Oxitocina, la hormona del amor

Las hormonas son las mensajeras del cuerpo. Producidas por las glándulas endocrinas, circulan a través del torrente sanguíneo para llegar a los órganos y tejidos donde regulan una amplia gama de funciones vitales como el crecimiento, el desarrollo, el metabolismo, las funciones sexuales, el estado de ánimo…

Son esenciales para mantener la homeostasis o equilibrio corporal, y juegan un papel crucial en la respuesta del cuerpo a los estímulos ambientales y el manejo del estrés. 



La oxitocina es una hormona que se libera en el hipotálamo cuando abrazamos o cuando tenemos contacto visual con alguien y confiamos. Si tengo contacto visual contigo y confías en mí, la oxitocina sube.

Si no confías en mí, no pasa nada. Pero si lo haces, la oxitocina sube.

Cuando compartimos algo personal y nos escuchamos, como la historia de mi duelo, o del tuyo, la oxitocina sube y conectamos.

La oxitocina nos hace valorar y sube cuando valoramos. Nos hace humanos. Nos hace apreciar la vida.

Fomenta el vínculo afectivo, importante en el parto y la lactancia. La conexión madre/hijo es oxitocina pura.



Un sencillo experimento habla de esto… Pidieron a dos grupos que caminaran cinco kilómetros por el bosque.

En el desarrollo de la caminata, uno de los grupos recibió una instrucción algo distinta: "Queremos que paren, de vez en cuando, miren algo y admiren su belleza. Puede ser un árbol, una hoja, un hongo, un ave, el movimiento de las copas de los árboles… lo que sea. Se trata de parar y admirar su belleza.

Ambos grupos tenían que hacerse selfis. Y la caminata, con esas mismas consignas, se repitió durante varios días.

Tiempo después comprobaron que el grupo que se detenía de vez en cuando para apreciar la belleza, se mostraba mucho más feliz. Pero lo más curioso estuvo en las selfis…

En el primer grupo –el que solo había caminado los cinco kilómetros–, sus caras ocupaban la primera plana de todas las fotos.

El grupo que se paraba a apreciar la belleza de la naturaleza, hacía cada vez menos selfis de ellos solos, y finalmente aparecían en un costado de la foto para que se pudiera ver como protagonista el árbol, la hoja, o lo que sea; para que otros también pudieran disfrutar de la belleza de lo observado.


Podemos manipular nuestros niveles de oxitocina y nuestra visión de la vida así de fácil, de la misma manera, observando la naturaleza, observando la belleza de los detalles, valorando, apreciando, agradeciendo… Eso es la oxitocina.


De la misma manera en las relaciones, cuando miramos al otro a los ojos, en confianza de sentir empatía mutua, de transmitir confianza, incrementamos la oxitocina.

Poder mirarse a los ojos sabiendo mutuamente que no habrá agresión, ni intimidación, sino por lo contrario, lectura de lo más bello del otro, que es su alma. Vemos el alma en los ojos del humano o cualquier otro ser vivo, como nuestra mascota, que no se cansa en todo el día de conectar mirándonos a los ojos, disfrutando, apreciando, valorando la relación en una conexión en amor incondicional, llevando la oxitocina a su máxima expresión.

Eso es oxitocina…

                                                                                              Tamara Le Gorlois


  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario