La elite socio económica en la Argentina

Sólo 1,1% de los argentinos cobra 2000 dólares o más por mes; inciden la formación, el sector en que se trabaja y la región en la que se viva.
Hoy la gran diferencia entre estos grupos está marcada por el acceso al mundo y la posibilidad de viajar. A diferencia de los 90, hoy sólo accede la clase más alta. Tras el fin de la convertibilidad, un ingreso de 2000 dólares permite ingresar dentro del segmento ABC1 en la Argentina, pero no alcanza para viajar al exterior.
Por nuestro origen inmigrante en la Argentina, la vivienda propia es un ícono de calma emocional, pero los préstamos hipotecarios que se ofrecen en la Argentina actualmente requieren ingresos mínimos de 12.000 pesos para acceder a la financiación de un departamento estándar de 60 m2.

En la Argentina del Bicentenario apenas el 1,15% de los trabajadores tiene ingresos de 2000 dólares (7760 pesos) o más. Este selecto grupo de trabajadores se compone fundamentalmente de asalariados (76,5%), con educación superior (75%), en su mayoría hombres (77%), con una edad que supera los 40 años (67,5%) y se localizan principalmente en la ciudad de Buenos Aires y en el conurbano.

La solidez económica y tener asegurada la vivienda, el transporte y el trabajo son algunas de las características que distinguen a este grupo. Para mantener el nivel de vida llegan a gastar hasta el 50% de lo que ganan. Una canasta básica para una familia tipo dentro de este segmento está entre los 4000 y 4500 pesos.La bancarización, el acceso al crédito y el consumo de bienes durables como autos y electrodomésticos son algunas de las características distintivas del perfil de consumo de quienes ganan 2000 dólares o más.
Estos datos surgen de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), correspondiente al primer semestre de 2009 (último disponible) y que fueron analizados por el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas), de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional de La Plata. La EPH se realiza en áreas urbanas sobre una población de 24,6 millones de habitantes.

De los 10,3 millones de trabajadores consultados, apenas 118.000 tienen ingresos netos que alcanzan o superan los US$ 2000 mensuales. De este total, el 66,8% son asalariados; el 10,4%, cuentapropistas y el 22,8%, patrones.

El director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), Jorge Colina, comentó: "Son los que pueden comprar aun con inflación y ahorrar porque, al manejarse con tarjeta de crédito, pueden aprovechar las ofertas para comprar un plasma en 50 cuotas". El director de Idesa calculó, en función de los datos del anuario estadístico de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de 2008, que el 7,6% de los trabajadores en blanco cobró remuneraciones en bruto por encima de los $ 6000 (2000 dólares al tipo de cambio promedio de ese año).

El especialista en consumo y presidente de la Asociación Argentina de Marketing, Guillermo Oliveto, señala que 15% de los hogares tiene ingresos de 2000 dólares o más. Y dentro de este grupo observa que hay un 10% con perfil de clase media prototipo y un 5% "top", que está por encima, pero que se pueden confundir porque comparten geográficamente espacios similares como barrios, restaurantes y ciudades de veraneo.

Moiguer comenta que en la Argentina es "muy fácil" ser ABC1 y estar entre el 15% de los hogares que componen la cima de la pirámide de consumo, en comparación con otros países como EE.UU. Están quienes viven más ajustados y también aquellos ejecutivos que promedian los 30 años y no formaron familia. Esto les da una mayor posibilidad de ahorro individual, que pueden destinar a viajes.
La posibilidad de acceder a la vivienda propia es relativa a cada caso. Según información de la Fundación Economía y Sociedad (Fundecos), los préstamos hipotecarios que se ofrecen en la Argentina actualmente requieren ingresos mínimos de 12.000 pesos para acceder a la financiación de un departamento estándar de 60 metros cuadrados. En consecuencia, algunos de los miembros de este grupo no pueden acceder, ya que deben alcanzar ingresos de por lo menos 3000 dólares.

