la silla, y que estaba cansado de verlo usar en Buenos Aires a todos los jefes de caballería.” José Celedonio Balbín


El general Manuel Belgrano falleció el 20 de junio de 1820, en medio de un caos político ("el día de los tres gobernadores”) que le restó sonoridad a sus exequias.

Para rendirle pleitesía, en 1870, se nombró una comisión masónica integrada por el general Bartolomé Mitre, Manuel José Guerrico y el general Enrique Martínez, encargada de erigir un monumento ecuestre en la Plaza 25 de Mayo (hoy Plaza de Mayo), que estaba separada de la plaza Victoria por la Recova.
Albert-Ernest Carrier-Belleuse realizó la figura del prócer, quien a su vez confió al argentino Santa Coloma la realización del caballo. Santa Coloma fue el primer argentino en nacer en una delegación diplomática nacional en el extranjero: nació en Burdeos, Francia, cuando su padre se desempeñaba, designado por Bernardino Rivadavia, como Primer Cónsul General de la República.

Medicina Funcional: cómo ganarle a las enfermedades sin medicamentos. Longevidad con calidad de vida.

La tecnología y los estudios realizados en los últimos 15 a 20 años dan lugar a una nueva medicina, la Medicina Funcional con una mirada sobre la prevención de las enfermedades o su resiliencia.

La Medicina Funcional apunta a cambiar los hábitos que generan dolencias como depresión, obesidad, diabetes, cáncer, hipertensión, ateroesclerosis, Alzheimer, Parkinson, esclerosis, demencia, atrofia muscular, infartos, derrames cerebrales, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, cardiopatía coronaria, trombosis, EPOC, artrosis, artritis, osteoporosis (pérdida de hueso), sarcopenia (pérdida de músculo), enfermedades gastrodigestivas, hígado graso, celiaquía, alergias, insuficiencia renal, disbiosis, pérdida de peso, enfermedades dermatológicas, enfermedades autoinmunes, síndrome poliquístico, anemia, dislipidemia (concentración elevada o baja de colesterol y/o triglicéridos)…

Todas, todas estas enfermedades se generan desde los malos hábitos sostenidos en el tiempo a lo largo de toda nuestra vida. En muy pocos casos se generan por causas genéticas y, aun así, las últimas investigaciones sobre epigenética (Bruce Lipton es un referente), también han demostrado que podemos, desde una postura de consciencia, responsabilidad y autocuidado, revertir o modificar cualquier patrón genético.

 

Hasta ahora imperó la Medicina Alopática, convencional o tradicional.

La palabra "alopático" proviene del griego "allos": que significa "otro" o "diferente" y "pathos": que significa "sufrimiento" o "enfermedad". Por lo tanto, alopatía literalmente significa "tratar con algo diferente". Samuel Hahnemann, el fundador de la homeopatía, utilizó este término de manera despectiva para referirse a la medicina convencional, ya que los tratamientos alopáticos utilizaban medicamentos o intervenciones que producían efectos opuestos o contrarios a los síntomas de una enfermedad, en lugar de tratar con algo similar, como lo proponía la homeopatía.

La medicina alopática o tradicional se basa en paliar síntomas de enfermedades con medicamentos que tienen, en su gran mayoría, efectos contraindicados. Si bien este tráfico de medicamentos puede aportar alivio en dolencias, no están tratando el mal desde su origen.

 

Por lo contrario, la Medicina Funcional observa, analiza y actúa sobre las causas de las enfermedades y traza un mapa de cambio de hábitos acorde a cada individuo, para así prevenir dolencias o resetear el metabolismo de manera que se pare cualquier proceso degenerativo ya instalado.

Siempre es recomendable la consulta con algún profesional de la nutrición o de la medicina actualizado con los papers (documentos científicos con resultados de una investigación, revisión o análisis sobre un tema específico) más recientes.

 

Pero por sobre todo, tengamos en cuenta que la Medicina Funcional no es medicina milagrosa. Su eficacia depende de la propia toma de consciencia, responsabilidad, decisión y voluntad propia de cambiar todo hábito nocivo lo antes posible. Tengamos en cuenta que cuando la enfermedad se manifiesta, lo más seguro es que ya haya tenido 10, 20 ó 30 años de proceso no manifestado. Por eso es fundamental la instrucción, salir de la ignorancia estudiando, instruyéndonos respecto a los hábitos a cambiar, en post de nuestro bienestar y el de nuestros seres queridos.

 

Aquí va una primera guía para realizar esta metanoia, esta rectificación hacia la vida sana y de calidad. El costo es cero, ya que encontramos mucha información en la Web, en PDF o como audiolibro, podcast o conferencias en You Tube, generosamente compartido por grandes profesionales y científicos:

 

1)    Estudiar cómo vencer adicciones (fumar, alcohol, drogas, ludopatía, sedentarismo, adicción a los azúcares y harinas blancas, etc.) y cambios de hábitos.

Bibliografía recomendada: Hábitos Atómicos, de James Clear.

Otros referentes: Dr. Roberto Vitale

https://www.youtube.com/watch?v=pDwzKsjnABk

https://www.youtube.com/watch?v=ghcyhElMjBc

https://www.youtube.com/watch?v=8vWgn-EVwxI

https://www.youtube.com/watch?v=TuRXS2uaNzw&t=9s

  

2)    Cambiar la microbiota adicta a los azúcares, alimentos refinados y multiprocesados por una microbiota saludable.

Referentes que encontramos en You Tube: Dra. Dolores de la Puerta, Dr. Will Bulsiewicz (en español), Dr. Xevi Verdaguer, Dra. Olalla Otero, Dr. Carlos Jaramillo, Dr. Oswaldo Restrepo, Dr. Frank Suárez (Metabolismo TV).

 

3)    Cambiar hábitos alimenticios siguiendo la Alimentación Molecular. Junto al cuidado de la microbiota, la alimentación molecular nos saca el deseo de comer compulsivamente y cuida las cantidades y equilibrio de macronutrientes y micronutrientes requeridos por el organismo.

Referentes que encontramos en You Tube: Dr. Benjamín Ramírez, Dr. Carlos Jaramillo, Dr. Borja Bandera (el nutricionista de Messi).

 

4)    Suplementación y fitoterapia: usar bajo la mirada de un profesional nutricional, vitaminas, minerales, hierbas y otros suplementos para tratar deficiencias y apoyar la función óptima del cuerpo.

Referentes en You Tube: Dr. Benjamín Ramírez, Dr. Carlos Jaramillo

 

5)    Cambiar hábitos del sueño, cuidar el ciclo circadiano y los ayunos intermitentes. El buen dormir es básico para que los nutrientes construyan y reparen un buen organismo. La reparación celular, la sanación se produce de noche cuando dormimos bien ocho horas. La calidad del sueño es fundamental en este proceso, debe ser de noche durante ocho horas (en las primeras seis horas se repara el cuerpo y en la séptima y octava hora se limpia y repara el cerebro) y sin interrupciones. Cuidar el ciclo circadiano y los ayunos intermitentes favorecen el buen dormir.

El ciclo circadiano apaga el metabolismo dos horas después de caer la luz natural, por lo que se recomienda hacer la última ingesta a las seis de la tarde. Todo lo que comamos de noche quedará atrapado en el sistema digestivo sin ser digerido correctamente, fermentándose, causando pesadez e insomnio. Tener la última ingesta a la tarde favorece el ayuno intermitente de 16 horas, mejorando el metabolismo, dando lugar a la autofagia de células senescentes, pérdida y control de peso, disminución de la inflamación crónica, entre otros.

Referentes en You Tube: Dra. Nuria Roure, Lic. Yolanda Calvo, Nacho Roura, Jana Fernández (autora del libro Aprende a Descansar).

 

6)    Cambiar hábitos respiratorios. El 90 % de la población respiramos mal, y eso conlleva bruxismo, ronquidos, apneas, cansancio y enfermedades producto de respirar por la boca, sin filtrar el aire.

Referentes en You Tube: Sol de la Torre (@soltowanda) https://www.youtube.com/watch?v=0BtlTvpYZeA

 

7)    Cambiar hábitos sociales. Somos el promedio de las personas con las que interactuamos a diario. Difícilmente podremos tener calidad de vida si nuestro entorno social en hostil. Es crucial, para la longevidad con calidad de vida que nuestra selección de amigos, pareja, compañeros de trabajo, y hasta entorno familiar en general sea de calidad. Permanecer en una relación de pareja o en un trabajo que nos mantenga el cortisol (hormona del estrés) en altas dosis, no solo precipita nuestra oxidación molecular sino que imposibilita la planificación de vida, el buen sueño/descanso y el buen estado de salud. En Japón reconocen que uno de los 4 pilares de la longevidad con calidad es la selección de grupos sociales donde prevalezca el cuidado mutuo de todos sus integrantes.

Referentes en You Tube: Walter Riso, Dra. Marian Rojas Estapé

 

8)    Optimizar nuestro ámbito de vida. De nada sirve “tomar vacaciones reparadoras” si el lugar donde trabajamos y vivimos la mayor parte de nuestra vida, es hostil. Debemos priorizar los ámbitos que no nos condenen al sedentarismo, al estrés, a la falta de luz natural… Nuestro hogar y lugar de trabajo debe ser de calidad, orden e higiene. La posibilidad de estar en contacto con la naturaleza también es importante. Está comprobadísimo el poder terapéutico de los espacios al aire libre, la posibilidad de estar en contacto con plantas y mascotas y de hacer grounding o earthing (caminar descalzo sobre hierba, tierra, o arena, o sea, entrar en contacto con la energía de la tierra).

 

9)    Optimizar nuestro consumo intelectual. Así como debemos ser conscientes de lo que comemos y respiramos, también deberíamos ser cuidadosos respecto a los programas de televisión, música, redes sociales y lecturas que consumimos. El amarillismo de los noticieros, la violencia manifiesta en audios, imágenes y comentarios en redes sociales pueden ser un verdadero atentado al sistema inmunológico, al buen descanso y la calidad de vida. Deberíamos hacer una selección de programas de calidad, que no disparen cortisol, que sean instructivos; y que inspiren al crecimiento y salud cognitiva y emocional.


10)                       Agradecer, tener un propósito de vida y autoestima. Tener espacios para la meditación, el silencio, la reflexión, el mindfulness es crucial para entender el para qué de nuestra vida. Tener sentido de vida, propósito de vida, es importante para vivir con calidad y elevar nuestra vibración energética y control emocional. Tener el hábito de reflexionar y agradecer por todo lo que nos mejora la existencia también colabora en el buen funcionamiento metabólico y cognitivo. Planificar metas y cómo concretarlas y ponerse en acción también es crucial. Concretar pequeñas y grandes metas eleva nuestra autoestima, el amor hacia uno mismo, y por consecuencia, hacia los demás.

 

11)                       Hacer ejercicio a diario. Nada de todo lo anterior se hace efectivo si no tenemos una rutina frecuente (al menos tres veces a la semana) de ejercicios físicos. Sea bailar, caminar, hacer yoga, pilates, deportes que no produzcan lesiones, ejercicios de fuerza, sentadillas, natación, subir y bajar escaleras, tareas en la casa (limpieza, jardinería, mantenimiento), todo lo que signifique cortar con el sedentarismo, cambiando y variando las rutinas, al menos durante 40 minutos por día, propicia la asimilación de las vitaminas, baja el cortisol y produce BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), una proteína que desempeña un papel crucial en el desarrollo, mantenimiento, y función del sistema nervioso.

Tamara Le Gorlois