"Por nuestro origen inmigrante la Argentina es un país donde la vivienda propia es un ícono de calma emocional", dice Oliveto. Y señala que entre quienes ganan 2000 dólares o más hay quienes acceden a la vivienda por sus propios ingresos, quienes lo hacen por créditos hipotecarios y quienes lo hacen con la ayuda o herencia de los padres. También hay quienes alquilan, pero son una minoría, aclara Oliveto.
Sebastián G., de 37 años, trabaja como gerente de proyecto para una empresa de logística y cobra 16.000 pesos. Está casado y no tiene hijos. Tiene un MBA. Tiene auto propio y un departamento que compró con un crédito que todavía paga. Estima que puede ahorrar el 15% del salario. Se toma vacaciones una vez al año y las salidas a comer afuera son semanales.
La posibilidad de ahorro y la previsión también caracterizan a este segmento. "Son gente consciente de la volatilidad de la Argentina y saben que tienen que ahorrar o invertir para mantener el nivel de vida", sostiene Oliveto. Los ladrillos, sobre todo después de la crisis de 2001, son la forma más tradicional de tangibilizar los ahorros.
La popular frase "Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires" queda confirmada por los datos de la EPH: dos de cada tres trabajadores con estos ingresos viven en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, señalan en el Cedlas. El 50% restante habita la región pampeana; el 33%, la Patagonia, y el 17% se reparte entre Cuyo, el nordeste y el noroeste de la Argentina.
La Patagonia, con menor densidad poblacional, es una de las regiones con mayor porcentaje de ocupados con ingresos superiores a 2000 dólares, que son el 4% sobre el total de ocupados. Mientras que en el Noroeste, Nordeste y Cuyo los porcentajes son claramente menores que la media nacional y se ubican en el 0,2%, 0,4% y 0,4%, respectivamente.
Leopoldo Tornarolli, investigador del Cedlas, explica el fenómeno patagónico: "En general los salarios promedio son más altos en la Patagonia, no sólo los públicos. En particular, en la rama explotación de minas y canteras, que incluye la extracción de carbón, petróleo y gas, y otros sectores ligados a servicios como transporte y comunicaciones, suministro de gas, agua y electricidad pagan salarios bastante altos". La formación profesional es mayoría dentro de este grupo, pero no es garantía de salarios altos, ya que sólo el 4% de los trabajadores con educación superior accede a ingresos superiores a los 2000 dólares. La especialización y el sector en que trabajan son determinantes, según los especialistas en recursos humanos consultados. Formación e industria
¿Qué estudiaron? ¿Dónde trabajan? Las industrias de tecnología, farmacia, servicios financieros (bancos), mineras y petroleras fueron algunas de las mencionadas por tener salarios superiores a la media.
"Los salarios de la industria informática están un 35% por encima del promedio de los trabajadores registrados", dice Mario Sosa, coordinador del Observatorio Permanente de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi). Esto se explica por la composición de la plantilla, ya que la cantidad de profesionales y técnicos es ampliamente superior a otros sectores. De acuerdo con las estadísticas de Cessi, el 38% de los trabajadores de la industria tiene estudios universitarios completos, el 31% está entre el tercero y quinto año de la universidad, el 14% son técnicos universitarios y terciarios y hay un 15% con secundario completo. Esto deja un 2% que no alcanzó ese nivel.
Sosa señala que el salario promedio de la industria de la informática y el software para diciembre se ubica en $ 4413, mientras que, según información del Ministerio de Trabajo y el Indec, el salario promedio en general es de 3263.
No todas las empresas de tecnología tienen el mismo nivel de salarios. Factores como que se encuentren incluidas dentro de una ley de promoción, que exporten o trabajen para el exterior y el nivel de facturación pueden incidir para empujar los salarios por encima de la media.
Gustavo Wurzel, director de Heidrick & Struggles, una firma global de búsqueda de ejecutivos de alto nivel y servicios de consultoría, puntualiza cuáles son "los sectores donde se pueden obtener ingresos más altos: minería, extracción de petróleo, farmacia y servicios financieros". Y cuenta que el público objetivo de su compañía son ejecutivos que ganan 10.000 dólares o más.
Wurzel observa que la minería y el petróleo pagan más porque no existe tanto talento relativo y por las condiciones laborales que muchas veces implican viajes o la radicación en zonas remotas. En el caso de las farmacéuticas, señala que constituyen una industria con altos márgenes que atrae talentos de alto perfil. "Para lo financiero se requiere un nivel de complejidad alto y estudios superiores en finanzas", agrega.
El director de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, Carlos Olivieri, opina que las petroleras y las farmacéuticas están en primera fila, además de aquellas que requieren habilidades especiales, como las de un elevado desarrollo tecnológico. En el otro extremo se encuentran las empresas de consumo masivo o grandes comercios, que ajustan sus márgenes, incluidas las compensaciones de todo su personal.

Los que más ganan

Cómo es el grupo de los que cobran US$ 2000 o más

77% Hombres
67,5% Más de 40 años
75% Educacion superior
66,8% Asalariados

Domingo 21 de marzo de 2010
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Para los jóvenes y las mujeres es más difícil
Los mejores salarios, entre mayores de 40 años


Los jóvenes asalariados y las mujeres son una pequeña minoría dentro del selecto grupo de trabajadores que tienen ingresos mensuales de 2000 dólares o más: la mayoría supera los 40 años y son hombres. De acuerdo con la información de la Encuesta Permanente de Hogares que elabora el Indec, correspondiente al primer semestre de 2009, el 67,5% de quienes cobran estos salarios tiene más de 40 años y el 77% son varones.
María Sol Benedetic, de la división de reclutamiento de la empresa de trabajo temporario Adecco, explica que quienes ganan 2000 dólares o más tienen en general más de 35 años. Aunque advirtió que en tecnologías de la información se pueden registrar inicios más bajos. Algunos de los puestos que acceden a estos salarios son los gerentes de marketing, administración, recursos humanos, finanzas, producción y mantenimiento.
Cristina Dalcol, directora ejecutiva de Talent Searchers de Voyer Group, señala, a partir de las búsquedas de su consultora, que en el segmento de los asalariados que ganan 2000 dólares o más hay un 80% de profesionales y un 20% de estudiantes avanzados que trabajan en empresas bajo los programas de jóvenes profesionales. Y cuenta sobre la base de las búsquedas del último año que este tipo de posiciones están concentradas principalmente en las áreas comercial, de tecnología, administración y finanzas, y, en menor medida, recursos humanos, compras y marketing.
En términos de edades, el 2% de los ocupados de entre 51 y 60 años tiene ingresos laborales iguales o superiores a 2000 dólares, mientras que 1,7% de los ocupados de entre 41 y 50 años alcanza esos niveles. Los porcentajes son aún menores para ocupados de entre 31 y 40 años (1,3%) o los menores de 30 años (0,2%). Desde la perspectiva de género se observa que el 1,5% de los hombres ocupados obtiene ingresos laborales iguales o superiores a 2000 dólares, mientras que en las mujeres este porcentaje cae al 0,6 por ciento.
Amalia Vanoli, de la consultora en recursos humanos Tiempo Real, explica: "Una remuneración de 2000 dólares es para gente que está fuera de convenio. Muchas veces los niveles más altos de operarios se topan con los profesionales". Y detalla que dentro de este rango de salarios se buscan puestos como analistas senior , líderes o jefes de proyecto que tienen un grado de responsabilidad y que requieren un alto grado de expertise . Por encima de los $ 10.000, se trata de puestos con gente a cargo.
Vanoli cuenta que algunas carreras como ingeniería eléctrica y mecánica son "especies en extinción". Esto permite que muchos jóvenes casi sin experiencia puedan acceder a niveles de salarios mucho más elevados que el promedio.
Domingo 21 de marzo de 2010
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Competitividad o pobreza: la decisión del Bicentenario

Pocas cosas encontrarán más acuerdos que el hecho de que nos hallamos inmersos, hace ya muchos años, en una senda de declinación del nivel de prosperidad de nuestra sociedad. Nuestro desempeño económico en los últimos cuarenta años ha sido decepcionante.
Tras la crisis, el mundo se dirige a una nueva normalidad en la cual el consumo y la inversión de los países desarrollados se ubicarán en niveles inferiores a los hasta ahora registrados. La oportunidad se centra, entonces, en los países emergentes. En el largo plazo, los primeros sufrirán las consecuencias del proceso de envejecimiento de sus poblaciones y las oportunidades se centrarán en países que hoy detentan gran cantidad de población, desarrollo medio y una distribución adecuada de habitantes jóvenes y maduros.
Se presenta para nuestro país una gran oportunidad. Pero ésta sólo generará mayor prosperidad para los argentinos en la medida que se materialice, de manera sustentable, en tasas de crecimiento del PBI per cápita similares a aquellas que logramos luego de la crisis del 2001 y una mejora significativa de la distribución del ingreso.
Los actuales niveles de inversión y productividad no son suficientes para alcanzar el objetivo planteado y menos aún para sacar a porciones relevantes de nuestros compatriotas de la pobreza. Para revertir la tendencia deberemos exportar e importar mucho más, incrementar el ahorro y la inversión y recrear el mercado de capitales. Ello, a su vez tendrá su impacto positivo en el consumo.
Necesitamos lograr mejoras drásticas en nuestra competitividad, bajo un concepto irrefutable: los países que logran para sus habitantes mayores niveles de prosperidad son aquellos que generan los más altos niveles de competitividad. En nuestro caso es también un hecho que mediante una relación causa-efecto nuestra competitividad ha sido históricamente tan decepcionante como nuestro desempeño económico.
¿Qué debemos entonces hacer los argentinos para lograr la drástica mejora de nuestra competitividad? Deberemos generar mediante el adecuado funcionamiento de nuestro "sistema político-administrativo" mejoras significativas, sistemáticas y continuas en los factores de competitividad del país. De esta manera generaremos las condiciones para que las empresas y nuestros emprendedores creen mucha más riqueza.
La decisión es: ¡competitividad o pobreza!
La gran mayoría de los países competitivos son "economías de mercado"; sus dos expresiones relevantes son: el "capitalismo de libre mercado" y el "capitalismo social de mercado". No existe un modelo que asegure un mayor bienestar dado que no existen grandes diferencias a nivel del PBI per cápita generado por cada modelo.
Si bien luce más funcional para nuestra idiosincrasia el capitalismo social de mercado, no es tan relevante la elección del modelo como sí, una vez definido, que hagamos las cosas bien.
Con ciertas excepciones, los países competitivos presentan sistemas democráticos, respeto a las libertades civiles, a los derechos de propiedad, al marco jurídico, estabilidad macroeconómica, regulación de los mercados de productos, finanzas y trabajo, política monetaria prudente y redes de protección social. Asimismo aseguran niveles adecuados de infraestructura, educación, oferta de trabajo e innovación.
En cualquiera de estos modelos, los países más competitivos presentan por habitante los niveles más altos en el comercio exterior total, en la inversión y en el mercado de capitales. Para lograr altos niveles en estas variables consiguen altos niveles de productividad como consecuencia de su "virtuosidad" en los "factores de competitividad". A su vez, los que logran una mejor distribución del ingreso logran mejor calidad de vida para su gente.
Con foco en la competitividad el mundo es variopinto. Encontramos países que, con una gran cantidad de población son altamente competitivos, como Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Japón. Superan los 60 millones y muestran niveles de PBI per cápita de 44 mil dólares anuales. Tienen grandes mercados internos, altos niveles de comercio internacional y grandes mercados de capitales. Reciben inversiones e invierten en el resto del mundo.
Luego encontramos aquellos que, en términos relativos a los dos primeros, tienen poca población y son virtuosos en su competitividad. Es el caso de Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Holanda, entre otros. Con una población de hasta 30 millones con niveles de PBI per cápita de 45 mil dólares anuales, su mercado es el mundo. Esa inserción en el mundo es la fuente de sus altos niveles de inversión, comercio exterior y de mercado de capitales. Sus empresas tuvieron y tienen que ser competitivas a escala global y sus Estados son responsables de proveer la plataforma para que ello así suceda.
Finalmente tenemos los países que, con una gran cantidad de población, son poco competitivos, como Brasil, China, Egipto, India, Indonesia, México, Tailandia y Vietnam. Tienen más de 60 millones, con poblaciones jóvenes y niveles de PBI per cápita de entre mil y 10 mil dólares anuales. Son grandes no virtuosos y representan un mercado de 3600 millones de habitantes
En estos términos nuestro país no detenta una gran cantidad de población, su población es joven, su PBI per cápita asciende a 8 mil dólares anuales y es poco competitivo.
En los últimos quince años las inversiones, además de ir hacia los virtuosos, fluyen masivamente hacia los grandes no virtuosos. Su población y bajos niveles de consumo representan grandes mercados, muchos de ellos con salarios bajos que los hacen ideales para la tercerización de producción y servicios para los países centrales.
Nosotros somos tan poco competitivos como los grandes no virtuosos. Pero tenemos poca población y baja inserción en el mundo. Con este estado actual, no recibiremos el efecto benéfico de las inversiones en general y las provenientes del exterior, en especial.

Debemos parecernos entonces a los pequeños virtuosos. Ser altamente competitivos. Nuestro mercado está en el MERCOSUR, 270 millones en lugar de 40 millones. Pero también está el resto del mundo. Y no solo con los productos primarios.
Para lograr esta virtuosidad es imprescindible generar un verdadero salto cualitativo. La mejora de la competitividad deberá constituirse en "una causa nacional".
Deberemos mejorar drásticamente la calidad de los factores de competitividad, fundamentalmente los referidos a: estabilidad del marco legal; independencia y calidad del sistema de justicia; respeto de los derechos de propiedad; transparencia en la generación de las leyes y políticas de gobierno; igualdad de oportunidades y educación; funcionarios públicos capaces, honestos y bien remunerados; transparencia en la gestión del gobierno; acceso a los mercados de capitales; fortaleza del sistema financiero y del mercado local de capitales; calidad de los partidos políticos y confianza en los políticos; conducta ética de las empresas; fortaleza de las asociaciones empresariales; responsabilidad de los sindicatos; calidad de la infraestructura; y la facilidad que proveemos a los agentes económicos para desarrollar negocios.
Tenemos la materia prima para hacerlo: los argentinos poseemos las virtudes para encarar nuestro futuro mejoramiento.

Por Alberto Schuster
El autor es senior partner de la consultora KPMG

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